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Actualizado: viernes, 17 de agosto de 2001 17:38:50 -0500

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Música/Sociedad

(Re)tokando la realidad

"Piura...la ciudad del eterno calor, el cebiche, la chicha, sus playas, su gente acogedora y un güevón llamado grau que nunca hizo algo por su gente... pero también la ciudad con altos índices de machismo y conformismo como mierda. NO SÉ HASTA CUÁNDO." (De la retira de carátula de Cuando los problemas externos se vuelven un problema interno)

por Nelson Peñaherrera Castillo nelsonpenaherrera@journalist.com

Distorcionada Realidad (Más fotos. Pídalas presionando aquí)

Los "subtes" ya no suelen cortarse el cabello al estilo sioux, ni teñirlo de colores, ni vestir ropas de cuero. Si bien ya no suelen, todavía quedan algunas personas que se resisten a dejar una costumbre que, durante mucho tiempo, terminó por estereotiparlos como locos, drogadictos, delincuentes, y en el peor de los casos, 'especie' por exterminar.

"Lo que importa es que te sientas bien", dice Adolfo Infante, 25, aunque, de vez en cuando uno tiene que ceder en algo hasta rozar el límite de la claudicación, como cierta noche, en que presionados por los organizadores de un concierto, decidieron cambiarse el nombre a DR.

CONT@CTO

Distorcionada Realidad recibe correspondenci@ en drealidad@hotmail.com, o visítelos en su sitio en Internet

Sin embargo, Adolfo, su hermano Francisco (29), Elio (21) y Kike saben que por ningún costado son DR, aunque eso implique economizar letras. Son Distorcionada Realidad, un grupo 'subterráneo' que comenzó como un proyecto de 'patas' (peruanismo por "amigo") en 1995.

Según Fernando, son producto de un movimiento que en 1988, movió a mucha gente a hacer música por el "gusto de que estaba haciendo su propia música".

Hijos del movimiento punk, originado en Inglaterra, durante los '60s, o no, consideran que la sociedad debería basarse en los talentos de cada quien, en un contrato social basado en la bondad y la cooperación, los liderazgos espontáneos, y la ausencia de autoridades políticas: el fin del sistema.

"Hacer lo que nos salga"

"Nuestro estilo ha ido variando con el tiempo", dice Fernando. "La primera sonaba punk; la segunda, alternativa".

"Desde un inicio nos planteamos hacer lo que nos salga y probar diferentes estilos", interviene Adolfo"

Con la ayuda de Javier Doig, un muchacho ligada a la movida subte y dueño de un estudio independiente de grabación en Piura, han logrado elaborar tres demos: dos en cassette, y uno reciente en disco compacto. "Siempre nos ha apoyado", dice Fernando.

El primero se grabó en vivo, en 1998; el segundo estrenó nombre, Explorando mi interior, publicado el 21 de marzo de 1999. El tercero fue intitulado Cuando los problemas externos se vuelven un problema interno, y ha visto la luz apenas hace unos meses, en abril, durante las elecciones presidenciales.

Hacer un demo cuesta el equivalente a 83 dólares americanos al cambio actual, que sale del bolsillo de los integrantes, pues dicen que no les interesa ganar ni por conciertos, ni por venta de sencillos, ni por derechos de autor; pero también el bolsillo tiene un tope: "Tenemos la idea de hacer rifas, pero no hemos podido hacer nada de eso".

La inversión no reditúa, pues su música no es aceptada en el circuito comercial, que aún está inundada por la tecnocumbia, la fusión peruana explotada por el ex presidente Alberto Fujimori, y que, según algunos intelectuales, fue parte de una campaña psicosocial del gobierno, destinada a "adormecer la conciencia colectiva".

"Las radios quieren que programes [música] comercial. Hemos sido criados desde la escuela para escuchar cierto tipo de música: si quieren escucharnos, que lo hagan como queremos que nos escuchen."

Algunas personas familiarizadas con las movidas les han apoyado, como Mario Tabra, actual funcionario del ayuntamiento de Ayabaca (sierra de Piura), que les invitó a tocar en los fríos Andes, o Enrique Cavero, jefe de programación de radio Cutivalú de Piura, quien les ha brindado espacios en un medio segmentado para la zona rural. Tuvieron éxito.

"Sentirme bien conmigo mismo"

"Let's solve the world's problems" (Alanis Morissette, So Pure)

"Los medios de comunicación, los gobiernos, la educación misma, la comunidad, los padres parametran una realidad que nos venden. Hay el cuento del futuro, que en el mundo las personas deben ser buenas", explica Fernando cuando se le pregunta por el nombre del grupo, Distorcionada Realidad.

Ellos ensayan en la casa de Fernando, ubicada en Ignacio Merino, un suburbio en la zona noroeste de la ciudad de Piura.

Actualmente, junto con el resto de la movida subte, los chicos están concentrados en brindar mayores espacios donde la gente pueda reflexionar; pero de primera mano, el diálogo intergeneracional no se ve como una prioridad, pues "todos los padres son entes represores en diferentes grados".

"Los padres no deben convertirse en dictadores, sino en guías", dice Fernando. "Hemos visto y sentido la presión de estudiar una profesión", pues al fin y al cabo dentro del sistema hay que ver con qué se para la olla. Pero "lo que quiero es sentirme bien conmigo mismo, luego, seguir la profesión que yo quiera", sostiene Elio, el vocalista.

