1952
CORELLA Y EL GENIO DE ESPAÑA
ERNESTO GIMENEZ CABALLERO
UN CORELLANO,
PRIMER DIRECTOR DE LA REAL ACADEMIA DE SAN FERNANDO
E. SERRA
EL YANTAR DE LOS ANSARONES.
ANTECEDENTES HISTORICOS
JOSE MARIA MATEO, Pbro.
CORELLA Y EL GENIO DE
ESPAÑA
Por ERNESTO GIMENEZ CABALLERO
Conozco casi toda Navarra. Pues Navarra va entrañada a mi momento más decisivo de español: el de 1936 a 1939, cuando desde Navarra pugné, hasta verla triunfar, por la unificación de tradicionalistas y falangistas, clave de la victoria. Siendo mi testa de falangista la primera que, en Pamplona, se ungió de tradicional boina, allá en el despachito del Arriba España, junto a Fermín Yzurdiaga y el malogrado Angel María Pascual. De Pamplona salí alférez provisonal con el número 1 en la llamada «Promoción Navarra», a cuya jura de bandera vino expresamente el Caudillo Franco, ungiéndose también por vez primera con la boina roja - en inolvidable ceremonia desde el balcón de la Diputación pamplonica. Como escritor nacional y político escribí mis manifiestos y libros más vehementes donde hoy escribo estas líneas: en la frontera navarro-guipuzcoana que es Cegama, el pueblecito histórico de la «Unificación», donde están enterrados el héroe legendario del Tradicionalismo, Zumalacarregui, y el corazón lírico del Falangismo, Juan Tellería, el que hizo cantar a España entera «Cara al Sol», ese himno compuesto en el órgano de la iglesia parroquial de Cegama y en donde Zumalacarregui tiene su estatua tumbal.
Amo -yo, madrileño, castellano- a Navarra como una patria ideal. Recorrí cuanto pude sus valles y montes y villas para entrañármela toda. Conozco casi toda Navarra. Pero, ¡ay!, no conozco Corella.
Sólo conozco de Corella -gracias al camarada Arrese- su Programa de Fiestas del año pasado, en una pareja, pintada a la acuarela por Mingorance Acien, baila una jota navarra. No es mucho. Pero no tan poco. Pues esa pareja de moza y mozo me inspira - de pronto - a pensar si no será el símbolo mismo de Corella, en lo que Corella tiene de nombre, de lucha y de amor.
En lo que Corella tiene de nombre... Porque, ¿qué significa el nombre de Corella? No me discutáis el que - como vaticinador - voy a darle: jota, baile de mozo y moza. Que es el nombre de "Corella" en griego: «Koreia» = «danza en parejas de mujer y hombre».
Si el perfil más característico de los corellanos - y en general del rostro navarro - consiste en su pefeción lineal (clásica, helénica), ¿Por qué el nombre de esa pequeña "Polis" - Corella o Corela junto al Alhama no puede provenir de una greca etimología? Y si alguno duda... que se lo pregunte a la Victoria de Samotracia, alzada, instintivamente, en el campo deportivo de Corella, por las juventudes corellanas, alegres, danzarinas, heroicas, ¡victoriosas!
***
Pero una jota, un baile de moza y mozo, no es sólo un símbolo de alegrías y de fiestas. Sino de algo mucho más trascendente: de lucha.
Yo no sé mucho de la historia de Corella. Pero lo poco que sé todo ello me suena a lucha.
Dicen que la primitiva Corella estuvo en el hoy descampado de Araciel, o Aracil, o Araquil, mentado ya por Plinio. Y a cuya posterior ermita de Santa Lucía rendían su primer saludo los prelados de Tarazona cuando a Corella venían. Y es que allí debió ya "saltar" la primera lucha entre el elemento romano-conquistador y el matriarcal de la tierra corellana defendiéndose del ataque imperioso, legionario, tiberino. ¡Oh, jota romano-ibérica! Primigenia.
Ese baile debió repetirlo Corella cuando el otro invasor: el godo. Y, desde luego, frente a Carlomagno, el francés, por Roncesvalles, a quien Navarra entera hizo bailar de lo lindo por el «ValCarlos», el valle de Carlos, valle de lágrimas francesas y de fiestas navarricas.
