Previo

    Siguiente


    CvdB

    poder explicatorio de los principios de Darwin -Charles Darwin - lectura 43


    LECTURA 43

      PODER EXPLICATORIO DE LOS PRINCIPIOS DE DARWIN

      Como la selección natural no actúa sino acumulando variaciones leves, sucesivas y favorables, no puede producir modificaciones que sean considerables o repentinas. Ella debe actuar mediante pasos lentos y cortos. Esta teoría permite comprender con facilidad el axioma, Natura non facit saltum., cuya verdad demuestra cada nueva conquista de la ciencia. Más aún, en la naturaleza observamos que el mismo objetivo general se puede lograr con una variedad casi infinita de medios, de donde toda particularidad, una vez adquirida, será hereditaria durante mucho tiempo,; y que las conformaciones, de por sí diversificadas de muchas maneras diferentes, tambien se pueden adaptar a un mismo objetivo general. Vemos, en una palabra, por qué la naturaleza es pródiga en variedades y todo es avaro de innovaciones. O ¿por qué esta ley se cumple, si cada especie hubiese sido creada independientemente? Nadie lo sabría explicar. Un número muy grande de otros hechos me parece que resultan explicables con esta teoría. ¿No es acaso extraño que un pájaro en posesión de un pico se nutra de insectos terrestres; que un OIE, habitante de tierras elevadas, que jamás nada, o en todo caso lo hace muy raramente, posea sus dedos unidos con una piel que con ellos forma una palma; que un pájaro parecido al merlo se sumerja y se nutra de insectos subacuáticos; que un petrel tenga el hábito y la conformación convenientes para la vida de un pingino, y así siguiendo con una lista de otros casos? Mas con la hipótesis de que cada especie se esfuerza constantemente en crecer en su número, mientras que la selección natural está todos los días dispuesta a actuar para adaptar a sus descendientes, variables lentamente, hacia cualquier lugar de la naturaleza que esté desocupado o imperfectamente ocupado, estos casos dejan de ser extraños y pasan a ser previsibles(...)

      Si nos ubicamos en la hipótesis ordinaria de la creación independiente de cada especie, ¿por qué las características específicas, esto es, aquéllas por las cuales las especies del mismo género difieren unas de otras, serían ellas más variables que los caracteres del género que son comunes a todas las especies? Por ejemplo, ¿por qué el color de una flor estaría sujeto a variar más, dentro de una dada especie del género (mientras que las otras especies, que se suponen haber sido creadas de forma independiente, tienen tambien flores de colores diferentes), que lo que variaría si todas las especies del género tuviesen un mismo color para sus flores? Este hecho se explica con facilidad si se admite que las especies exhiben variedades bien definidas y en las cuales los caracteres han pasado a ser, en una alta proporción, permanentes. Esos mismos caracteres, después de haber variado en ciertas características durante el período cuando han divergido del tronco común, con lo cual la especie ha logrado su diferencia específica, seguirán más sujetos a variación que los caracteres genéricos, que, igual que durante un período inmenso, han continuado transmitiendose sin modificaciones. (...)

      Ese gran hecho, segun el cual los seres extintos pueden ser encasillados en las mismas clases que los seres vivos, es la consecuencia natural de que, tanto unos como otros, descienden de un ancestro común. Como, en general, las especies han divergido en sus caracteres, durante el prolongado curso de su descendencia y de sus modificaciones, podemos comprender por qué las formas más ancestrales (o sea, los ancestros de cada grupo) ocupan a menudo una posición intermedia entre los grupos actuales. Se pueden considerar a las formas nuevas como estando, dentro del conjunto, en una escala de organización más elevada que las formas ancestrales. Por otra parte, ellas deben ocupar ese sitio, dado que son las formas más recientes y más perfeccionadas que, con motivo de la lucha por la existencia, han debido mejorar las formas más antiguas y menos perfectas: sus órganos han debido especializarse para satisfacer sus diversas funciones. (...)

