Pueblos de Navarra hoy, Núm 10

Corella. Secreto azul. PEDRO LOZANO BARTOLOZZI
CORELLA. Referencias
CORELLA, Ciudad Barroca Por Excelencia. CARMEN CATALAN-HIGUERAS
CORELLA Llegó a ser corte delrey de España Felipe V. AGUSTIN FERNANDIEZ VIRTO

Corella. Secreto azul.  PEDRO LOZANO BARTOLOZZI

Tomar un café "completo" en el humeante y bullicioso ágora del Casino, recordando a Heráclito el Oscuro y su hipótesis sobre la armonía de los contrarios, ayuda a entender la paradójica estampa marinera que esconde el alma de Corella.

Ciudad barroca y enladrillada, remolino cubista de un seco caserío moruno, alzado sobre una meseta dura, con las fachadas blasonadas de heráldica carcomida, llena de ventanas y balcones, con frescos zaguanes y recios portales, se nos transforma mágicamente en lugar hinchado de velas, en mascarón de proa reflejado en inquietas e imposibles aguas verdes...

Son bromas de la Historia y del vivir de los hombres. Nada menos que trece almirantes y un señor ministro de Marina nacieron en Corella. Suponemos que pocos pueblos, incluso de probado linaje marinero, pueden ofrecer semejante ejecutoria náutica.

Pensándolo bien, Corella tiene perfil de galeón. Los mástiles son sus altas torres. Aquí navega toda una flota de auténtico porte, de campanarios, atalayas, cubos, espadañas. San Miguel, el Rosario, la Merced, Araceli, el Hospital, San Benito y el Villar.

Los azules horizontes marinos se convierten en terrosas terrazas, en la porcelana gris de los montes cercanos, en la amplia llanura que riega el río Alhama, en el carasol del altozano dominando campos de vid, olivos, patata, remolacha, hortalizas, frutales.

Deambular por el laberinto de las calles de este pueblo hecho ciudad por el velazqueño Felipe IV, es grata experiencia y saludable ejercicio. De continuo se descubren lápidas conmemorativas de gestas heroicas, visitas ilustres o nacimientos de prosapia. Lo insólito se empareja con lo pintoresco y es que Corella no sólo tuvo ilustres y empelucados almirantes, sino otros muchos personajes, entre célebres milites, sabios teólogos, músicos, artistas, aventureros, pícaros y tipos legendarios.

De todo este asombroso friso de hombres, destacan mayormente los dieciochescos, que ponen así el contrapunto ribero a esa otra galería de individuos egregios que salieron del Baztán y que ha glosado Caro Baroja en su "Hora Navarra del XVIII".

Incluso el mismo primer monarca Borbón, Felipe V puso por dos veces la Corte en Corella. La primera durante cuatro meses y la segunda algo más breve. Vino el rey buscando la curación de su esposa María Luisa de Saboya, atraído por el poder benefactor que se atribuía a los ajos corellanos. La real familia se instaló en el palacio de Sesma, que por cédula especial luce desde entonces adorno de cadenas en la fachada, amén del escudo de esquina, cobijado bajo una trompa a modo de verena o concha.

También pasó por Corella el romántico Larra y así se lee en otra lápida.

Volviendo a los hijos ilustres hay que citar a Blas de la Serna, el más famoso y prolífico autor del período goyesco, con seiscientas tonadillas, ciento nueve comedias y sesenta y cuatro sainetes en su haber, o el artista Antonio González Ruiz, pintor de Cámara de Fernando VI y director de la Rea Academia de San Fernando.

Los generales y hombres de espada son legión, desde el medieval caballero Baratuerta hasta el no menos pintoresco y atribulado Eleuterio Ochoa, apodado "el moro corellano" y que llegó a artillero del Sultán.

Corella también ha sido grande en hombres de letras y de santidad, destacando fray José, un franciscano especialmente favorecido por el don profético, pues según cuenta Altadill, anunció el día de su óbito, "acaecido tal como dijo, pese a encontrarse sin la más leve dolencia que previera la probabilidad del suceso".

Y junto al sueño del mar, Corella nos evoca, por virtud de sus mistelas y vinos de moscatel, horas borrosas de la infancia, visitas a tías lejanas que nos obsequiaban con pasta y vino dulce "de Corella", en copas de fino cristal.

Hay que rezar ante uno de los prodigiosos altares barrocos cobijados por torres mudéjares que la ciudad tiene y decir adiós a un pueblo vivo de recuerdos y alegre como pocos por el talante ribero de sus gentes. 

CORELLA. Referencias
Datos
Superficie: 83,3 Km2
Altitud: 370 M.
Distancia desde Pamplona: 92 Km. Número de habitantes: 6.473.

