Stevan Harnad
Cognition et Mouvement URA CNRS 1166
Universite d'Aix Marseille II
CvdB - traductor
(1993)
vida artificial y su evaluación
test de Turing vs. test de Turing total
vida sintética vs. vida virtual
cimentar los símbolos vs. no cimentar
Harnad, S. (1993) Artificial Life: Synthetic Versus Virtual.
Artificial Life III. Proceedings, Santa Fe Institute Studies in the
Sciences of Complexity. Volume XVI.
La vida artificial puede tomar dos formas: sintética y virtual. En principio, los materiales y las características de sistemas vivos sintéticos se podrían diferenciar radicalmente de los usados en los sistemas vivos naturales y a pesar de ello todavía asemejarse a ellos lo bastante para estar realmente vivos si están "grounded", esto es, fundados o se cimentan sobre las interacciones causales relevantes del mundo real. Los sistemas "vivos" virtuales (puramente computacionales), en contraste, son aquellos sistemas simbólicos "ungrounded", o sea infundados o no cimentados, que son sistemáticamente interpretables como si estuvieran vivos; en realidad no están más vivos que lo que un horno virtual pudiera estar caliente. Los sistemas virtuales se consideran mejor como "oráculos simbólicos" que se pueden utilizar (interpretar) para predecir y para explicar sistemas verdaderos, pero no más que eso. La sobreinterpretation vitalística de la vida virtual se relaciona con el sobreinterpretación animista de las mentes virtuales y probablemente se basa en una intuición implícita (y posiblemente errónea) que supone que las cosas vivas tienen vidas mentales reales o potenciales.
De cualquiera de ambas maneras, la estrategia de la Sala China no funciona. ¿Por qué? Porque la mera transducción óptica es un caso más de los muchos casos que hay bajo el sol -- incluyendo el tacto, el movimiento, el calor, el crecimiento, el metabolismo, la fotosíntesis, e incontables otras funciones "analógicas" -- cuyo mecanismo NO pone en práctica implementaciones mediante manipulaciones simbólicas "implementación-independientes". Y solamente estas últimas manipulaciones son vulnerables al argumento de Searle.
Esto sugiere inmediatamente una variante más exigente del test de Turing (TT)-- que he llamado el test total de Turing (TTT) -- que, siendo diferente del TT, resulta no solamente inmune al argumento de Searle sino que reduce el nivel de indeterminación del modelado de la mente al nivel normal de indeterminación de una típica teoría científica.
(Harnad 1989, 1991). El TT tiene claramente demasiados grados de libertad, porque nosotros nos damos cuenta que el ser humano tienen muchas más potencialidades que la de ser un buen compañero en el intercambio de mensajes, que es lo medido por el referido test. El TT pone énfasis en nuestra capacidad lingüística, pero ignora todas nuestras capacidades robóticas, nuestra capacidad de discriminar, de identificar y de manipular los objetos, los acontecimientos y los estados de los asuntos existentes en el mundo donde vivimos. Cada de nosotros puede hacer eso; también los animales superiores hacen casi todo o todo ello. (Harnad 1987; Harnad et al. 1991). ¿Por qué llegamos a pensar que tiene mente todo sistema que muestra y aprueba sus buenas habilidades de transmitir mensajes? Ni siquiera mencionamos que hay buena razón para creer que nuestras capacidades lingüísticas están cimentadas, fundadas o "grounded" en nuestras capacidades robóticas. No solo trocamos símbolos con los interlocutores con quienes establecemos comunicación, sino que además identificamos y describimos los objetos que vemos, oímos y sentimos con el tacto. Hay una coherencia sistemática entre cómo interactuamos roboticamente con dichos interlocutores y lo que decimos sobre ellos en forma lingüística.
