Cambio de sonidos
Nadie sabe por qué, pero los sonidos cambian en todos los lenguajes. Los únicos lenguajes que no cambian son los muertos.
Los sonidos se transforman en otros, y a veces por influencia de otros. Los cambios de sonidos se pueden clasificar en condicionados e incondicionados (no recuerdo si hay palabras más correctas para esto). Un cambio de sonido incondicionado transformó la palabra inglesa antigua sceadu /'sk&adu/ en shadow /'S&dOw/, de la misma forma que en toda otra palabra que comenzaba con /sk/ éste la cambió a /S/ (sh). La mayoría de las palabras inglesas modernas con /sk/ inicial son préstamos escandinavos, por si te lo estabas preguntando. Un cambio de sonido condicionado transformó el francés marbre en el inglés marble (la segunda /r/ se disimiló de la primera).
Los tipos principales de cambio de sonido influenciado son:
- Asimilación: un sonido se acerca a otro vecino. Por ejemplo, la misma palabra asimilar, del latín ad- + simul-; la /d/ se volvió /s/ a causa de la /s/ vecina (luego las dos se fundieron, desde luego). La asimilación puede transformar a los dos sonidos a la vez (recíproca), al primero (regresiva) o al segundo (progresiva).
- Disimilación: lo contrario a la asimilación; dos sonidos idénticos o similar se apartan uno de otro. Por ejemplo, el cambio marbre → marble ya mencionado, o el cambio del mismo tipo ocurrido con palabras latinas como arbor, que dio en español árbol. La disimilación suele ser para evitar cacofonías.
- Metátesis: dos sonidos intercambian sus lugares. Esto generalmente produce una nueva combinación más fácil de pronunciar (aunque 'fácil' es un término muy subjetivo). Por ejemplo, en español antiguo en palabras como dejadle solía producirse metátesis en dejalde.
- Elisión, síncopa, apócope: todos éstos son nombres para el mismo fenómeno. Se refieren a la pérdida de sonidos; elisión específicamente significa pérdida de vocales o sílabas no acentuadas, mientras que síncopa se refiera a la pérdida de sonidos medios, y apócope es la pérdida de sonidos finales. En francés se produce mucha elisión, como en au revoir /or'vwa/. La pérdida de la /e/ final en inglés y francés es un apócope, al igual que las formas alternativas de algunos adjetivos en español, como gran vs. grande.
- Haplología: la pérdida de una secuencia de sonidos por semejanza con sonidos vecinos. En latín, según las reglas de derivación y cambio esperadas, stipendium debería haber sido *stipipendium; la misma haplología se reduciría probablemente a haplogía si fuese un término más comúnmente usado.
- Liaison ('ligadura', pronunciada /li.e'zo~/): la introducción de un sonido entre otros dos, especialmente entre palabras. El francés, de donde viene la palabra, produce mucha: las consonantes finales 'perdidas' de muchas palabras reaparecen cuando la siguiente palabra empieza por vocal. Por ejemplo, C'est moi /,sE'mwa/ vs. C'est Anne /,sEt'an/.
- Prótesis: se añade un sonido inicial extra al principio de ciertas palabras, como la /e/ que en español se añadió a las palabras latinas comenzadas en /sp/ (y hoy en día aún a muchos préstamos ingleses): latín spectrum → espectro.
- Epéntesis: un sonido medio extra se añade entre otros. En galés, una vocal epentética aparece entre ciertos pares de consonantes en position final; por ejemplo llyfr se pronuncia como si fuese llyfyr.
Los cambios de sonido condicionados e incondicionados no son siempre fáciles de separar. Si tomamos la definición como una regla estricta, casi todos los cambios son condicionados; muy pocos son absolutamente espontáneos. Por ejemplo, el cambio de la /k/ latina (escrita c) en los lenguajes romances se ve como incondicionado, pero fue de hecho producido por la influencia de las vocales: /k/ cambió en /s/ en español y francés (aunque siguió siendo escrita c) cuando el sonido siguiente era una vocal frontal (/e/ o /i/).
El cambio de sonidos suele producir irregularidades. En español, las diferentes formas en las que cambió la /k/ latina produjo las formas irregulares del verbo decir: digo, dice, dijo, dicho. Pero un cambio de un tipo específico puede ser regularizador. Se llama analogía, y se lo tratará en su propia sección.
Reglas de cambio de sonidos
Los cambios de sonido pueden ser de muchos tipos distintos, como se vio arriba; pero todos cumplen ciertas reglas:
- El cambio de sonidos es gramaticalmente irrestricto. Si un cierto fonema cambia a otro, no importa qué clase de palabra sea. Una regla de cambio que transforma un fonema o conjunto de fonemas en otro puede incluir sólo restricciones fonéticas, por ejemplo: 'A cambia a B cuando sigue a C, excepto en sílabas acentuadas', o 'X intervocálica cambia a YZ'. Una regla de cambio no puede restringirse a ciertas clases de palabras o construcciones gramaticales, como 'A y B finales se pierden, excepto en los adjetivos' o 'X cambia a Y en los sustantivos con inflexión'.
