LA VERDAD SOBRE LAS ALMAS GEMELAS
Tercera parte: LOS LAZOS KÁRMICOS
Por el Prof. Jorge Raúl OLGUÍN.
Presento un
comentario de Melbis
que dice así: A
lo largo de nuestra vida soñamos con encontrar la pareja perfecta, nuestra alma
gemela, aquella que, como oasis en medio del desierto, nos da de beber
esperanza, fuerza y amor incondicional. Aún
los que disfrutan teniendo múltiples relaciones añoran la tan mencionada
"media naranja". Están seguros que si encontraran a esa persona
especial serian capaces de comprometerse hasta el fin de los tiempos.
Esa manera
de pensar está condicionada por las enseñanzas erróneas que se han dado a lo
largo de la historia, desde la época en que Platón escribió "El
Banquete". Como se dijo en la segunda parte de esta nota, allí Aristófanes
habla de tres sexos: masculino, femenino y andrógino. Este último sexo estaba
compuesto por seres dobles, antecesores de los hombres actuales que, como eran
fuertes e inteligentes, lograban que los dioses se sintieran amenazados.
Entonces Zeus montó en cólera y decidió dividirlos. A partir de ese momento,
las mitades separadas andan en búsqueda de su mitad complementaria.
Por eso Melbis afirma que las
almas gemelas son un único espíritu, basada en el concepto equivocado que en
el principio de los tiempos los espíritus
eran andróginos, tenían al mismo tiempo la esencia femenina y la masculina,
pero su evolución era muy lenta, ya que al sentirse completos no sentían la
sed de búsqueda, y sin búsqueda no hay encuentro. Sabemos que esto no es así.
Sí estoy de acuerdo que cada
quien tiene su misión y , la mayoría de las veces la cumple en su vida
cotidiana con las personas que tiene cerca.
Comparto con Melbis lo que dice respecto a los vínculos kármicos: "No importa quien tenga razón, lo importante es que los sentimientos
negativos sean transmutados y purificados. Debemos aceptar, con humildad, que
una relación que ha comportado sufrimiento, también ha significado un
aprendizaje y nos ha ayudado a evolucionar y que toda persona que irrumpe en
nuestra vida acaba siendo un instrumento para crecer".
Pero Melbis afirma erróneamente: "Hay una
mejor manera de aprender nuestras lecciones y evolucionar: concientizarnos del
problema que trae aparejada la deuda kármica. Si tú sabes que tipo de deuda te une a esa persona será más fácil
hacer los cambios necesarios para cambiar la energía negativa a una vibración
positiva, más ligera y por lo tanto más elevada". El error del concepto
es creer que las deudas kármicas son con la otra persona cuando, en
realidad, las lecciones kármicas son con nosotros mismos. O sea, si en
una vida anterior cometí una acción negativa y perjudiqué a otra persona, en
esta vida voy a arrastrar un karma... ¡pero será una lección de vida a
aprender de mi parte, pues los karmas son individuales! Aprenderé esa lección
kármica con una actitud positiva, y no necesariamente con esa persona, en el
caso que haya encarnado nuevamente y esté cerca mío. Así como las religiones
tradicionales nos han creado complejos de culpa, separando cuerpo y espíritu, e
inculcándonos que el primero era fuente de impureza y era un lastre para el
segundo, de la misma manera nos han hecho creer que los hijos pagaban la
culpa de los padres. Eso es otra forma de fomentar los lazos kármicos que, en
realidad, no existen. Ningún espíritu encarnado se hace cargo de la lección
kármica de otro, aunque en la vida sea un familiar directo. Cada uno es
responsable de sus propios actos. Los lazos kármicos son una invención para
hacer crecer el Ego y sumir en una dependencia nefasta a la persona.
Profundizando más en el tema, el espíritu tampoco se hace cargo de la culpa de
haber hecho mal a otro espíritu encarnado en una vida anterior... ¡porque ya
generó su lección kármica que revertirá o no! ¡No le debe nada al otro...
se debe a sí mismo! Por lo tanto no hay deudas kármicas... ni lazos kármicos.
No hay lazos que cortar, porque no hay lazos que atan. Lo único que ata, que
crea dependencia a través de las distintas vidas y en la vida actual es el
Ego. Recuerden que cuando el espíritu encarna, lo que hace es interpretar
un personaje... que desaparece al desencarnar. ¿Nos atamos a un personaje?
Agrego un apunte que escribí en la nota "La Mediumnidad", que
refuerza lo que digo:
"Cada ser humano
cumple en el plano físico un determinado rol (hombre, mujer, padre, madre,
hijo, dentista, pintor, agrónomo, maestra, etc) y la muerte no es más que la
caída del telón que pone fin al personaje pero no al actor que le dió vida.
El error del Espiritismo ha sido poner énfasis en la supervivencia del rol, ¡que
es precisamente el que desaparece definitivamente! Nadie puede comunicarse con
un ser querido (un padre, por ejemplo), de la misma forma que nadie puede
comunicarse con el personaje de un film (¿quién sería tan iluso como para
querer entrevistarse con James Bond, el personaje de ficción creado por Ian
Fleming e interpretado por primera vez en el cine por Sean Connery?).
La única muerte que existe, por lo tanto, es la del rol. Muere el
personaje, pero no el actor-espíritu que le dió vida.