Mi propio diagnóstico es que el problema con los modelos puramente computacionales reside en que son infundados, no cimentados, "ungrounded". Puede haber símbolos que sean sistemáticamente interpretables como significando "gato","felpudo" o "el gato está en el felpudo". Pero ajeno a la interpretación que les podemos inyectar a esos símbolos, no hay otra cosa que sinsentido en ellos. En una conferencia anterior en Nueva Méjico (Harnad 1990a) sugerí que los símbolos en un sistema de símbolos son infundados, no cimentados o "ungrounded" de la misma forma que lo son los símbolos de un diccionario monolingüe chino-chino para quienes ignoran el idioma chino. Ellos podrían ciclar y ciclar sin fin, con ese diccionario, sin llegar a los significados a menos que antes les hubiesen dado pistas para comenzar, en la manera prevista por un diccionario de chino-español, para una persona de habla española. De hecho, la traducción es precisamente lo que estamos haciendo cuando interpretamos sistemas simbólicos, sean estáticos o dinámicos. Lo cual es correcto mientras los estemos utilizando solamente como oráculos, ayudandonos a predecir y explicar cosas. Para satisfacer ese objetivo, su sistemática interpretabilidad es harto suficiente. Pero si además quisiéramos que pusieran las cosas que predicen y explican, en ejecución real, deben hacer mucho más. Por lo menos, los significados de los símbolos se deben fundar o cimentar o poner a tierra de alguna manera que sea independiente de nuestras interpretaciones proyectadas y de ninguna manera mediadas por ellos.
El TTT requiere por consiguiente que el "sistema candidato a aprobarlo", que ahora es un robot más bien que apenas una computadora, pueda interactuar roboticamente, usando los símbolos transmitidos, con los objetos (o sea, discriminar, identificar, manipular y describir dichos objetos). Más claramente, con los objetos, los acontecimientos y los estados de los asuntos que denotan sus símbolos, de forma sistemáticamente interpretable. Debe poder exhibir un funcionamiento robótico en coherencia con el funcionamiento simbólico. O sea, no solamente el sistema candidato debe ser capaz de hablar de felpudos, gatos y gatos en felpudos, en la misma forma que habla cualquier interlocutor humano podría hablar, sino además debe ser capaz de manipular gatos, felpudos y gatos en felpudos, como cualquiera de nosotros podría llegar a hacerlo. Es de esperar entonces que surja, como en la vida, un ajuste afiatado entre el funcionamiento simbólico y el robótico. (Harnad 1992).
. Satisfacer el TT era una misión difícil; el TTT es más difícil todavía. Pero obsérvese que cualquier candidato que satisfaga la segunda misión con buen éxito no puede ser tan solo un sistema simbólico. Su capacidad funcional necesitará como componentes esenciales, tanto la transducción, como otras formas de funcionamiento analógico y conductual. Serán componentes esenciales de su capacidad funcional. Si se omitiera esos componentes esenciales, no quedaría otra cosa que sinsentido en los símbolos. No es una exigencia arbitraria ésta de examinar en el sistema candidato estas nuevas capacidades agregadas. El TTT es apenas empiricismo normal. ¿Por qué debemos transigir con un candidato que tenga menos que nuestras capacidades completas de funcionamiento?El momento apropiado para disminuir nuestras exigencias con el candidato, teniendo en cuenta nustras propias falencias y déficits humanos, será solamente después que nosotros estemos seguros de haber capturado nuestra capacidad total positiva (con la esperanza adicional de que, a cuestas con esos atributos, aparecerá también una mente). De otra manera seríamos algo así como ingenieros reversos en automotores. Estos son ingenieros teóricos que aún no saben como es que funciona un automotor pero disponen de automotores reales aptos para el estudio. No podrían conformarse con un automóvil sin combustible o con otro sin partes móviles. La capacidad que les queda a dichos automotores no sirven realmente como modelos. Los grados de libertad de tales modelos minusválidos serían demasiado grandes; uno podría concebir seguir avanzando sin punto final en la construcción de una teoría sin obtener la convergencia hacia la capacidad verdadera del funcionamiento del automóvil.