Comunicación
Carretera Pamplona-Zaragoza, cogiendo el cruce de Castejón.

Ocupación laboral
El 26% de la población se dedica a la agricultura, en la que destaca el cereal, productos hortícolas, frutales, plantas de forrajes, maíz y vid. El sector inclustrial tiene gran importancia sobre todo tras la creación de un polígono industrial de iniciativa municipal. Destacan las empresas de construcción, metal, calzado y muebles.

Servicios
Gasolinera, cinco restaurantes, un complejo deportivo municipal, (dos piscinas privadas, dos farmacias, una escuela de EGB, otra de Formación Profesional y otra de Artes y Oficios.

Nota 1: Los datos de población corresponden al último censo de los ayuntamientos y concejos de Navarra, al 31 de marzo de 1985, publicados por el Servicio de Informáítica y Estadística del Gobierno de Navarra, salvo indicación contraria.

Nota 2: La denominación de los municipios es la of icial.

Nota 3: La adscripción de los concejos a un municipio corresponde a la efectuada por el Gobíerno de Navarra. Y la de éstos a las distintas merindades, según la clasificación última realizada por la Diputación foral.

Agricultura
Comunicaciones
Instalaciones deportivas
Centros Educativos
Gasolinera
Ganadería
Hostales y Hoteles
Industria
Lugar de interés
Restaurantes 

CORELLA, Ciudad Barroca Por Excelencia. CARMEN CATALAN-HIGUERAS

"CORELLA, ciudad barroca por excelencia" reza un cartel situado a la entrada de la localidac y, es cierto; cuando el visitante llega a Corella puede comprobarlo tras un breve recorrido por sus calles, plazas e iglesias.

En la parte antigua, las calles son estrechas y, en ellas, pueden apreciarse numerosas casas blasonadas, testigos mudos del pasado brillante de Corella. Entre los viejos tejados asoman las torres de dos de los monumentos más representativos del barroco corellano: la parroquia de San Miguel y la del Rosario.

Barrocas son también las iglesias del Carmen, de Araceli, de la Encarnación -hoy, Museo de Arte Sacro- y, fuera del casco urbano, la ermita del Villar.

Comenzando nuestro itinerario en pleno centro de esta bonita ciudad, en la plaza de los Fueros, nos encontramos con la iglesia de Ntra. Sra. del Rosario.

El templo es un edificio barroco construido a mediados del s. XVII. El plan general de la obra corresponde al proyecto de Alonso de Pamplona (1657) y a la reconstrucción llevada a cabo por Juan Antonio Marzal (1732) tras el derrumbamiento de la cúpula.

La iglesia presenta planta rectangular con tres naves, tribunas, coro alto a los pies, crucero y cabecera recta. La cubrición se reaÍiza miediante bóvedas de cañón con lunetos -en la nave central, brazos del crucero y presbiterio-, bóvedas de arista -en las laterales y tribunas- y cúpula sobre tambor octogonal en el crucero.

En el interior del templo hay que destacar los lienzos situados en las pechinas, obra de Vicente Berdusán (1670), y el Retablo Mayor, realizado por Sebastián de Sola y Calahorra y Francisco de Gurrea (1671-1679). El retablo está presidido por una imagen sedente de la titular que podría datarse a finales del s. XVI; el resto está ocupado por lienzos que representan escenas de la vida de la Virgen y de Cristo, entre las que destacan, por su calidad, la Anunciación y la Asunción -atribuidas a Vicente Berdusán-. Por último, debemos fijarnos en el órgano, obra del s. XVII, muy similar al de la vecina iglesia de San Miguel.

A la izquierda de esta parroquia se localiza la Casa de los Virto de Vera, construida en la primera mitad del s. XVIII, y en la que sobresale su escalera interior, cubierta por una interesante bóveda.

Las calles por las que nos dirigimos hacia San Miguel también ofrecen muestras de arquitectura civil barroca. En general, son edificios de dos o tres plantas con galería de remate, construidos en ladrillo y protegidos por pronunciados aleros de madera.

La iglesia de San Miguel es el templo más antiguo de Corella ya que su origen se remonta a la Edad Media. Su conformación actual, sin embargo, se debe a las obras realizadas durante los s. XVII y XVIII, en plena época barroca. Entre estas obras destacan las de 1643-1649 -la nave central- con los proyectos de fray Alonso de San José y Domingo de Aguirre, y la ampliación de 1707 -crucero y naves laterales- con los proyectos de Juan Martínez y Santiago Raón, entre otros.

