Si
Eva no hubiera mordido la manzana, seríamos
inmortales. Pobre Eva. ¿Cuidaríamos nuestro
futuro si fuéramos inmortales? Se nos vende un estilo de
vida donde vale 'estar mejor' a toda costa,
incluso de la tierra. El hecho es que no nos
pertenece, sino al revés, teniendo la capacidad
de mejorarla con técnicas perfeccionables, que
favorezcan nuestro bienestar y faciliten el
desarrollo a mayor grado de quienes decidirán en
el futuro. ¿No lo estamos planteando?
Si por explotar la
mina, desencadenamos los efectos antes descritos,
¿qué debe esperar la generación que ahora
está naciendo? Y lo mismo deben pensar quienes
apoyan la agricultura.
Por ambos lados
hay un reto enorme basado en lo-por-suceder, y
que está en nuestras manos encaminar.
Sólo cuentan dos
opciones: todo el desarrollo del mundo a costa de
nuestra vida, o un penoso camino de devolver
productividad al campo que nos da de comer
sanamente.
El tiempo acabó.
Es hora de decidir.
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