Cerro
de Pasco ya tiene un siglo de explotación minera.
Es tierra de cobre, hierro, plata, plomo y zinc,
principalmente. Fidel Torres dice que "no tiene más
desarrollo que el de un pueblo joven". Pero no hay necesidad de viajar
hasta Copiapó, Chile, para explicar si hay o no
desarrollo.
A
unos 2.500 metros de altura, en un desfiladero,
Turmalina no es más que un infausto recuerdo.
Cuando comenzó la extracción de metales. En la
base del inmenso barranco, el valle de Canchaque
recibía a citadinos turistas que buscaban
relajarse con paisajes verdes y exóticos,
propios de una sierra relativamente joven
geológicamente hablando, y el agua más pura que
se podía encontrar en todo el departamento.Pura, hasta que un buen
día, los peces no hacían sus acostumbradas
piruetas, sino que parecían muertos aguas abajo.
De otro lado las aguas se volvieron imbebibles.
Varias mujeres de Canchaque reportan fibromas o
quistes. No hay una explicación al respecto,
pero entendidos no descartan que haya conexión.
Cuando el viajero sube el cerro Huando, rumbo a la
ciudad de Huancabamba, se topa con restos de un polvo
negruzco a lo largo del camino: mercurio pulverizado (Hg)
Así que no
siempre la minería o la extracción de
hidrocarburos trae bienestar. No implican polos
de desarrollo para los ciudadanos y las
ciudadanas comunes y corrientes.
Desde que el
petróleo catapultó a Talara, a inicios del
siglo pasado, la riqueza se amasó en manos de
capitalistas estadounidenses. Cuando fueron
forzados a abandonarla tras el golpe de
estado de Juan Velasco Alvarado, en 1968, esa ciudad se
convirtió en la ciudad más cara de Piura,
título que sigue conservando.
Ahora
hay preocupación pues se agotan las reservas.
Inversionistas miran al este, en las áreas
desérticas de Sullana y Paita, donde hace dos
años se descubrieron yacimientos de
hidrocarburos. Tal parece el oro, o lo que sea, brilla por
doquiera para los que quieren dinero rápido.La segunda ciudad más cara es
Paita, al sur, puerto de primera importancia y
objetivo de capitales brasileños y ecuatorianos.
En 1998, la bahía del mismo nombre se contaminó
por los desagües de las compañías pesqueras.
Las autoridades reaccionaron cuando nada se pudo
hacer.
En contraparte,
las ciudades más baratas (y surtidas) son las
que fundamentan su economía en la agricultura --Sullana,
Piura, Chulucanas,
Ayabaca y Huancabamba.
Por supuesto, ese
costo más barato (la mitad de Talara) está
condicionado a una agricultura empobrecida y una
economía de subsistencia basada en el trueque.
El dinero satisface, casi siempre, lo superfluo:
accesorios personales, artefactos y alcohol.
Si la gente del
campo administrara mejor sus tierras, se alimentarían
con sólo un cuarto de hectárea bien surtido. El resto
de la propiedad podrían paliar el resto de sus
necesidades. Las ganancias se podrían reinvertir en las
siguientes campañas.
El punto es que la gente
no produce al total de su capacidad, no sólo por falta
de dinero, debido al asistencialismo. El gobierno y
empresas como Manhattan lo saben y lo utilizan
para ganar preferencias: recibe, recibe, todo lo haremos
por ti, no hagas nada.
Manhattan apoyó
campañas muy onerosas, financiando capillas,
aulas y obras similares en la comunidad de San Juan de
Locuto (enfrente de Tambogrande), la filial del centro pre-universitario de la
Universidad
Nacional de Piura, créditos a PYMEs a través de la
gubernamental PromPyme, y concursos escolares
sobre la explotación minera con grandes premios para la
gente de esta zona. ¿A cambio de qué?
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