LUISA CASTRO (Poeta española 1966-)
Y DEBO PREGUNTARME DÓNDE ESTARÁS AHORA…
Y debo preguntare dónde estarás ahora,
entre qué destrucciones, entre qué cadáveres,
recordando qué malditas aventuras de niños,
sólo de niños, pero
temprano
es una palabra no muy bella…
y yo ya no puedo con viejas historias
de novios
que se besan en los puertos y hacen el amor
en los portales,
no puedo ya con las leyendas heroicas de
mi pueblo, no
tengo apenas un miedo que
devaste las canciones
y no sé si es prematuro decir
que casi te amo
cuando la palabra
triste deja de pasar sobre
las conciencias
IMPOSIBILIDAD
DEL
AMOR
TURCO
Sólo hay un pan inútil y trabajoso
y niños que se suicidan gentilmente
debajo de
la escalera, sangre
que desborda
el cuarto de las escobas, y
un muerto fragilísimo cayéndose
justamente
cuando una órbita se abre y olvida
sus sucesiones,
cuando algo ha perdido el ritmo
y desconoce, de pronto, sus herencias
de engranaje.
LOS CHICO QUE VIVÍAN EN LA CUIDAD NOS TENÍAN MIEDO…
Los chicos que vivían en la cuidad nos tenían miedo.
Levantaban hermosos castillos en la playa
por un minúsculo puzzle Michelín,
hinchaban globos durante horas,
paseaban el espigón, comían pececitos con sabor a gasoil.
Los besos temerosos de los chicos de la cuidad
sabían a gasoil, napolitanas
y miedo.
Cuando mi primos amenazaba con su presencia
los chicos de la cuidad se ponían los chubasqueros
y corrían a refugiarse En castillos altísimos de virtuosas construcciones.
solitarios.
Nosotros no teníamos tiempo para puzzles ni castillos:
Respetábamos la arena.
FILOSOFÍA DE MARÍA
I
A tiempo estás, todavía eres joven
para hacer de tus días algo puro y hermoso
que remanse el corazón
y a ti misma te agrade
como agua de una fuente que limpia la garganta
pero aquello que dejó su marca para siempre
en la más tierna edad,
lo que fue delineando las rayas de tu frente,
el daño que agrietó tu integridad
y la volvió contra ti
y te hizo la peor de tus enemigas,
que con saña y con rabia anegó
la tierra verdadera donde pisabas firme
hasta alcanzar el fondo
sin tener felicidad; Aquello que maldijiste y rechazaste
de palabra y de hecho,
que tiempo te llevó odiar y combatir
y que te llevó fuerzas y no te dio descanso, con hierro y con harina olvídalo.
Porque la lucha es trabajo
que debe terminar allí donde comienza
y ya el cuerpo se ocupa,
pero que no ocupe la mente
pues soldados hay que nunca están pagados
de ver bullir la sangre
y de esto hacen oficio
y de esto comen
y de esto dan de comer,
y otros hay que combatiendo la infamia
dDesde la mañana a la noche
sin otra cosa no viven
y no con otra se acuestan.
Peligros tiene la guerra y ese es uno:
aprender la estrategia del enemigo,
empuñar sus armas,
acabar por vestir su chaleco.
Y otro aún más grande
qQue es perder la vida.
Y aún el peor de todos
que es la avaricia de sangre
y de los tristes himnos de la victoria
que sólo a los cobardes infunden valor
y hacen llorar a los niños,
avergonzarse a las mujeres
y a los viejos Desear la muerte.
II
Un corazón de harina
debieras ser.
Toda de harina por dentro
y por fuera de hierro.
Que la lluvia y el viento y todo lo que va hendiendo
cada capa de piel
lo sepulte un blando corazón de harina,
lo guarde un cajón secreto.
Nada pase hacia dentro
que no atraviese la dura armazón de hierro.
Quede en la corteza lo que el corazón no ama,
no pase hacia dentro lo que rompe el corazón.