SILVIA RODRIGUEZ (Chile)

 

BELLEZA CON AROMA A RIOS Y MENTA

 

 

La Amante del Cantar de los Cantares

no fue escrita pero fue sentida

antes y después de ser condenada

por la hermosura de sus senos.

 

Fue el ensayo de una equivocación perfecta.

La forma del pecado y la condena.

El sacrificio para tus dioses.

La coleccionista de tus miedos.

 

Es la razón de vuestra debilidad

la culpable de vuestra condena

pero

no la culpeís tanto de vuestro pecado

que Dios tiene deudas pendientes con ella

y no le importará vuestras ofrendas.

 

Soldados, Profetas, Presidentes, Borrachos

han bebido y fornicado en su aposento

para después señalarla con el dedo

y escupir en su puerta.

 

El único que no escupió sus entrañas

fue el poeta,

amó el dolor insultado de sus caderas

el paisaje nocturno, el averno divino

del cual todos se sacian y luego condenan.

 

La amante del Cantar de los Cantares

es hogar con aroma a ríos, vino, misterio

recibe orgasmos de padres e hijos

y risueña viste de humo

para obedecer a su destino.

 

 

LA QUE SOY

 

La mujer que soy

vive en acuarelas

donde ángeles embarrados

custodian el vértigo y la razón

de este cáliz.

 

La mujer que llevo de tanto andar

ha perdido la infancia

en un amanecer sin leyenda,

es vigilia infinita de formas,

grito y lengua.

 

Busca en el carnet su identidad

reconoce que su nombre

no es sustantivo propio,

es común como ella.

 

La mujer que soy

es enigma y certeza

se asombra de sobrevivir

y continuar oliendo

a montañas.

 

La mujer que llevo

le sopla a dios

su verdad fetal:

de nieve más tierra

nace el barro primogénito.

junio-2000

 

 

VUELVO DE MIS NOCHES

 

He vuelto de mis noches neuróticas

para romper el vacío que me gobierna

y buscar los ideales olvidados

en el mostrador de este siglo.

 

En medio de hamburguesas y completos,

camino sorda a las ofertas de hombres

prostitutas y niños,

camino inmune a la bilis de la ciudad

al cosmos de intermitentes y semáforos

camino aspirando el humo de mi cigarro

sólo el humo de mis viejos cigarros.

 

Sostengo el gordo aliento de la sangre

disparo besos, tristeza, alegría

a la pupila insensible

al cemento de la boca

a la trinchera indolente

del humanoide.

 

Qué importa si el software de mi PC es añejo

como esta copa de vino,

que importa si estoy conectada a internet o TV cable

que importan los avances si no me conecto conmigo?

 

 

JULIO’00