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La biografía de Juan Pablo Rojas Paúl

 

 

     
 

Revista Zeta del 30 de septiembre al 7 de octubre de 2005

 


BOLIVIA y NICARAGUA para VENECUBA

 

 

Hugo Chávez anuncia que no esperará las elecciones del 2006 para imponer el socialismo en Venezuela y la diplomacia cubano-venezolana movida con abundantes petrodólares, se muestra particularmente activa para conquistar Bolivia y Nicaragua vía control de los municipios.

 

 

El número agosto-septiembre de la publicación comunista chilena Punto Final trae como  tema de portada el socialismo del siglo XXI, ilustrando su tapa con una fotografía de Hugo Chávez aparentemente tomada en el jardín situado en los altos del Palacio de Miraflores.

El texto central es una entrevista concedida por Chávez a Manuel Cabieses,  militante comunista con largas pasantías en Venezuela desde mediados del siglo  pasado, usual firmante de comunicados en apoyo internacional al gobierno de Fidel Castro y de la revolución bolivariana y, miembro de la junta de asesores de Telesur. En la conversación de Chávez con Cabieses a finales de julio, la cual ha circulado profusamente en los últimos días en diversas listas en la Intenet, el presidente venezolano informó al mundo su cambio de gustos políticos, desechando la “Constitución Bolivariana” como “proyecto” y proclamando que “vamos rumbo al socialismo. La democracia revolucionaria hay que irla orientando hacia el socialismo”.  Igualmente se permitió notificar que no esperará las elecciones del 2006 para acelerar su proyecto, ya que “los tiempos políticos no coinciden necesariamente con los tiempos electorales. De aquí a un año hay un siglo.” El presidente venezolano ha estado invitando a sus seguidores a discutir el concepto de socialismo y anuncia la realización de un evento internacional sobre el tema, pero las medidas de expropiación (con  visos de simple confiscación) y estatización forzada de tierras y fábricas, así como los discursos de Chávez en Puerto Ordaz el 20 de septiembre y en Caracas el 23 del mismo mes, demuestran que ya el “socialismo” es política oficial en Venezuela.

Analistas históricos encuentran claras analogías entre el actual momento venezolano y diciembre de 1961 cuando Fidel Castro proclamo la orientación comunista de su régimen.

Chávez dice a Cambiases que la decisión de apurar el paso tiene que ver con hechos internacionales, y menciona procesos en Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Centroamérica y el Caribe. Chávez afirma que “Cuando ves reverdecer los campos, es el momento de abonar para que broten las sementeras”. Para las tareas de “abonar” el socialismo anuncia la planificación de acciones continentales por parte de gobiernos ideológicamente amigos, o de las organizaciones pro cubanas especialmente activas en países como Bolivia, Ecuador o Nicaragua. Los que estamos al frente de algunos procesos en América Latina, ya sea desde el gobierno o de movimientos políticos y sociales, debemos diseñar el mapa no sólo estratégico sino también táctico y de trabajo.” Tras esas declaraciones quedará cada vez más difícil a la cancillería venezolana desmentir a quienes acusan a Chávez de intromisión en los asuntos internos de sus vecinos. Ya es oficial que Caracas realiza una política exterior orientada a promover el socialismo en la región: donde los gobiernos no le sean proclives, ese plan se ejecutará con “movimientos políticos y sociales”.

 

La diplomacia cubano-venezolana

Las relaciones entre Caracas y La Habana van más allá del intercambio de servicios cubanos a cambio de petrodólares. Se trata de una alianza política, militar, económica y diplomática oficialmente arropada por acuerdos estratégicos suscritos. La coordinación de la acción diplomática forma parte de esos acuerdos, de lo cual se desprende la existencia formal de una diplomacia cubano-venezolana, que actúa coordinadamente, y cada vez más,  de forma conjunta. El más notorio y reciente hecho en este sentido lo constituyó el incidente causado en la ONU por las delegaciones de Venezuela y Cuba, quienes sólo lograron sumar a Bielorrusia (“la Cuba de Europa”) en el intento de boicotear la aprobación del documento central de la Cumbre Mundial 2005. En ese documento, entre otras materias,  fue ampliado el tratamiento de la ONU al espinoso tema de los derechos humanos y, además, fue incluido el concepto de “responsabilidad de proteger” (el R2P del argot diplomático) a las poblaciones amenazadas por genocidios, crímenes de guerra, limpiezas étnicas o crímenes de lesa humanidad. Los gobiernos de Cuba, Bielorrusia y Venezuela no gustan de estos cambios y en consecuencia, buscaron sin éxito desacreditar los tibios alcances logrados en la reformas de la ONU. Un caso análogo aconteció el 25 de septiembre cuando Venezuela fue el único país, de los 35 que integran la junta de gobernadores de la Organización Internacional de Energía Atómica, que apoyó el programa nuclear de Irán.