En el Medievo siguió la danza para Corella. Su rival ahora, Castilla, por las aguas del río Alhama. Varios siglos duró esa terrible jota, sangrienta, rijosa, encarnizada, localista, de campanario a campanario, teniendo que intervenir Iintermediarios y comisiones, como hoy en Panmunjon.
Porque lo alucinante es que hoy esa lucha de dos mundos opuestos, el del Sur y el del Norte, se ha trasladado a otra Corella o Corela: la de Asia, cuyo nombre "Corea" - es el mismo -griego- de la Corella navarra. Por lo que el paralelo 38 existió, antes que en otra ribera, en -La Ribera - o linde de Castilla y Navarra, a lo largo del Ebro, entre los corellanos del Sur y los corellanos del Norte. Entre los que representaban el avance unitario e imperioso y los que representaban la resistencia al invasor.
Pero esa tremenda danza de muerte en nuestra Corella del siglo XIV sólo era un preludio para una resurrección. Era, en el fondo, una danza nupcial. No jota de muerte sino jota de amor.
***
De Corella saldría el amor y la unificación de España. La coyunda de yugos y el haz de flechas. La F de Fernando, la Y de Isabel. El abrazo final entre el aragonés de Sos y la castellana de Madrigal. El "Pacto de Corella", en mayo de 1457. Precisamente en el descampado originario de Araquíl, en la «Dehesilla», cerca del río Cascajo, si no miente la leyenda.
Y lo que de Corella -nombre de danza, de jota, de lucha entre la muerte y el amor- saldría entonces: la boda de Isabel y Fernando, la unificación de España y el Imperio del Mundo, ya no se perdería jamás. Ese espíritu de amor impregnó toda Navarra. Y Navarra, que hasta 1512 había vacilado entre Norte y Sur, entre Francia e Iberia, entre dinastías francesas o dinastías castellanas, parte ya como una flecha a su alta misión.
En el sitio de Pamplona, ante franceses, Iñigo de Loyola es herido, y de esa sangre e invalidez física surge la universal Compañía de Jesús. Navarra entera se unge de unidad de destino en el universo español.
Y cuando la tradición liberal y europeizante de los Borbones dejó a España sin Imperio sin Religión, sin Gibraltar y sin vergüenza, de Navarra brota la llama de rebelión, que culminaría -justo como una llama- en el ascua que es la "boina colorada"- del tradicionalista. Y también la «llama azul» de la camisa falangista. La camisa de Julio, el Ruiz de Alda de Estella; de Mateo, del panteón de los Saenz de Heredia, de José Antonio ¡en Alfaro! La camisa azul de Arrese, el de Corella....
¡Camisa azul! ¡Boina colorada! Año de 1937, día 19 de abril...
Decían entonces algunos insensatos que la boina colorada y la camisa azul no podrían nunca unificarse. Pero nosotros, los madrileños que teníamos el instinto del genio de España, vaticinamos y acertamos que todo era una lucha de amor. Y así fué.
Por eso hoy podemos asegurar que de nuestro Movimiento triunfal - cuando pasen los años y los siglos - puede no quedar nada, salvo dos cosas: la llama color de sangre de la boina y la llama color del cíelo de la camisa. Esas dos llamas, danzando en el Tiempo histórico como dos símbolos imperecederos, como dos semillas de fuego y de resurrección. Como dos salvaciones eternas de España.
Llamas de amor, en danza ígnea. Llamas del Movimiento. Pareja nupcial, como lo fueron Isabel y Fernando. Y como lo son hoy - moza y mozo - en ese símbolo del Programa de Corella en sus fiestas. Corella: que hasta ahora no conozco, ¡la unificadora Corella! A la que quisiera desde ahora mismo ir - más que a beber su vino y a bailar su baile y a comer sus ajos y guindillas y correr su ensogada vaca - ¡a postrarme de rodillas ¡ Y besarla. En nombre del genio de España.
Cegama, día de la Virgen de Agosto.