      La existencia de especies aliadas o representativas de dos regiones cualesquiera implica, segun la teoría de la descendencia con modificaciones, que las mismas formas parentales han ocupado ambas regiones en otras épocas. Hemos encontrado, en efecto, casi invariablemente que, dado que dos regiones separadas están habitadas por numerosas especies estrechamente aliadas, algunas especies idénticas son aún comunes a ambas. En todos los casos cuando se encuentran diversas especies estrechamente aliadas, pero distintas, se encuentran al mismo tiempo formas dudosas y variedades pertenecientes a los mismos grupos. Como regla general, los habitantes de cada región, tienen cercanos lazos de parentesco con aquellos pobladores de una región distinta, que parece haber sido la fuente. Hemos encontrado la prueba en las relaciones notables que se notan entre casi todos los animales y casi todas las plantas del archipiélago de las Galápagos, de Juan Fernández y de otras islas americanas y las formas que pueblan el continente vecino. Las mismas relaciones existen entre los habitantes del archipiélago del Cabo Verde y las islas vecinas y los habitantes del continente africano. Hay que reconocer que con la teoría de la creación, estas relaciones serían inexplicables (...)

      La disposición análoga de los huesos de la mano humana, del ala de un murciélago, de la aleta natatoria de la marsopa y de la pierna del caballo; el mismo número de vértebras del cuello de la jirafa y del cuello del elefante; todos estos hechos y un número infinito de otros similares se explican facilmente mediante la teoría de la descendencia con modificaciones sucesivas, lentas y pequeñas. La similitud del tipo entre el ala y la pierna del murciélago, aunque destinados a usos tan distintos; la que existe entre la pinza y la pata del cangrejo; entre los pétalos y los pistilos de una flor, se explican igualmente en gran proporción mediante la teoría de la modificación gradual de partes o de órganos que eran primitivamente los mismos en el ancestro común a cada una de las clases. El principio segun el cual las variaciones sucesivas no suceden siempre en la edad precoz y no son hereditarias más que a la edad correspondiente, nos permite ver claramente por qué los embriones de los mamíferos, de los pájaros, de los reptiles y de los peces, son tan similares entre ellos y tan diferentes de las formas adultas. Podemos dejar de maravillarnos al verificar que en el embrión de un mamífero de respiración aérea o de un ave surgen estructuras parecidas a las de un pez que debe, con la ayuda de branquias bien desarrolladas, respirar el aire disuelto en el agua.(...)

      Por ejemplo, el venado ha heredado de un ancestro primitivo con dentadura muy desarrollada, los dientes que no llegan a perforar jamás la encía de la mandíbula superior. Ahora, podemos admitir que los dientes han desaparecido del animal adulto como consecuencia de la falta de uso mientras que la selección natural ha adaptado admirablemente la lenguael paladar y los labios a alimentarse sin su ayuda; en tanto que en el venado juvenil los dientes no han sido afectados y, en virtud del principio de la herencia a la edad correspondiente, han sido transmitidos desde una época alejada hasta nuestros días. Desde el punto de vista de la creación independiente de cada ser especializado y de cada órgano especial, ¿cómo explicar la existencia de todos estos órganos que llevan la señal más evidente de la más completa inutilidad, tales como los dientes del venado en el estado embrionario, o las alas plegadas que recubren, entre un buen número de coleópteros, a los elitros soldados? Se puede decir que la naturaleza se ha esforzado por revelarnos su plan de modificaciones que nos obstinamos en no comprender.(...)

      No es posible suponer que una teoría falsa pueda explicar las diversas grandes series de hechos de los cuales nos hemos ocupado. de manera tan satisfactoria como lo hace la teoría de la selección natural.

    Charles Darwin, El origen de las especies, capítulo XV.

    lectura 42

    lectura 44

    23.feb.2001

    Pulsar tecla de vuelta

    Vuelta a Portada


    Colección de lecturas de Biología- Carlos von der Becke.