Las tocadas son los lugares para explorar esa sensación de bienestar, sentir la música y liberar los sentidos... "No es como un concierto normal", dice Mariela, la enamorada de Fernando. "A alguien no le gusta porque la gente va con cabello largo, vestida de cuero, por el pogo, la forma de cantar fuerte."

El pogo es una especie de empujón amistoso entre la concurrencia de la tocada, que para Fernando posee propiedades terapéuticas: "Es para desfogar la mala vibra. No es la única: hay gente que baila sola, mueve la cabeza..."

La música no es la única manifestación de la cultura subte; también se hace poesía, teatro, pintura y tatuajes.

"Haces lo que tú quieres", cuenta Adolfo, ¿incluyendo drogas? "Drogas hay en todo lugar. La adicción sale de que no eres consciente que te haces daño", puesto que la filosofía consiste en dominar los elementos, y no al revés. Fernando cuenta de personas que se volvieron adictas: "Se han salido [de la movida] por drogas, o porque no soportaban saber que no tenían control sobre sus vidas."

No creo

Pueden expresarse ahora libremente, pues si esto lo decían años antes, probablemente la dictadura los hubiera acusado de subversión.

"No creemos en el gobierno, ni las autoridades, porque la gente con su experiencia puede guiarse sola", dice Fernando. "Si haces las cosas bien, no tienes que aceptar a la otra persona."

El individualismo se rompe ciando la comunidad necesita de algo, entonces hay que "compartir experiencias y medios de producción" para lograr un modelo autogestionario "y sin cabezas; sólo con guías".

Las comunidades basadas en una estricta división de trabajo pueden interrelacionarse con otras similares mediante el trueque. No hay dinero en ese esquema, y el trabajo sirve para paliar cuestiones urgentes.

Hay "un mundo materialista, donde ingresas a la explotación", sostienen. "Yo no quiero tener plata, quiero sentirme bien conmigo mismo. Me sentiría bien viviendo en la sierra, entre cuatro palos", interviene Fernando.

Adolfo opina que "el trabajo es esclavismo; sería bueno que por lo que haces, te paguen lo justo". No es un castigo ni una bendición de Dios, pues su existencia también está en cuestión.

"Trabaja porque te nace hacerlo, como una contribución espontánea al desarrollo."

Sus canciones hablan de esa disconformidad y la falta de justicia, a la que dicen combatir: "Con letras, decimos a la gente lo que pensamos." Música alternativa pura, "como una expresión", diría la canadiense Alanis Morissette, de quien lo chicos admiran su versatilidad.

(La Morissette, una seguidora del punk en sus inicios, es compositora, cantante, productora, directora y guionista de sus vídeos, toca --por lo menos eso dicen los créditos-- cuatro instrumentos musicales distintos y tomó algunas de las fotografías del folleto de su álbum Supossed Former Infatuation Junkie. ¿Ahorro de costos? "No. Eso se llama capacidad", dicen en su sitio oficial en Internet.)

Nadie es perfecto

El hecho es que la gente no lo acepta. Su música, en el mejor sentido del sonido, no se basa en acordes, sino en impulsos de guitarra, hábilmente sazonados con una voz raspante del vocalista.

No los aceptan padres o madres de familia y personas adultas; tampoco muchos jóvenes: "ya viene con represiones en su interior y dicen 'esos patas están locos'", lo que se supone debe liberarse a través de la movida.

Fernando dice que la gente subte normalmente opta por dos caminos para acoplarse al sistema: trabajar en algo, o terminar siendo lo que el llama "parásitos sociales", es decir, la gente que, por ejemplo, termina vendiendo collares y hojalatería multicolor en las esquinas de la ciudad.

La incomprensión ha llevado a que se les margine incluso de eventos donde supuestamente hay espacio para todos.

Adolfo cuenta que en el último Día de la Música, tuvieron que cambiarse el nombre de Distorcionada Realidad a DR, para que les dejaran tocar, y mintió al decir que ese era el nombre de dos integrantes, y que tocaban baladas, según él, había notado que los productores del concierto los estaban desplazando, y dando preferencias a un conocido grupo local.

Pero la cuestión no viene de fuera, a veces dentro de la misma movida, hay separaciones. En una ocasión, cuando la banda Último Recurso --ligada a su historia por haberle abierto camino al público-- tocó, algunas personas se sintieron incómodas, pues estaba compuesta por chicos de clase acomodada, y los hicieron de lado.

Por otro lado, a la movida van más hombres que mujeres. Mariella, la enamorada de Fernando, dice que no va con tanta frecuencia como ante, y el chico admite que hay "cierto complejo con el género".

Incluso el mismo grupo siente que no se les acepta por lo que dicen. Ellos mismo se censuraron en una ocasión cuando se negaron a tocar una fusión de rock y marinera, un baile típico de Piura, cuyo tema ni siquiera recuerdan.

"Todavía traemos taras", dice Fernando; por su parte, Adolfo insiste en que "tocamos lo que nos salga". Elio remata diciendo que "no nos reprimimos", pues de hacerlo, equivaldría a traicionar su lucha y sus ideales. El 25 de agosto tocarán en Sullana. Será motivo para probarlo.

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