UN CORELLANO, PRIMER DIRECTOR DE LA REAL ACADEMIA DE SAN FERNANDO
Ya casi va siendo de rutina comentar en este programa de fiestas el centenario de algún personaje ilustre de Corella o de algún hecho famoso acaecido en nuestra ciudad. Un día fué traído el recuerdo del músico Blas de Laserna con motivo de cumplirse doscientos años de su nacimiento. Otro día, cuando el mundo comenzaba a celebrar el V Centenario de los Reyes Católicos, recordamos nosotros el suceso memorable para la unidad española de los pactos matrimoniales de Fernando e Isabel, que, siendo todavía niños, se firmaron en Corella. Otro fué la unión con el pueblo de Madrid, que celebraba, gozoso el centenario de su traída de aguas a través del Ministro de Obras Públicas que firmó tan importante decreto, el corellano D. Fermín de Arteta y Sesma.
Hoy, que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se dedica a celebrar el segundo centenario de su creación, puede también Corella reclamar un puesto en la gloriosa efemérides porque el primer director que la Academia tuvo fué el ilustre pintor corellano don Antonio González y Ruiz.
Esto demuestra, en primer lugar, que nuestra vida local ha sido rica en toda clase de facetas; pero demuestra también, en un orden más extenso, la razón que tuvo Bernal Díaz del Castillo cuando para escribir la historia de Méjico, la "verdadera". historia de la Conquista, se dedicó a ensalzar las hazañas de los soldados y no de los capítanes; porque, efectivamente, los soldados humildes y los pueblos pequeños son los que hilvanan la gran aventura que luego se escribe en honor de los capitanes y de las capitales.
En la crónica de España se pierde con justificado abandono el suceso local que requiere un paisaje demasiado menudo; sin embargo, es la pequeña historia de cada pueblo, la única que puede tener el orgullo de sentirse protagonista de las grandes empresas nacionales. Por eso, porque tenemos conciencia de nuestra valiosa aportación, aprovechamos esta circunstancia de un programa de fiestas para ir año tras año recordando la parte que hemos tenido en cada uno de los sucesos que Espada celebra.
De don Antonio González y Ruiz nadie recordaba que hubiese nacido en Corella; el que decía más, de todos sus biógrafos, comentaba únicamente que nació "hacia 1720.." sin embargo, su partida de bautismo está en el quinque libris de la parroquia del Rosario, folio 116 vuelto, consignada con estas palabras: "el mismo día (21 de julio de 1711) yo el dicho Bicario Bapticé Antonio yjo de Manuel González y Savel Ruíz, Padrinos Miguel de Agreda y Maria Magdalena Bardagil, testigo Gerónimo Bicente.= D. Joseph Ontañón.."
Su padre, Manuel González y Crespo, se casó dos veces; la primera el 30 du septiembre de 1686, en la misma parroquia del Rosario, con María Mateo y Castillo que le dió diez hijos (Juan Manuel, Matías, Antonio, José, Diego, Francisco, María Joaquina, Benito, otra María Joaquina y Joaquín); de todos ellos, Matías (que pronto
quedó primogénito por muerte de Juan Manuel) heredó la vocación artística de la familia y fué pintor como luego diré; también heredó la casa paterna instalada en la calle de San José donde más tarde nació el director de la Real Academia.
Esta casa estaba junto a la que fué cuna de los famosos banqueros Aguado, ennoblecidos después con los títulos de Condes de Montelirios y Marqueses de las Marismas, con los cuales tuvieron algunos conflictos de vecindad, como se ve en cierto pleito que en 1740 sostuvo Matías con la madre de aquéllos, porque el pintor le cerró «una saetera o ventanica con sus verjas de yerro en la pared de la Bodega que cáe al corral de la cassa del dho Matthias». (Protocolos notariales de don José de Ochoa.)
El 9 de abril de 1708 quedó viudo Manuel y se volvió a casar con Isabel Ruiz, que le dió otros cuatro hijos: Antonio, que andando el tiempo fué pintor de cámara de Su Majestad y primer director de la Academia, Tomás, María y Manuel Gregorio.
