JOAQUIN SABINA

 

Mentiras piadosas

Cuando le dije que la pasión

por definición, no puede durar

¿cómo iba yo a saber

que ella se iba a echar a llorar?

"No seas absurdo -me regañó-,

esa explicación nadie te la pidió

así que guárdatela,

me pone enferma tanta sinceridad"

 

y así fue como aprendí

que en historias de dos

conviene a veces mentir,

que ciertos engaños son

narcóticos contra el mal de amor

yo le quería decir que el azar

se parece al deseo,

que un beso es sólo un asalto

y la cama es un ring de boxeo,

que las caricias que mojan la piel

y la sangre amotinan

se marchitan cuando las toca

la sucia rutina.

 

Yo le quería decir la verdad

por amarga que fuera,

contarle que el universo era más

ancho que sus caderas,

le dibujaba un mundo real,

no uno color de rosa,

pero ella prefería escuchar

mentiras piadosas.

 

Y cuando por la quinta cerveza le hablé

de esa chica que me hizo perder

la cabeza, estalló:

"¿Vas a callarte de una vez, por favor?"

 

Y así fue como aprendí

que en historias de dos

conviene a veces mentir,

que ciertos engaños son

narcóticos contra el mal de amor.

Yo le quería decir la verdad

por amarga que fuera,

contarle que el universo era más

ancho que sus caderas,

le dibujaba un mundo real,

no uno de color de rosa,

pero ella prefería escuchar

mentiras piadosas.

 

 

 

Bruja

Bruja, si aterrizas

con tu escoba un día en mi balcón,

ve con cuidado,

yo disparo al corazón.

 

En tus redes

no me atraparás como a un ratón,

bruja, aunque vengas

disfrazada de Marilyn Monroe.

 

Piénsatelo bien antes de poner tu pie en mi balcón,

no sea que tu escoba me barra la alcoba y me haga de bastón,

¿qué van a decir todos los que a ti te llaman,

si saben que lloras, besas, te enamoras y me haces la cama?

 

No había debajo

del disfraz que te ponías tú

más que una niña

a la espera de un príncipe azul.

Ibas para reina,

pero un hechicero te dejó,

sí, convertida

en una pobre bruja del montón.

 

Piénsatelo bien antes de poner tu pie en mi balcón,

no sea que tu escoba me barra la alcoba y me haga de bastón,

¿qué van a decir todos lo que a ti bruja te llaman,

si saben que lloras, besas, te enamoras y me haces la cama?

 

Los perros del amanecer

A la hora del atraco y la pasión,

cuando el infierno acecha en la escalera,

cuando pierde los nervios la razón

y cruza el perseguido la frontera,

a la hora de abrazar,

a la hora de matar.

 

A la hora en que se afeita el violador

y duerme el centinela en la garita

y sueña con la gloria el mal actor

y deshoja el deseo se margarita,

a la hora de apostar,

a la hora de rezar,

cuando vuelan los pájaros de la ansiedad.

 

Cuando el olvido tarda en acudir,

cuando diseña el preso el plan de huida

y el usurero esconde su botín

y cuenta las pastillas el suicida,

a la hora del desamor,

a la hora del sudor.

 

Al hora del primer despertador,

cuando entra al metro el exhibicionista

y llora el eyaculador precoz

y se masturba la telefonista,

a la hora del ardor,

a la hora del terror,

cuando cantan los grillos de la depresión.

 

Cuando los besos saben a alquitrán,

cuando las almohadas son de hielo,

cuando el enfermo aprende a blasfemar,

cuando no salen trenes para el cielo,

a la hora de maldecir,

a la hora de mentir.

 

Cuando marca sus cartas el tahúr

y rompe el músico su partitura

y vuelve Nosferatu al ataúd

y pasa el camión de la basura,

a la hora de crecer,

a la hora de perder,

cuando ladran los perros del amanecer.

 

Eclipse de mar

Hoy dice el periódico que ha muerto

una mujer que conocí,

que ha perdido en su campo el Atleti

y que ha amanecido nevando en París.