Un problema metodológico similar desafortunadamente también afecta al evaluar mediante el TTT a robotitos de animales no humanos. Si supiéramos lo suficiente sobre los animales, ecológica y psicologicamente, podríamos afirmar con alguna confianza cuáles serían sus capacidades respectivas a tener en cuenta en un TTT para sus modelos. Supongamos haber capturado los TTT para muchas especies diferentes, con lo cual estarían a la par entre ellas para comparar robots animales. Entonces, los invertebrados serían el lugar ideal para comenzar; pero desafortunadamente no sabemos bastante, ni ecológica ni psicologicamente (aunque las tentativas de aproximar las capacidades de TTT de organismos más bajos probablemente todavía tendrán que preceder o ser procesados a la par con nuestras tentativas de capturar la capacidad humana frente al TTT). Nota (CvdB): Si se extiende el razonamiento de Harnad a organismos vegetales inmóviles, la necesidad de un robot autónomo desaparece, y una computadora basta para el TTT. Y quizás los robotitos bidimensionales del monitor de una computadora, imitando a invertebrados, también bastarían para sujetarlos a un TTT.
El TTT versus el TTTT
Los Empiricistas quizás argumenten que los grados de libertad apropiados para modelar la mente no sean ni los del TT (test de Turing) ni los del TTT (test de Turing total) , sino los del TTTT (test de Turing Total-Total), en los cuales el candidato debe ser empiricamente indistinguible de nosotros no solamente en todas sus capacidades macroconductuales sino también en todas sus características microestructurales, en especial neuronales (Churchland 1984, 1986, 1989). Yo llergo a pensar que el TTTT sería supererogatorio, al introducir restricciones en exceso, y que el TTT poda y restringe suficientemente los grados de libertad para esta rama de la ingeniería reversa que es la bioingeniería (también reversa) de modelar el cerebro-mente. Aún aquí existe una clase de independencia frente a las implementaciones concretas, aunque no del tipo de los computacionalistas. No hay razón de creer que la biología ha agotado todas las posibilidades de transducción óptica, por ejemplo. Todos los transductores ópticos deben sin duda transducir luz, pero aparte de éllo, hay sitio para mucho más posibilidades a lo largo de la serie continua en la cual la retina humana y el Limulus ommatidia representan solamente dos puntos intermedios.
El mundo de objetos y la física de la energía transducida de un tipo proveniente de esos objetos rn otra son las restricciones necesarias para el modelado de la mente. Cualquier solución que gestione la generación de nuestra capacidad de satisfacer el TTT dentro de esas restricciones tiene (desde mi punto de vista) igual validez de argumentos referente a que posee estados mentales. No aprecio que quien supere el TTTT entre nosotros tenga brillos especiales frente a los demás. Mis razones para creer en lo que creo son simples. Somos ciegos a las diferencias en el TT. Por ello es que existen dos problemas filosóficos, uno el de las mentes de otros y el segundo el de la mente/cerebro. Siguiendo esta misma línea, el Relojero Ciego también es ciego a esas diferencias. No puede existir una presión selectiva independiente para poseer una mente. La presión selectiva solamente podría actuar en agentes con capacidad TTT.
Mi propia intuición es que el TTT es suficientemente fuerte por mérito propio. La neurociencia, es cierto, nos podría proporcionar pistas sobre cómo aprobar dicho test. Yo estaría dispuesto a dejar que tuviera derechos humanos cualquier candidato sintético que lo supere. Esto puesto que el TTT provee las restricciones suficientes para que los símbolos se puedan cimentar o fundar o conectar a tierra. Lo cual es una atribución muy importante en mi sistema de ideas.
Dudo, sin embargo, que la capacidad de aprobar un TTT pueda ser conjeturada a priori, aún poniendo en acción los oráculos simbólicos.
Con esta pretensión por la que los modelizadores de la mente pueden encasillar a la vida y los modelizadores de la vida pueden encasillar a la mente.
Hasta ahora, solamente las criaturas vivas parecen tener mentes. Quizás las restricciones en la creación de la vida sintética pasarán a tener importancia para las restricciones en crear mentes sintéticas.
Estas últimas consideraciones no pasan de ser una especulación imaginaria. La única lección que de algo le puede servir a la Vida Artificial es que es un error dejarse seducir por sistemas simbólicos que muestren propiedades formales de los seres vivos. No esd que solo sea posible una vida biológica o natural. Quizás tambien sea posible una vida sintética, hecha de materiales radicalmente diferentes, operando con principios radicalmente distintos. Lo único que se debe considerar inoperante es la vida "virtual" o exclusivamente computacional. La vida (como la mente y la materia) no es una cuestión de interpretación.