No es extraño que con estos catorce hijos y sabiendo que Manuel había tenido a su vez trece hermanos, pasara la familia aquellos apuros económicos que adivinamos a través de las prisas tenidas en cobrar las facturas más pequeñas. Por otra parte las partidas de defunción del matrimonio (que están en el libro quinto de los parroquiales del Rosario, folios 355 y 356 vuelto) nos lo dicen en claro: La de Isabel Ruiz, que murió el 17 de marzo de 1726, especifica que "se enterró en el Rosario con Missa de doce reales, la más modesta honra fúnebre acostumbrada entonces, y que "no hiço testamento por ser pobre". La de Manuel es menos rotunda en afirmaciones económicas, pero lo deja entrever a lo largo de estas palabras "a ocho de Febrero del año mil setecientos veinte y siete murió Manuel González viudo de Isabel Ruíz recibió los sacramentos y se enterró en el Rosario con Missa de doce reales no hiço testamento.= Dn. Estevan Villamaior».
Muerto Manuel, que había nacido en Corella 69 años antes (exactamente el 6 de enero de 1658), quedó de jefe de la familia su hijo mayor Matías González y Mateo, casado hacia dos meses con María Teresa Monforte y Rodriguez. A la sombra de este reciente matrimonio debió crecer Antonio, no sólo por ser el mayor de los hermanos y dueño de la casa paterna, sino por la común afición que ya entonces debió de unirles, y digo común porque ambos fueron pintores, y aunque Matías no llegó a la altura de su hermanastro, ocupó sin embargo un lugar descatado en la historia de las artes locales.
Las cuentas de la primicia. y los protocolos notariales están llenos de referencias a la labor pictórica que realizó en Corella este hermano mayor del pintor de Fernando VI; unas veces hablando de las cantidades que cobró por el «lienzo q hize de la Isttoria del SSr. San Miguel pª poner enzima de las Puertas q an de servir de Canzel» o por la composición de "el quadro de Sn fermín-; otras veces diciéndonos que fué el encargado de pintar la medía naranja, pechinas, óvalos y arcos de la iglesia de San Miguel y de decorar el convento y el camarín de la Virgen de Araceli.
Ambos hermanos debieron tener de maestro común a su propio padre, que, aunque pintor mediocre, consta en varias partidas que se dedicó al oficio, que tal vez aprendiera a su vez de su tío materno "Francisco Crespo, pintor" que en 1666 le vemos dando un poder a su cuñado Juan González y Sierra (abuelo del que fué director de la Academia), para casarle en Madrid con María Ezquiroz y Fol.
Vemos por tanto que don Antonio pertenecía a una familia de artistas, pero no acaba aquí su entronque con las Bellas Artes ya que su abuela paterna, María Crespo y Cabía, era no sólo hermana de Francisco, sino también de Pedro, el escultor que hizo los retablos colaterales de la basílica del Villar, y ambos eran hijos de otro Pedro Crespo y Baños, escultor también, que en 1637 trabajó con Diego Pérez de Bidangoz en la construcción del altar mayor de Nuestra Señora del Villar y luego en 1666 hizo para la parroquia de San Miguel el retablo de San Matias.
Pero como todo parece en la vida de don Antonio encaminado a reunir entre los antecedentes familiares el compendio de las Bellas Artes, quiero recordar también que su bisabuela Margarita Sierra era hija y hermana de arquitectos («obreros de villa», como entonces se les llamaba) y que precisamente el padre de esta bisabuela, Lorente de Sierra, fué el que en 1639 hizo el puente sobre el río Alhama. Pero aún hay más, porque en un libro que por estos días saldrá de imprenta, sobre la vida y arte de otro corellano, ilustre en el arte de la música, Blas de Laserna, recuerdo cómo Matías González y Mateo fué nombrado tutor de Josefa Ximénez y Andues, hija del arquitecto Juan Antonio Ximénez y Romano, la cual se casó en 1733 con José de Laserna, padre del famoso músico.
Es natural por lo tanto que don Antonio saliera aficionado al arte. Sin embargo, son pocos los recuerdos que en Corella nos hablan de su paso; tal vez ello es debido a lo pronto que dejó nuestra ciudad, pues tenía sólo veinte años cuando el 3 de marzo de 1732 dice en una escritura que firmó ante el notario de Corella, José Ochoa, «que diferentes personas así deesta d(ic)ha Ciudad y Reino así como del de Castilla le están deviendo distintas can(tida)des de dinero procedidas de diferentes Quadros y otras cosas y porque el ottorg(an)te ttiene resuelto el ausentarse deesta d(ic)ha Ciudad y Reino y ttener otras ocupaciones precisas por lo que no puede hir en persona ha hacer estas diligencias otras que se le ofrecen por tanto cer(tifica)do de su d(e)r(ech)o en la mexor vía modo forma y manera que hacerlo puede y deve, y mas firme seguro sea, dá y otorga todo su poder Cumplido y Bastante a Matthias González y Mattho, su herm(an)o, vezino de la d(ic)ha Ciudad, que esttá presente y aceptantte para q en Nom(br)e del d(ic)ho ottorgante y representando su misma persona azción y d(e)r(echo) pueda Recibir y Cobrar fas cantidades que se esttubieren deviendo". (Protocolos notariales).
