los estudiantes

 

-¿cómo te fue? –pregunta lópez

-ahí nomás –responde sandra

-¡que hueva¡

-si –dice sandra

-¿vamos por una pílsen?

-vamos

sentados en la mesa, en el rincón oscuro de la pocilga, lópez como todo hombre que está desecho pidió y pagó por adelantado

-quiero cuatro cervezas, aquí tiene la plata y tráigalas de a una

sirvieron los vasos. pasaron algunos minutos sin que hablaran palabra

-con esto me retiro –dijo lópez

-puedes apelar –dijo sandra

-¡y las huevas!

-trata por lo menos

-para ti es fácil

-a mi también me fue mal

-pero yo tengo que apelar

-¿y?

-tu solo tienes que abrir las piernas

-imbécil

-pero es verdad. el profe te mira te tiene ganas

-idiota

bebieron en silencio.

bebieron en silencio la primera y la segunda cerveza lanzándose miradas torvas. cuando llegó la tercera ella rompió el silencio

-bueno ¿ y qué?

-eso digo yo

-es mí futuro

-es tú futuro

-yo hago lo que quiero –dijo ella derramando la mitad del vaso

-en estos casos quisiera ser mujer

-¿qué quieres decir?

-todo eso, que el profe te tiene ganas, vas a tener tu oportunidad aprovéchala. yo en cambio me voy. se acabó

-espera un minuto, pensemos

-eso es lo que mas hago. pero no me sale bien

-pensemos juntos.

-¿qué quieres decir?

-si, tu y yo. como tu bien dices el profe quiere

-...

-...

-sigue –dijo él

-bueno el profe no es feo, es joven, yo podria...

-...

-hacer algo por ti

-y por qué ¿quién soy yo? un pobre huevón que reprobó por segunda vez y no voy apelar esto no es un juzgado esto es una universidad.

-pero tu dijiste...

-que el tipo te tiene ganas

-si

se miraron a los ojos. el los bajó. el la quería

-no, no puede ser –dijo lópez

-¿tienes miedo?

-si, miedo, escrúpulos, dignidad y respeto por mi mismo

-pero si estas acabado, después de esto no hay nada. solo vacío. cesantía y pobreza

-hazlo por ti, yo no quiero ese bote

- te quiero –dijo ella

se miraron nuevamente larga y pesadamente. lópez se hizo en un segundo diez años mas viejo

-yo también te quiero –dijo él

llegó la última cerveza. desde donde estaban se veía el auto del profesor. con un movimiento de cabeza ella comprendió todo. se levantó de la silla y esperó al profesor sentada en el capó.

 

 

fin

 

 

nicolas grabowski, junio 2002