El templo tiene planta rectangular con tres naves, coro alto a los pies, crucero y cabecera pentagonal. La cubrición se realiza mediante bóvedas de arista -en las naves-, de cañón con lunetos -en el transepto- y cúpula sobre tambor octogonal en el crucero.

En el interior destaca la decoración de la cornisa que recorre la nave central y el crucero, a base de yeserías, y las figuras del anillo de la cúpula que representan a San Miguel y otros ángeles con armas abatiendo a los demonios. El Retablo Mayor ofrece gran interés ya que señala el paso entre el Churrigueresco y el Rococó; fue realizado por Juan Antonio Gutiérrez entre 1718 y 1722, lo mismo que la imagen de Santa Mónica y la talla procesional de San Miguel. La iglesia cuenta, además, con otras obras dignas de atención como el Cristo gótico del s. XV -situado en la nave de la epístola- y el órgano de la primera mitad del s. XVIII.

La fachada principal de la iglesia de San Miguel forma parte de un bello conjunto arquitectónico que se complementa con la "Casa de las cadenas", construida en los primeros años del s. XVIII, y el "Palacio de Corella", obra del s. XVI en lamentable estado de conservación.

Muy cerca de donde nos encontramos, se localiza el Museo de Arte Sacro, que pertenece a la Fundación Arrese. Está ubicado en el antiguo convento de La Encarnación y su visita es obligada si queremos conocer el Arte de Corella. Además de la iglesia de estilo barroco, el museo cuenta con numerosas salas en las que pueden contemplarse obras de gran calidad, entre ellas destacan: varias esculturas medievales, una tabla hispano-flamenca, el tríptico de la Lamentación (finales s. XV), la talla procesional del Cristo a la columna (s. XVII), dos lienzos de Claudio Coello (s. XVII), algunas obras pintor corellano Antonio González R s. XVIII) y varios retablos barrocos. Este museo se completa con la colección José Luis de Arrese, emplazada en su casa solariega. No podemos abandonar el casco urbano sin visitar dos importantes iglesias conventuales: el Carmen y Araceli.

La iglesia de Ntra. Sra. del Carmen fue construida en los primeros años del s.XVII siendo ampliada en años posteriores. Constituye un típico ejemplo de la arquitectura conventual de la Orden carmelita.

La iglesia de Ntra. Sra. de Araceli, es obra del último tercio del s. XVII y de algunas reformas realizadas en el s. XVIII. Responde a la tipología característica de iglesia conventual del barroco.

Para terminar nuestro pequeño recorrido es necesario abandonar el núcleo urbano y encaminarnos hacia la parte nueva de la ciudad. Esta zona está constituida por casas ajardinadas que contrastan con la parte vieja y señalan el camino hasta la Ermita de Ntra. Sra. del Villar. La ermita es un edificio barroco del s. XVII que alberga la imagen de la titular, patrona de Corella. Dicha imagen debió ser, en su origen, talla gótica del s. XIV; pero, en la actuafl responde al modelo barroco de imagen vestir. 

CORELLA Llegó a ser corte delrey de España Felipe V. AGUSTIN FERNANDIEZ VIRTO

El que Corella tenga una incierta y discutida etimología: el que históricamente empecemos a hablar de ella en el siglo XII, y el que su prehistoria no haya sido estudiada sistemátricamente, no quiere decir que hayamos nacido en un pueblo que empezó, a vivir ayer.

Muy al contrario, Corella ofrece el tentador aliciente para los estudiosos, de poder investigar ampliamente en diversos campos de su historia y presentar a los demás una Corella que, por su pasado y por su presente, detallada y amenamente expuestos, se la aprecie más, se la quiera más y se sienta uno impulsado a darla a conocer por todos los medios de comunicación para que vengan los foráneos con la seguridad de que en su visita no han de sentirse defraudados.

A los arqueólogos podemos brindarles una serie de parajes de los que ya existen numerosas muestras lo mismo prehistóricas (rascadores, raederas, microburiles ... ) que romanas (terra sigilata del siglo 1 al IV, cerámicas de paredes gruesas y paredes finas, grafitos ... ) y cerámica árabe (lo mismo vidriade que mate con decoración en negro).

En distintas ocasiones han aparecido monedas de Graccuris, Segia (Ejea de los Caballeros), del emperador Cómodo (161 - 192) (Lucio Marco Elio Antonio Aurelio, hijo de Marco Aurelio y de Faustina) y algunas más Pendientes de clasificar.