Quiero aclarar muchas dudas que siembran algunas escuelas espirituales al decir
que muchas parejas se relacionaron karmáticamente en vidas anteriores y, en la
encarnación actual, pueden tener algunos conflictos. La solución que dan esos
centros esotéricos es tratar de cortar los supuestos lazos kármicos que atan a
las parejas hasta que ambos (o uno de ellos) paguen dicha deuda kármica. ¿Donde
está la falla en dicha teoría? En que esas escuelas se olvidan (o
desconocen) que solo encarnan los "personajes" y, al desencarnar los
mismos, sus roles dejan de ser para dar paso al "actor" que los
interpretó. Y si los que se involucraron fueron meros personajes, el espíritu
(actor) no se genera ninguna deuda kármica y no hay lazos reales que cortar,
pues el amor personal en esa vida termina al completarse el ciclo de esa
encarnación".
En otra parte, Melbis agrega: "La fusión con el alma gemela solo se podrá dar si
estamos equilibrados y en sintonía uno con el otro. A esta fusión se le llama
"el vinculo cósmico". Al estar en el mismo nivel de evolución
comparten objetivos y al estar juntos, el gran amor que despiden se abre a toda
la humanidad. Cuando amamos deseamos integrarnos en el otro, pero también
expandirnos a través de él y el hecho de encontrar las mismas vibraciones en
el otro nos facilita la expansión". La idea es incompleta, pues la
verdadera fusión o vínculo cósmico solo la logra el espíritu al Elevarse y
fundirse con el Absoluto. Otra idea equivocada es pensar que "cuando no hay armonía entre
las almas gemelas (ya que evolucionan separadas y a veces lo hacen a diferente
ritmo) deben seguir caminos separados, distintos. Cuando una de las almas cobra
conciencia, debe esperar a la otra para ayudarla en su evolución".
Esto no es así, pues la ayuda está implícita en el Servicio que todo
espíritu en Evolución brinda a su prójimo, pues la otra idea sería pensar
que solo se ayuda a ese alma afín y eso suena a discriminación. El concepto
erróneo también afirma que "el alma gemela no reconoce a su compañera porque esta
involucrada en otras relaciones que le son necesarias para su evolución".
Debemos saber que "un espíritu abierto" puede estar involucrado en
cualquier ejercicio de Crecimiento e igualmente estar pendiente de los otros
espíritus menos avanzados. Si no les tiende la mano no es por
estar ocupados, sino por el descuido inconsciente que le produce su propio
ego.
Comparto el punto siguiente donde Melbis dice: "Creo
que es muy importante que dejemos bien claro el papel del sexo en las relaciones
íntimas. El sexo es un intercambio de energía muy poderoso entre dos cuerpos.
Muchos yoguis han aprendido a sublimar su propia energía para una elevación
espiritual. El kama-sutra trata precisamente el manejo de esa energía entre
dos personas y no tan solo de las distintas posiciones para la unión como se ha
venido manejando en Occidente. En
una relación sexual la energía de uno impregna al otro". Agrego que
también el varón puede absorber a la mujer energéticamente si su búsqueda es
solo física y no espiritual, pues tiene que ser una fusión de cuerpo y
espíritu para que la energía tántrica circule en forma fluída.
Por último, Melbis habla del perdón mutuo y mi punto de vista es que para
perdonar debimos culpar primero desde el Ego. Si no prejuzgo, no tengo
nada que perdonar.
Ampliando el tema, el
perdón es un acto de soberbia,
proveniente del Ego, por el cual el individuo que considera haber sido ofendido,
en un gesto ostentosamente magnánimo, absuelve al supuesto ofensor. El perdón
implica ofensa, es decir que para que alguien pueda perdonar, primero tiene que
haber sido ofendido, pero como nadie tiene el poder para ofender a nadie a menos
que uno le haya dado ese poder, resulta que, paradójicamente, el perdón nunca
debería recaer sobre la persona que supuestamente nos ofende sino, en todo
caso, sobre uno mismo, por haberle dado tan neciamente cabida a la ofensa. Cada
uno crea sus propios estados de ánimo, o, expresado de otra manera, "los
hombres no se perturban por causa de las cosas, sino por la interpretación que
de ellas hacen" (Epícteto). El ofensor, por lo tanto, siempre es uno
mismo: te ofenden porque te ofendes. De ahí que cuando alguien perdona una
ofensa, lo único que está haciendo, en realidad, es desligarse de la
responsabilidad que le cabe por ser su propio ofensor para trasladarla a otro.
Volviendo a los lazos kármicos,
Ruben Cedeño dice:
"En el
caso que quieras separarte de tu pareja en el plano físico, hazlo sin odio y con amor hacia esa alma con la que
has convivido, para que no crees lazos kármicos que después te obliguen a volver a
unirte a esa persona para disolverlos". Mi respuesta ya está implícita en
renglones anteriores: El karma no te obliga a retribuir nada a ese alma... ¡ni
siquiera te obliga a retribuirte a tí mismo! Si eliges no revertir tu lección
kármica, será tu problema... serás tú el que no evoluciones. El Absoluto nos
dió los dos tesoros más preciados que tenemos: Su Amor y el libre albedrío...
y ni siquiera podemos cortar ese libre albedrío en beneficio de la persona,
pues nos generaríamos un karma nosotros. Por eso, tanto el Bien como el Amor se
proponen... nunca se imponen.
Hay autores que proponen terapias para cortar los lazos kármicos que atan
emotivamente... ignoran (o le hacen ignorar a sus lectores) que el único lazo
que ata es el Ego.