 

Que han pillado un alijo de coca,

que a piscis y acuarios les toca

el vinagre y la hiel,

que aprobó el parlamento europeo

una ley a favor de prohibir el deseo,

que falló la vacuna anti-sida,

que un golpe de estado ha triunfado

en la luna y movidas así.

 

Pero nada decía la prensa de hoy

de esta sucia pasión,

de este lunes marrón,

del obsceno sabor a cubata

de ron de tu piel,

del olor a colonia barata

del amanecer.

 

Hoy, amor, como siempre,

el diario no hablaba de ti

ni de mi.

Hoy dijo la radio que han hallado

muerto al niño que yo fui,

que han pagado un pasote de pelas

por una acuarela falsa de Dalí,

que ha caído la bolsa en el cielo,

que siguen las putas en huelga

de celo en Moscú,

que subió la marea,

que fusilan mañana

a Jesús de Judea,

que creció el agujero de ozono

que el hombre de hoy es el padre del mono

del año dos mil.

 

Pero nada decía el programa de hoy

de este eclipse de mar,

de este salto mortal,

de tu voz tiritando en la cinta

del contestador,

de las manchas que deja el olvido

a través del colchón.

 

Hoy, amor, como siempre.

el diario no hablaba de ti

ni de mi.

 

A ti que te lo haces

A ti que te lo haces

de baile de disfraces cada día,

a ti que te lo montas

de niña tonta en medio de una orgía,

a ti que me has ganado

con un naipe marcado la partida,

a ti que te has colado

en el coto privado de mi vida,

a ti que aún no sabes

los besos que te caben en la boca,

a ti que has comprendido

a veces el olvido se equivoca,

a ti que has preferido

vivir como si nada fuera eterno,

a ti que has compartido

conmigo una almohada y un infierno.

 

A ti que has decidido no prestar atención

a frases del tipo "ese menda va a ser tu ruina",

a ti que has detenido con un beso el reloj,

a ti que me enfermas,

a ti que eres mi envenenada medicina.

 

A ti que vas deprisa

por medio a que la risa se marchite,

a ti que te diviertes

jugando con la muerte al escondite,

a ti que has levantado

el árbol de tu nido en mi tejado,

a ti que has dirigido

la flecha de cupido a mi costado.

 

A ti que has decidido no prestar atención

a frases del tipo "ese menda va a ser tu ruina",

a ti que has detenido con un beso el reloj,

a ti que me enfermas,

a ti que eres mi envenenada medicina.

 

Amor se llama el juego

Hace demasiados meses

que mis payasadas no provocan tus

ganas de reír.

No es que ya no me intereses,

pero el tiempo de los besos y el sudor,

es la hora de dormir.

 

Duele verte removiendo

La cajita de cenizas que el placer

Tras de si dejó.

Mal y tarde estoy cumpliendo

la palabra que te di cuando juré

escribirte una canción

 

Un dios triste y envidioso

nos castigó

por trepar juntos al árbol

y atracarnos con la flor de la pasión,

por probar aquel sabor.

 

El agua apaga el fuego

y ardor los años,

amor se llama el juego

en el que un par de ciegos

juegan a hacerse daño.

 

Y cada vez peor

y cada vez más rotos

y cada vez más tú

y cada vez más yo

sin rastro de nosotros.

 

Ni inocentes ni culpables

corazones que desbrozan el temporal,

carnes de cañón.

No soy yo, ni tú, ni nadie,

son los dedos miserables que le dan

cuerda a mi reloj.

Y no hay lágrimas que valgan

para volver

a meternos en el coche

donde aquella noche, en pleno carnaval,

te empecé a desnudar.

 

El agua apaga el fuego

y ardor los años,

amor se llama el juego

en el que un par de ciegos

juegan a hacerse daño.

 

Y cada vez peor

y cada vez más rotos

y cada vez más tú

y cada vez más yo

sin rastro de nosotros.