Como se sabe, cerca de Corella pasaba vía romana de Briviesca (Virovesca) a Zaragoza (César Augusta) que, bifurcándose en Graccuris, poco antes de llegar a Alfaro, seguía a la izquierda para pasar por Tudela y Cortes, y, a la derecha, por Alfaro, Cascante1 (Cascanto) y Ablitas, para juntarse, poco después de Cortes, y seguir por Alagón (Allabone) y Casetas a Zaragoza con un recorrido total de 160 millas equivalentes a 238.5 kilómetros.

Las referencias nistóricas que tenemos de Corella empiezan con la nominación del guerrero Baratuerta a la vanguardia de Alfonso el Batallador y, luego, en la donación por el propio rey a su primo Rotrou II el Grande, conde de Perche, en el año 1128, de Corella y su término, quien posteriomente la donó a su sobrina Margarita L'Aigle.

En el "Catálogo documental de la ciudad de Corella", confeccionado con cariño por mi buen amigo Florencio Idoate, y editado en 1964, puede leerse: "Tudela 20 de enero de 1423.- El rey (Carlos III el Noble) hace donación al Príncipe de Viana (su nieto) de diferentes lugares, confirmándole los de Corella y Cintruénigo, a la vez que le nombra señor de Corella y Peralta". Este documento se considera como el fundacional del Principado de Viana.

A morir Carlos III el 8 de septiembre de 1425, don Juan recibe la noticia por parte de su esposa doña Blanca cuando se encontraba en el campamento de Araciel, cerca de Corella, reinando ambos a partir de ese día hasta 1441.

Corella está a punto de desaparecer cuando en la guerra de Aragón y Navarra, en 1429, contra Castilla, los de Alfaro la atacaron no dejando piedra sobre piedra. Esto explica la carencia de monumentos y edificios anteriores a esa fecha.

Llegados a la Edad Moderna hay que destacar el siglo XVIII como el más importante para Corella y a él hay que referirse cuando paseando por el Casco Antiguo, admiramos esas magníficas muestras de la arquitectura civil, dentro del barroco navarro-aragonés.

Asimismo, son los siglos XVII y XVIII en los que se prodigan los retablos barrocos que en número de medio centenar se distribuyen por las iglesias y museo de Corella, que cuenta con el título de ciudad desde 1630 concedido por Felipe IV.

Pero cuando realmente traspasó las fronteras nacionales el nombre de Corella fue con motivo de la llegada de Felipe V con su familia y con toda la corte, permaneciendo en ella desde el 14 de junio al 20 de octubre de 1711, en plena Guerra de Sucesión, circunstancia por la cual, Corella fue visitada por los más importantes personajes españoles y extranjeros. En 1719 volvió con Isabel Farnesio. Agustín de Sesma y Sierra y su esposa Josefa Escudero y Ruiz de Murillo fueron los anfitriones de tan egregios huéspedes y Felipe V les concedió el privilegio de uso de cadenas en las dos puertas de su casa para perpetuar este acontecimiento, motivo por el cual se la conoce desde entonces como "Casa de las Cadenas", habitada ininterrumpidamente por nuestra familia hasta hoy.

En la "Colección de biografías locales" publicada por José Luis de Arrese (nunca suficientemente recordado, verdadero descubridor de la historia de Corella), podemos contabilizar, particularmente en esos siglos XVII y XVIII, los siguientes personajes: 14 abades mitrados y obispos, 20 arquitectos y constructores, 34 caballeros de las cuatro órdenes militares, 17 caballeros de San Juan o de Malta, 11 capitanes generales, y gobernadores militares, 13 profesores universidad, 16 corregidores y gobernares, 9 diputados y senadores, 15 donantes, 2 embajadores, 34 escritores, 38 escultores y entalladores, 19 fundadores de conventos y patronos, 9 almirantes y jefes de escuadra, 5 médicos célebres, 74 militares, 7 ministros (uno de ellos de Marina), 6 músicos, 57 nobles y títulos del Reino, 16 oidores y magistrados, 13 personajes de la Historia, 19 pintores (entre ellos el primer director general de la Academia de San Fernando), 33 religiosos y místicos.

Con todos estos antecedentes históricos, el visitante descubre una Corella que ignoraba, aun en el supuesto de que sea un navarro de pocos kilómetros a la redonda.

Súmese a lo dicho el arte contenido enlas diversas iglesias y en sus dos museos y se puede uno percatar de lo escasa que resulta una sola jornada para darse una idea aproximada de lo que en realidad es Corella.

Y, situándonos ya en la Corella actual con sus nuevas construcciones, su parque, sus piscinas y sus buenos establecimientos para un hospedaje cómodo, sano y económico, hacen de Corella un lugar ideal para pasar una temporada de verano, cosa que se patentiza con la afluencia creciente de visitantes en esta época del año particularme.