BOLIVIA y NICARAGUA para
VENECUBA
Hugo Chávez anuncia que no esperará las elecciones del
2006 para imponer el socialismo en Venezuela y la diplomacia
cubano-venezolana movida con abundantes petrodólares, se muestra
particularmente activa para conquistar Bolivia y Nicaragua vía control de
los municipios.
El número agosto-septiembre de la publicación comunista
chilena Punto Final trae como tema de portada el socialismo del
siglo XXI, ilustrando su tapa con una fotografía de Hugo Chávez
aparentemente tomada en el jardín situado en los altos del Palacio de
Miraflores.
El texto central es una entrevista concedida por Chávez
a Manuel Cabieses, militante comunista con largas pasantías en Venezuela
desde mediados del siglo pasado, usual firmante de comunicados en apoyo
internacional al gobierno de Fidel Castro y de la revolución bolivariana y,
miembro de la junta de asesores de Telesur. En la conversación de Chávez con
Cabieses a finales de julio, la cual ha circulado profusamente en los
últimos días en diversas listas en la Intenet, el presidente venezolano
informó al mundo su cambio de gustos políticos, desechando la “Constitución
Bolivariana” como “proyecto” y proclamando que “vamos rumbo al socialismo.
La democracia revolucionaria hay que irla orientando hacia el socialismo”.
Igualmente se permitió notificar que no esperará las elecciones del 2006
para acelerar su proyecto, ya que “los tiempos políticos no coinciden
necesariamente con los tiempos electorales. De aquí a un año hay un siglo.”
El presidente venezolano ha estado invitando a sus seguidores a discutir el
concepto de socialismo y anuncia la realización de un evento internacional
sobre el tema, pero las medidas de expropiación (con visos de simple
confiscación) y estatización forzada de tierras y fábricas, así como los
discursos de Chávez en Puerto Ordaz el 20 de septiembre y en Caracas el 23
del mismo mes, demuestran que ya el “socialismo” es política oficial en
Venezuela.
Analistas históricos encuentran claras analogías entre
el actual momento venezolano y diciembre de 1961 cuando Fidel Castro
proclamo la orientación comunista de su régimen.
Chávez dice a Cambiases que la decisión de apurar el
paso tiene que ver con hechos internacionales, y menciona procesos en
Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Centroamérica y el Caribe.
Chávez afirma que “Cuando ves reverdecer los campos, es el momento de abonar
para que broten las sementeras”. Para las tareas de “abonar” el socialismo
anuncia la planificación de acciones continentales por parte de gobiernos
ideológicamente amigos, o de las organizaciones pro cubanas especialmente
activas en países como Bolivia, Ecuador o Nicaragua.
“Los que estamos al
frente de algunos procesos en América Latina, ya sea desde el gobierno o de
movimientos políticos y sociales, debemos diseñar el mapa no sólo
estratégico sino también táctico y de trabajo.” Tras esas declaraciones
quedará cada vez más difícil a la cancillería
venezolana desmentir a quienes acusan a Chávez de intromisión en los asuntos
internos de sus vecinos. Ya es oficial que Caracas realiza una política
exterior orientada a promover el socialismo en la región: donde los
gobiernos no le sean proclives, ese plan se ejecutará con “movimientos
políticos y sociales”.
La diplomacia cubano-venezolana
Las relaciones entre Caracas y La Habana van más allá
del intercambio de servicios cubanos a cambio de petrodólares. Se trata de
una alianza política, militar, económica y diplomática oficialmente arropada
por acuerdos estratégicos suscritos. La coordinación de la acción
diplomática forma parte de esos acuerdos, de lo cual se desprende la
existencia formal de una diplomacia cubano-venezolana, que actúa
coordinadamente, y cada vez más, de forma conjunta. El más notorio y
reciente hecho en este sentido lo constituyó el incidente causado en la ONU
por las delegaciones de Venezuela y Cuba, quienes sólo lograron sumar a
Bielorrusia (“la Cuba de Europa”) en el intento de boicotear la aprobación
del documento central de la Cumbre Mundial 2005. En ese documento, entre
otras materias, fue ampliado el tratamiento de la ONU al espinoso tema de
los derechos humanos y, además, fue incluido el concepto de “responsabilidad
de proteger” (el R2P del argot diplomático) a las poblaciones amenazadas por
genocidios, crímenes de guerra, limpiezas étnicas o crímenes de lesa
humanidad. Los gobiernos de Cuba, Bielorrusia y Venezuela no gustan de estos
cambios y en consecuencia, buscaron sin éxito desacreditar los tibios
alcances logrados en la reformas de la ONU. Un caso análogo aconteció el 25
de septiembre cuando Venezuela fue el único país, de los 35 que integran la
junta de gobernadores de la Organización Internacional de Energía Atómica,
que apoyó el programa nuclear de Irán.