Aparte de las acciones de diplomacia de alto vuelo en la ONU, y de los cada vez más usuales entramados comerciales protagonizados por Caracas y La Habana ante terceros, la  política exterior cubano-venezolana da alta relevancia al fortalecimiento de las organizaciones políticas ideológicamente afines y al debilitamiento de los gobiernos no adeptos a la revolución. El viejo aparato propagandístico pro cubano en Latinoamérica, EEUU y Europa, la agencia de noticias cubana, los enlaces entre la izquierda tradicional y la diplomacia de La Habana, han ido ampliando su capacidad de acción, en cuanto los petrodólares y el petróleo venezolano usado como arma estratégica, han comenzado a financiar las operaciones de exportación del modelo socialista.

 

Dos elecciones en la mira

Desde el inicio del actual gobierno venezolano proliferaron las anécdotas y denuncias sobre petrodólares que financiarían organizaciones izquierdistas en el continente. Los desmentidos del boliviano Evo Morales, del colombiano Horacio Serpa, o del brasileño Lula da Silva sólo han servido para avivar la curiosidad sobre los mecanismos de enlace entre Caracas y cada una de las organizaciones afines. Aparte del notorio y público financiamiento de viajes y eventos para centenas de representantes de los partidos y movimientos afines a la “revolución venezolana”, en los últimos meses Caracas y La Habana desataron una nuevo esquema: financiar las acciones de los gobiernos municipales controlados por sus aliados izquierdistas en Bolivia y Nicaragua, dos países sumidos en profundas crisis políticas en los cuales dos candidatos pro-cubanos tienen probabilidades de alcanzar el poder en el futuro inmediato. Si bien la política exterior según las Constituciones de Bolivia y Nicaragua es asunto de los gobiernos nacionales, la diplomacia cubano-venezolana ha descubierto y está desarrollando una nueva forma de intervencionismo valiéndose de la debilidad de los gobiernos nacionales de ambos países.

En la noche del 09 de septiembre, en acto presidido por Fidel Castro, fue suscrito en La Habana un “Acuerdo de Cooperación” entre el régimen cubano, representado por el Presidente de la Asamblea Nacional y 71 alcaldes bolivianos, que suman poco más del 20% del total de municipios de Bolivia. El “Acuerdo” suscrito por Alcaldes de clara tendencia izquierdista, tras una semana de visita en la isla, contempla que Cuba otorgará becas para estudiar medicina en Cuba a estudiantes bolivianos incluyendo la transportación aérea, se trasladará a Cuba de forma gratuita a personas con problemas visuales (programa cuyo financiamiento fue ofrecido por Hugo Chávez en programa de TV transmitido desde Cuba), desarrollar programas de cooperación en educación, deporte, economía y agricultura. Ya el paquete cubano de alfabetización “Yo si puedo” está aplicándose en algunas poblaciones, y tras la firma del “Acuerdo” de La Habana la presencia de operadores cubanos en los municipios bolivianos controlados por la izquierda deberá aumentar para fortalecer el  aparato político que favorece a Evo Morales.

El mismo esquema se desarrolla en Nicaragua. Las 87 alcaldías bajo control del Frente Sandinista están recibiendo ayuda cubana en forma de la aplicación del programa “Yo si puedo”. Simultáneamente, el FSLN anunció un convenio con Caracas, negociado al margen del gobierno del presidente Enrique Bolaños, mediante el cual PDVSA venderá combustible subsidiado y a crédito a las alcaldías controladas por el sandinismo, junto a las cuales, además, se crearía una empresa para construir un sistema de almacenamiento.

El intervencionismo cubano-venezolano usando la vía municipal ha despertado apetencias entre otras organizaciones izquierdistas de la región. Hace unos días se supo de los “compañeros” alcaldes del salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, quienes ya mandaron su carta a Caracas pidiendo su cuota de petrodólares socialistas.