Cambio de sonidos

Nadie sabe por qué, pero los sonidos cambian en todos los lenguajes. Los únicos lenguajes que no cambian son los muertos.

Los sonidos se transforman en otros, y a veces por influencia de otros. Los cambios de sonidos se pueden clasificar en condicionados e incondicionados (no recuerdo si hay palabras más correctas para esto). Un cambio de sonido incondicionado transformó la palabra inglesa antigua sceadu /'sk&adu/ en shadow /'S&dOw/, de la misma forma que en toda otra palabra que comenzaba con /sk/ éste la cambió a /S/ (sh). La mayoría de las palabras inglesas modernas con /sk/ inicial son préstamos escandinavos, por si te lo estabas preguntando. Un cambio de sonido condicionado transformó el francés marbre en el inglés marble (la segunda /r/ se disimiló de la primera).

Los tipos principales de cambio de sonido influenciado son:

Los cambios de sonido condicionados e incondicionados no son siempre fáciles de separar. Si tomamos la definición como una regla estricta, casi todos los cambios son condicionados; muy pocos son absolutamente espontáneos. Por ejemplo, el cambio de la /k/ latina (escrita c) en los lenguajes romances se ve como incondicionado, pero fue de hecho producido por la influencia de las vocales: /k/ cambió en /s/ en español y francés (aunque siguió siendo escrita c) cuando el sonido siguiente era una vocal frontal (/e/ o /i/).

El cambio de sonidos suele producir irregularidades. En español, las diferentes formas en las que cambió la /k/ latina produjo las formas irregulares del verbo decir: digo, dice, dijo, dicho. Pero un cambio de un tipo específico puede ser regularizador. Se llama analogía, y se lo tratará en su propia sección.

Reglas de cambio de sonidos

Los cambios de sonido pueden ser de muchos tipos distintos, como se vio arriba; pero todos cumplen ciertas reglas:

Estas reglas pueden tener excepciones, pero deben ser adecuadamente explicadas. Si escribís la historia de tu lenguaje, podés explicarlas o bien decir que "por alguna razón desconocida...", pero no dejes que esto se vuelva una excusa para violar las reglas lingüísticas.

Las excepciones a estas reglas son causadas en general por la analogía o procesos relacionados que tienden a regularizar el lenguaje. Por ejemplo, si un cambio hace que X se vuelva Y y esto provoca que dos pronombres suenen igual, una de éstas cosas ocurrirá: 1) nada, 2) los dos pronombres se fundirán en uno, gramaticalmente como lo fueron fonéticamente, 3) el pronombre que cambiaría se 'rehusará' a cambiar, 4) la gente dejará de usar uno de los pronombres para evitar la confusión, reemplazándolo por otra construcción.

El cambio de sonido puede ser lentificado o acelerado. Algunas personas han tratado de formular un conjunto de factores que podrían causar que un lenguaje entre en una fase de cambio rápido (como caos económico y social, guerras, un movimiento religioso nuevo, etc.) Estas teorías se han demostrado inútiles. Seguramente hay factores sociales que regulan la velocidad y calidad del cambio de sonidos, pero dependen de tantas 'variables sociales' que son imposibles de calcular. Algunas las podés imaginar: si un país cerrado (en una isla, por ejemplo) de pronto entra en contacto con una cantidad masiva y constante de visitantes extranjeros, su lenguaje probablemente comenzará a cambiar más rápido, tomando prestadas nuevas palabras y estructuras, creando o copiando expresiones idiomáticas, e inventando palabras para conceptos que antes no conocían.

Otra causa de excepciones es el hecho de que algunas palabras son menos comunes que otras. Las palabras cambian si son dichas y repetidas una y otra vez, siendo así 'desgastadas'; las palabras extrañas y raramente usadas probablemente quedarán incambiadas. Estas palabras raramente usadas incluyen términos muy educados, muy formales o específicos. Algunas veces no son exactamente preservados, sino represtadas desde el lenguaje antiguo (u otro), como tiroides, que viene del griego thurā 'puerta' y ésta a su vez del protoindoeuropeo *dhwor-, de donde también provienen fuera, foro, forense, foresta y el inglés door 'puerta'; o semáforo, donde -foro 'llevar' tiene mismo origen, *bher-, que el elementio -f(e)r- que aparece en conferir, diferir, inferir, preferir, proferir, transferir, vociferar, ofrecer, y hasta ferry. Algunos otros ejemplos incluyen pares de palabras relacionadas como noche-nocturno, recibir-receptáculo, pedir-repetir, hablar-fabular, etc.