Aparte de las acciones de diplomacia de alto vuelo en
la ONU, y de los cada vez más usuales entramados comerciales protagonizados
por Caracas y La Habana ante terceros, la política exterior
cubano-venezolana da alta relevancia al fortalecimiento de las
organizaciones políticas ideológicamente afines y al debilitamiento de los
gobiernos no adeptos a la revolución. El viejo aparato propagandístico pro
cubano en Latinoamérica, EEUU y Europa, la agencia de noticias cubana, los
enlaces entre la izquierda tradicional y la diplomacia de La Habana, han ido
ampliando su capacidad de acción, en cuanto los petrodólares y el petróleo
venezolano usado como arma estratégica, han comenzado a financiar las
operaciones de exportación del modelo socialista.
Dos elecciones en la mira
Desde el inicio del actual gobierno venezolano
proliferaron las anécdotas y denuncias sobre petrodólares que financiarían
organizaciones izquierdistas en el continente. Los desmentidos del boliviano
Evo Morales, del colombiano Horacio Serpa, o del brasileño Lula da Silva
sólo han servido para avivar la curiosidad sobre los mecanismos de enlace
entre Caracas y cada una de las organizaciones afines. Aparte del notorio y
público financiamiento de viajes y eventos para centenas de representantes
de los partidos y movimientos afines a la “revolución venezolana”, en los
últimos meses Caracas y La Habana desataron una nuevo esquema: financiar las
acciones de los gobiernos municipales controlados por sus aliados
izquierdistas en Bolivia y Nicaragua, dos países sumidos en profundas crisis
políticas en los cuales dos candidatos pro-cubanos tienen probabilidades de
alcanzar el poder en el futuro inmediato. Si bien la política exterior según
las Constituciones de Bolivia y Nicaragua es asunto de los gobiernos
nacionales, la diplomacia cubano-venezolana ha descubierto y está
desarrollando una nueva forma de intervencionismo valiéndose de la debilidad
de los gobiernos nacionales de ambos países.
En la noche del 09 de septiembre, en acto presidido por
Fidel Castro, fue suscrito en La Habana un “Acuerdo de Cooperación” entre el
régimen cubano, representado por el Presidente de la
Asamblea Nacional y 71 alcaldes bolivianos, que
suman poco más del 20% del total de municipios de Bolivia. El “Acuerdo”
suscrito por Alcaldes de clara tendencia izquierdista, tras una semana de
visita en la isla, contempla que Cuba otorgará becas para estudiar medicina
en Cuba a estudiantes bolivianos incluyendo la transportación aérea, se
trasladará a Cuba de forma gratuita a personas con problemas visuales
(programa cuyo financiamiento fue ofrecido por Hugo Chávez en programa de TV
transmitido desde Cuba), desarrollar programas de cooperación en educación,
deporte, economía y agricultura. Ya el paquete cubano de alfabetización “Yo
si puedo” está aplicándose en algunas poblaciones, y tras la firma del
“Acuerdo” de La Habana la presencia de operadores cubanos en los municipios
bolivianos controlados por la izquierda deberá aumentar para fortalecer el
aparato político que favorece a Evo Morales.
El mismo esquema se desarrolla en Nicaragua. Las
87 alcaldías bajo control del Frente Sandinista están recibiendo ayuda
cubana en forma de la aplicación del programa “Yo si puedo”.
Simultáneamente, el FSLN anunció un convenio con Caracas, negociado al
margen del gobierno del presidente Enrique Bolaños, mediante el cual PDVSA
venderá combustible subsidiado y a crédito a las alcaldías controladas por
el sandinismo, junto a las cuales, además, se crearía una empresa para
construir un sistema de almacenamiento.
El intervencionismo cubano-venezolano usando la
vía municipal ha despertado apetencias entre otras organizaciones
izquierdistas de la región. Hace unos días se supo de los “compañeros”
alcaldes del salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional,
quienes ya mandaron su carta a Caracas pidiendo su cuota de petrodólares
socialistas.
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