- El cambio de sonidos no tiene memoria. Esto puede sonar estúpido, pero no lo es. Una regla de cambio que transforma X en Y no puede discriminar entre una cierta X que el lenguaje ha tenido desde el principio y otra X que proviene de un cambio anterior W → X. Los ciclos de cambio de sonidos son acumulativos y cada uno, por decirlo así, borra las huellas del anterior.
- El cambio de sonidos es imparable. Algunas personas solían pensar que un lenguaje escrito ayuda a evitar el cambio en el lenguaje hablado. Esto es obviamente falso. Lo que hace un lenguaje escrito es hacer que las palabras escritas se vean como eran antes de cambiar. Si aprendiéramos nuestro lenguaje nativo de los libros, el argumento sería probablemente válido; ¡pero aprendemos a hablar escuchando a otra gente hablar! Si un lenguaje no cambia, es probablemente una lengua muerta. Esto por supuesto no se aplica a los lenguajes artificiales auxiliares como el esperanto, o a lenguajes artificialmente resucitados y mantenidos vivos como el latín. Con respecto al esperanto, no sé si los esperantistas hablan el lenguaje en su casa para que sus hijos lo oigan y aprendan como (segunda) lengua nativa. Si lo hacen, los niños probablemente harán algunos cambios muy lentamente a medida que pasan los años (si ellos hacen lo mismo con sus hijos, y así sucesivamente). Esto quizá horrorizaría al doctor Zamenhof y a sus seguidores, pero sería un signo seguro de que el lenguaje es de hecho usado para la comunicación y está vivo, un lenguaje natural(izado) más entre pares. En cuanto al latín, todos lo hablan más o menos como prefieren...
Estas reglas pueden tener excepciones, pero deben ser adecuadamente explicadas. Si escribís la historia de tu lenguaje, podés explicarlas o bien decir que "por alguna razón desconocida...", pero no dejes que esto se vuelva una excusa para violar las reglas lingüísticas.
Las excepciones a estas reglas son causadas en general por la analogía o procesos relacionados que tienden a regularizar el lenguaje. Por ejemplo, si un cambio hace que X se vuelva Y y esto provoca que dos pronombres suenen igual, una de éstas cosas ocurrirá: 1) nada, 2) los dos pronombres se fundirán en uno, gramaticalmente como lo fueron fonéticamente, 3) el pronombre que cambiaría se 'rehusará' a cambiar, 4) la gente dejará de usar uno de los pronombres para evitar la confusión, reemplazándolo por otra construcción.
El cambio de sonido puede ser lentificado o acelerado. Algunas personas han tratado de formular un conjunto de factores que podrían causar que un lenguaje entre en una fase de cambio rápido (como caos económico y social, guerras, un movimiento religioso nuevo, etc.) Estas teorías se han demostrado inútiles. Seguramente hay factores sociales que regulan la velocidad y calidad del cambio de sonidos, pero dependen de tantas 'variables sociales' que son imposibles de calcular. Algunas las podés imaginar: si un país cerrado (en una isla, por ejemplo) de pronto entra en contacto con una cantidad masiva y constante de visitantes extranjeros, su lenguaje probablemente comenzará a cambiar más rápido, tomando prestadas nuevas palabras y estructuras, creando o copiando expresiones idiomáticas, e inventando palabras para conceptos que antes no conocían.
Otra causa de excepciones es el hecho de que algunas palabras son menos comunes que otras. Las palabras cambian si son dichas y repetidas una y otra vez, siendo así 'desgastadas'; las palabras extrañas y raramente usadas probablemente quedarán incambiadas. Estas palabras raramente usadas incluyen términos muy educados, muy formales o específicos. Algunas veces no son exactamente preservados, sino represtadas desde el lenguaje antiguo (u otro), como tiroides, que viene del griego thurā 'puerta' y ésta a su vez del protoindoeuropeo *dhwor-, de donde también provienen fuera, foro, forense, foresta y el inglés door 'puerta'; o semáforo, donde -foro 'llevar' tiene mismo origen, *bher-, que el elementio -f(e)r- que aparece en conferir, diferir, inferir, preferir, proferir, transferir, vociferar, ofrecer, y hasta ferry. Algunos otros ejemplos incluyen pares de palabras relacionadas como noche-nocturno, recibir-receptáculo, pedir-repetir, hablar-fabular, etc.