BAJO CONTINUO El bajo continuo (también conocido como bajo cifrado o simplemente como continuo) es la práctica de crear («realizar» como dicen los especialistas) un acompañamiento basándose en la parte del bajo ya compuesta, tocando las notas bajas e improvisando la armonía en las notas superiores. Este término también se refiere en sí a la misma composición. Los compositores a menudo anotaban números (cifras, de ahí viene «bajo cifrado») en la parte del bajo para indicar la armonía. Las reglas de la realización del continuo son lo suficientemente fijas para que ejecutantes adiestrados puedan tocar de un bajo que no esté cifrado. El continuo en la música fue una práctica normal aproximadamente desde 1600 hasta finales del 1700. Normalmente, los compositores no especificaban la instrumentación del continuo, sin embargo los instrumentos que comúnmente se usaban incluían a la familia del laúd (el arcolaúd y la tiorba, especialmente), el arpa, la guitarrra, instrumentos de las familias del órgano y del clavecín, e incluso instrumentos de cuerda al arco como la lirona o el violón. Una práctica común es tener muchos y distintos instrumentos que realicen la línea del continuo (en el siglo XVII, se piensa que la tiorba y el órgano eran la combinación favorita. La partitura publicada del Orfeo de Monteverdi, menciona tres tiorbas, dos clavecines, dos órganos, un regal y una arpa). Los instrumentos de teclado hacen que sea más fácil, pero no ofrecen mucha variedad de matices. En cambio, los otros instrumentos ofrecen una expresión de matices, pero menos agilidad para las partes que requieren rapidez o armonías complejas. Además de los instrumentos de cuerda, los instrumentos melódicos (violonchelo, fagot) también puede ejecutar la línea del bajo, aunque no es necesario y es menos común, mientras más antigua sea la música. La noción generada en los años sesenta de que el continuo se componía del clavecín y del violonchelo se basa en la preferencia expresa de Carl Philipp Emanuel Bach para aquella combinación en la música de cámara alrededor del 1762, lo que puede ser de dudoso valor para la música más antigua que aquélla. En la música orquestal, el o los instrumentos de cuerda tocan juntamente con la sección del bajo. Como el arte de la ejecución del continuo ya no es algo tan conocido, a excepción de algunos especialista de la música antigua, ediciones actuales de música antigua normalmente incluyen una parte para teclado que se compone de la parte del continuo original más la realización de la armonía hecha por el editor, para la mano derecha. Los intérpretes conocedores evitan usar esas partes, y se permiten una realización que sea más espontánea. Además, el estilo del continuo más antiguo suele ser orientado más al contrapunto que a la armonía, aunque esta diferencia puede ser mínima. Los orígenes del continuo no han podido ser establecidos. Se puede decir que sus predecesores son las canciones con acompañamiento de laúd no escrito, pero indicado (lo que probablemente se puede rastrear en los orígenes de las canciones con acompañamiento improvisado) y los organistas que ayudaban a los cantantes en sus presentaciones litúrgicas. Una noción de sentido común es que en cualquier época un instrumento capaz de tocar armonías se puede unir a un conjunto, el intérprete naturalmente llenará aquellas armonías. Otra fuente de esta práctica probablemente puede ser la tabulación, y la reducción de anotación musical que implica.