Por sus biógrafos sabemos que fué a Paris y a Roma y que luego se instaló en Madrid, donde veinte años después fué nombrado por Fernando VI director de la recién creada Academia de San Fernando.
En Corella quedaron dos cuadros debidos a su pincel. Uno "de Ntra. Señora que embié de limosna a Nuestra Señora del Rosario desde Madrid Dn. Ant. González, Pintor de su Maged". Esta referencia está en las cuentas de la Primicia del año 1776 (fol. 151 vuelto), especificando además que para este lienzo hizo el carpintero Miguel de Asíaín el bastidor y un marco de talla que cobró 40 reales. En el "Inventarlo de los ornamentos y alhajas de la sacrístía del Rosario" (prot. not. de Juan Renault, año 1780 fol. 860) se cataloga con más detalle este donativo porque se díce: "un Quadro grande con su marco Dorado con la Imagen de Ntra. Sra. del Rosario dado por D. Antonio González, Pintor de su Magd". Por esta referencia sospecho que debe ser el que actualmente está en la sacristía de la parroquia donde fué bautizado el autor.
El otro cuadro fué donado por su cuñada María Teresa Monforte, viuda ya de Matías González, en el testamento que ante Juan Renault hizo en Corella el 19 de diciembre de 1775. En este testamentn además de darnos detalles muy interesantes de la familia y de decirnos que sólo le quedan tres hijos: uno, benedictino, en Samos; otro, carmelita descalzo, en Indias, y otra, doña María Joaquina, casada con el gobernador de Brihuega don Blas Marín, nos dice que deja dos donativos: uno a la parroquia de San Miguel, consistente en "una vacía q(ue) tengo de Talabera de china para q(ue) se emplee en el santo sacram(en)to de la confirmación" y otro a la parroquia del Rosarlo consistente en "el retrato q tengo de Dn. Antonio González Pintor y Director de las R(eal)es Academias de S. M. para q(ue) aquél se ponga en el altar de San Antonio de Padua q estta en dha. Iglesia». (Protocolos notariales).
Este segundo cuadro es mucho más difícil de identificar, pero yo espero que en la reforma que actualmente se está haciendo en la parroquia, tendremos la suerte de localizarlo.
Como no trato aquí de hacer una biografía del pintor corellano, dejo para otra ocasión detalles que desbordarían el espacio asignado a un programa de fiestas. Quede tan sólo el recuerdo que Corella dedica a un hijo preclaro de la ciudad y la aportación de su pueblo natal en estas fiestas centenarias que celebra la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
E. SERRA
EL YANTAR DE LOS ANSARONES. ANTECEDENTES HISTORICOS
Corría el mes de junio de 1304.
D. Felipe el Hermoso, rey de Francia y marido de doña Juana, reina hereditaria de Navarra, usando de las facultades que su predecesor Teobaldo II se reservó en la donación que hizo el año 1269 a los frailes grandimonteses para que fundaran un monasterio en Tudela, redimió a la Corona de ciertas cargas que ascendían en total a 92 libras de moneda de Navarra, dándoles a cambio la Iglesia de Corella que pleno jure les pertenecía como parte de la dote que el famoso conde Rotrón de Alperche dió a su sobrina Margarita al casarse con García VI Ramírez, el Restaurador. Tengo para mí que las armas del escudo de Corella son las mismas de la reina Margarita.
El corrector de la casa de Tudela, fray Raimundo de Bornacelo, con poder especial del general de la Orden de Grandimont, fray Guido, aceptó de buen grado la compensación con las nuevas condiciones que se le proponían, ya que, hecha información, resultó que sumados los derechos, pertenencias, rentas, diezmas y obvenciones, la iglesia de Corella rentaba cada año 125 libras contra 92 que valía lo que les pagaba la Corona.
