el responder los email rápido, ¿es parte de mi identidad?

mi problema es con los contenidos de la identidad, con el "uno", con el "ser uno".

pienso que el ser es ante todo existencia, que no hay esencia a no ser como estela, como algo posterior.

no tengo problemas con la identidad vista desde el vínculo, como un reflejo de lo que soy en los ojos del que miro, pero sí tengo problemas cuando ese reflejo se interioriza en el otro y pasa a ser un cartón de mi misma.

pienso que la libertad es la ocasión de no pertenecer a nuestras imágenes, sino debernos a nuestra existencia, por eso reivindico lo abierto como el espacio en que el que entro libérrima.

entiendo la integridad como coherencia, y podría entender la identidad como integridad en términos de carácter, es decir como un "sello" o "hilo conductor" de lo que somos, pero nuevamente me asalta la duda ¿qué somos? ¿dónde está el rincón de la verdad? ¿hay realmente un cuando en el que se diga "soy"?

soy un tejido de redes que me circundan, soy el espacio para la interpelación, soy también respuesta y compromiso porque hay en algún punto de nuestra constitución, un arraigo solidario que me ata a la especie. yo diría que un sustrato animal que opta por dejar de percibir alimento si es a costa de que otro sufra (aunque humanos tergiversados no estamos a la altura del animal, en muchos casos).

comparto el análisis estructural que haces de la identidad, la posición que le das en el marco de la referencia, cómo la relacionas a la autoridad (me gusta esta incorporación también), pero mi problema con la identidad es con lo existencial. voy a la vida ¿soy siempre la que me escojo ser?

pienso que además de las voces del deseo y de la policía, nos acosan otros textos, los valores, los compromisos, los sentidos, los afectos, los amores, los anhelos todo aquello que comparece en la construcción de seres sociales en la que terminamos (y comenzamos) siendo una identidad. esta sería la dimensión "positiva" de la identidad, vista como construcción. sin embargo existe un juego perverso con la identidad que tiene que ver con la adaptación y el sacrificio. somos demandados a ser según estándares de calidad, constantemente se nos piden pruebas para merecer el reconocimiento de la legitimidad entre humanos. aquellas respuestas desde la referencia, la responsabilidad y el compromiso, aveces son pequeños sacrificios en nombre de la convención. no somos, todavía, lo suficientemente libres, libérrimos, para no requerir de la identidad como una moneda de cambio de lo que somos.

me gustaría ir a los otros como a un abismo, como volviendo de un sueño sin memoria, sin ser como sustancia, pura existencia en apertura. pero nuestra vida social requiere de ciertas seguridades, de que no nos asalte la locura y el flujo en su seno, y en ese relato, requiere de nosotros que respondamos con coherencia (¿integridad?); requiere, por nuestro propio bien, que midamos nuestra entrega y calcemos las confianzas en la construcción segura de lo que venimos siendo en arbitrario acuerdo (identidad).