EDITORIAL:
¿Hacia un final desastroso?
¿Por dónde podemos empezar este editorial? Quizás no estaría mal recordar que el pasado 28 de Diciembre de 1999 la banda terrorista ETA anunciaba que daba por concluido el alto el fuego iniciado catorce meses antes. En su brillante declaración, responsabilizaba a EA y al PNV de ese fatal desenlace por su tibieza en el impulso del "proceso" de construcción nacional, en general, y por su negativa a secundar la propuesta de convocatoria unilateral de elecciones constituyentes en el conjunto de Euskal Herria, en particular. (Cuadro: La Torre de Babel, Bruegel el Viejo).
ETA
desvelaba un documento que recogía el compromiso contraído en agosto de 1998,
dos meses antes del inicio de la tregua, por la que EA y PNV aceptaban dar los
pasos necesarios para "crear una institución con una estructura única y
soberana" que comprenda las actuales comunidades de Navarra y Euskadi y el
País Vasco-Francés. La obligación de ruptura con los partidos españolistas (PSE-PSN
y PP-UPN) era parte de la metodología de este proceso.
El cese de la tregua etarra ha traído 3 nuevos muertos y decenas de actos de Kale Borroka, tras los que se muestran los peores síntomas de fascismo e intolerancia por parte de los sectores que siguen manteniendo que un conflicto de carácter político necesita del empleo de la violencia y justifican el asesinato, la extorsión y el amedrentamiento de los vascos que no piensan como ellos.
¿Cuáles son los hechos que nos preocupan de todo este proceso?.
El PNV y EA negaron haber suscrito el documento cuya existencia desveló ETA, alegando que en el reverso del mismo habían hecho constar sus reservas. Sin embargo, la evidencia indica que los dos compromisos que recoge han sido asumidos de hecho por la dirección de los partidos nacionalistas. ¿Son las únicas discrepancias de EA y PNV las referidas a los ritmos de aplicación de lo previamente convenido?
Muchos somos los nacionalistas que pensamos que si bien el terrorismo ha tenido motivaciones políticas, muchas de éstas que ETA y HB aducen no son asumibles desde una perspectiva democrática liberal, pues no respetan la pluralidad de la sociedad vasca.
El Pacto de Lizarra ha fracasado estrepitosamente pues:
1.- ETA ha vuelto a las armas y ha asesinado a 3 personas
2.- PNV y EA no han conseguido la normalización de HB y su entorno, pues esta formación ha rehusado participar en las pasadas elecciones generales y su presencia en el Parlamento de Vitoria es arbitraria e inconstante. Resultan muy dudosos los avances en la integración de HB en las instituciones y más todavía su aceptación de las reglas de juego democráticas.
3.- Así mismo, EA y PNV no han conseguido que HB gane en autonomía respecto a la banda armada. El margen de maniobra del brazo político del terrorismo es exiguo respecto al militar.
Esta experiencia fallida ha demostrado, a mi juicio, que el planteamiento de paz a cualquier precio no sólo es injusto, sino que además no conduce a la paz. El valor de la libertad, es un valor superior al de la paz y ésta no puede ni debe alcanzarse pagando un precio y sometiéndose a los designios de la banda ETA.
Para que ETA desista, deberá antes convencerse de que la violencia no le va a proporcionar NINGÚN beneficio político. Lo que puede esperar es un arreglo en términos de paz por presos, pero no puede suplantar la voluntad de la ciudadanía vasca e imponer sus ideales de un país metafísico, irreal. Y para que HB sea admitida en el grupo de los partidos democráticos sus miembros deben interiorizar que es incompatible el juego político y su acceso a las instituciones con la permanencia de la violencia de ETA y de la kale borroka.
Jugando a los arcanos podemos pensar en una hipótesis negativa, que conduciría hacia un final desastroso, penoso de todo este proceso. Si tras una escalada terrorista EA y PNV no rompen su vinculación con ETA y HB, las relaciones ideológicas entre ambos nacionalismos se interiorizarían, generándose una complicidad recíproca. Esta sería la gran victoria de ETA, estableciéndose los lazos de sangre entre los dos nacionalismos, con la progresiva sustitución del nacionalismo democrático por ETA.
ETA volvería a la casa del Padre, con la intención de desalojar a PNV y EA, para quedarse con la casa, con el solar y con la causa. ¿Podrá conseguir ETA sus objetivos? Antes de responder esta cuestión pensemos en una sociedad vasca envilecida por el terror, cada vez más desvertebrada, que son los principales logros de ETA en sus 40 años de existencia.
Editor de la Revista: Arturo Goldarazena Consejo Editorial: Antxon Urra, Joxan Rekondo, Yolanda Garde, Jose María Aierdi.