El hecho de la incorporacíón de la iglesia de Corella al priorato de San Marcial es un gravísimo agravio que recibió Corella de la casa real francesa.
En él están contenidos como in semine siglos enteros de discordias, pleitos, excomuniones, entredichos, destierros y secuestros de frutos y rentas, además de los cuantiosísimos dispendios que redujeron a miseria y a ruina a la iglesia de Corella, codiciada presa de hambrones y picapleitos.
Dada la brevedad de este trabajo, paso por alto las diversas vicisitudes por las que pasó nuestra Iglesia, y quiero hacer notar solamente la fecha memorable de 1537 en que la universidad de parroquianos de Corella expuso a la Santidad de Paulo III la necesidad de erigir una nueva parroquia dedicada a la Santísima Virgen del Rosario.
Fundábase la petición en que la universidad había crecido de 150 parroquianos hasta cerca de 500 al convertirse los judíos y moros que antes la poblaban, siendo ya insuficiente la única parroquia de San Miguel y, sobre todo, el personal eclesiástico de la misma que, hasta entonces, constaba de un vicario y tres beneficiados, y que los frutos decimales habían aumentado de 500 a 1000 ducados anuales.
El Papa Paulo III, atendiendo benignamente a la petición de la villa de Corella, expidió su áurea bula Inter caetera para que se erigiera otra nueva parroquial bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, poniendo en ella un vicario y siete beneficiados y otros tantos ministros en la de San Miguel con la dotación para los dieciséis de la mitad de los diezmos de la villa y de su territorio. La Insigne y Real Colegiata de Tudela, aprovechando las vicisitudes políticas de aquellos desdichados tiempos, había intentado y obtenido bulas para la incorporación del priorato de San Marcial a su mesa capitular, y después de fuertes discusiones con los diversos priores y de varios intentos de incorporación del priorado, gozaba ya en aquel año de 1537 de la posesión del mismo, viendo cómo quedaban reducidos a la mitad los diezmos de Corella, impugnó la bula de erección de la parroquia del Rosario, aunque no prosperaron sus pretensiones, y dos años más tarde, o sea en el año de 1539, bien fuera por tener propicios a los de Corella o por reanudar la antigua costumbre de los priores de San Marcial, obsequió a los corellanos con el yantar de los ansarones el día de San Miguel.
Copio la cuenta de la comida del libro I de San Marcial, que empieza el año 1539 y acaba en el año 1550, existente en el archivo de la catedral de Tudela:
41 robos de pan a 21 tarjas el robo 74 florines y 8 grosses
113 libras de carnero a 14 blancas la libra 24 florines, 5 grosses y 6 tarjas
137 libras de vaca a 7 blancas la libra 15 » 19 8 »
45 ansarones a 1 y medio real castellanos 27 » 4 »
28 libras de queso a 22 cornados la libra. 3 » 6 » 4»
15 cargas de leña a 3 tarjas la carga 4 »
Alquiler de calderas y asadores 1 »
A Diego Gallego, cocinero, 1 real castellano 6 »
34 cántaras de vino tinto a 5 grosses 13 »
10 cántaras de vino blanco a 5 tarjas. 4 » 6 »
El coste total de la comida de 172 florines, 6 grosses y 9 tarjas fué abonado proporcionalmente por el cabildo de Tudela como prior de San Marcial y el señor Obispo de Tarazona que cobraba el cuarto de la diezma.
Se daba, además, por el cabildo la colación de Navidad y aquel año de 1539 costó "21 florines y XII grosses" distribuídos en la siguiente forma: 5 robos y medio de pan y 27 cántaras de vino blanco.
Cuando leí por primera vez la cuenta que acabo de escribir del famoso yantar de los ansarones, me vino a las mientes el curioso pasaje de las Bodas de Camacho y, al mismo tiempo, eché de ver la poca afición que tenían entonces los corellanos a la pesca.
¡Ojalá se pudiera convidar este año a todos los de Corella en el día de San Miguel o, aunque fuera cualquier otro día, a un banquete como el que acabo de reseñar!
JOSE MARIA MATEO, Pbro.