Verbos

Persona y número

En muchos lenguajes, el verbo concuerda con uno de sus argumentos (una de las frases nominales de la oración); en los que marcan sujeto y objeto, generalmente el sujeto. Sin embargo, algunos lenguajes tienen doble concordancia (los verbos en húngaro, por ejemplo, concuerdan con el sujeto y con el objeto a la vez), y en ciertos casos hay concordancia polipersonal (como en vasco, donde los verbos ditransitivos llevan marcado el sujeto, el objeto directo y el objeto indirecto). En otros lenguajes, el verbo concuerda con la frase nominal que esté un caso particular (el nominativo en lenguajes nominativo/acusativos, el absolutivo en los ergativo/absolutivos).

En más de un lenguaje no hay ninguna concordancia: el inglés apenas distingue la tercera persona del singular en presente de las demás; el chino y el japonés no marcan persona ni número en el verbo de ninguna forma.

Tiempo

El sistema de tiempos puede ser cualquier cosa desde una distinción binaria entre presente y no presente, hasta una estructura muy compleja. El único tiempo universal es el presente. Suele haber una distinción básica entre eventos pasados y no pasados, esta última englobando el presente y el futuro. Muchas lenguas no tienen un tiempo futuro marcado morfológicamente en el verbo. Por ejemplo, el inglés usa un auxiliar, will, que de hecho significa también 'querer' o 'tener la intención de', y el verbo queda en infinitivo. El español tiene un tiempo futuro que proviene de una fusión del infinitivo más formas de haber, habiendo perdido el futuro latino original (perderé proviene de perder he, es decir he de perder), y va firmemente en camino de perder este tiempo futuro sintético, que está prácticamente obsoleto en el discurso coloquial (reemplazado por una perífrasis con ir a) y apenas se usa para expresar incertidumbre ("vendré mañana o pasado").

Se pueden tener varios tipos de presente, pasado o futuro. El español tiene dos pasados, el pretérito imperfecto (para acciones que ocurrieron en un período del pasado) y el indefinido (que muestra acciones terminadas, sin considerar su duración), aunque esta distinción es formalmente una de aspecto. Algunos lenguajes no usan marca de tiempo nunca, sino adverbios o frases adverbiales ('hoy', 'mañana', 'hace una semana') para marcarlo cuando haga falta.

Aspecto

Del sitio Invisible Lighthouse, de Richard Harrison (traducido libremente): "El aspecto se refiere a la constitución temporal interna de un evento, o la manera en que la acción verbal se distribuye a través del continuo espaciotemporal. El tiempo, en cambio, señala la ubicación de un evento en el continuo de eventos." En muchas descripciones de gramática tradicionales, el tiempo y el aspecto (al igual que el modo) se toman como una unidad; por ejemplo, lo que se llama 'pretérito indefinido' en español es en realidad un tiempo pasado junto con un aspecto perfectivo.

Los verbos pueden declinarse para mostrar que el énfasis es en el proceso (progresivo), o la acción en sí, o una acción habitual, o una acción repetida, o el comienza o fin de una acción, etc. Algunos lenguajes tienen docenas de estos aspectos. Un par interesante es la distinción entre estático y dinámico. Una forma estática describe un estado particular, mientras que una dinámica muestra un cambio de estado. Por ejemplo, en árabe, rukubun significa 'cabalgar' en forma estática, y 'montar' en su forma estática.

El japonés tiene un aspecto condicional, pudiendo declinar un verbo para transformarlo en cláusula condicional: nobasu 'extender' produce nobaseba 'si yo extiendo'.

Perfectividad

La perfectividad o compleción es un aspecto que depende de si la acción está completada (desde el punto de vista del que habla) o no. La acción completada se llama perfecta (por ejemplo 'He llegado') y la no completada imperfecta ('Estoy llegando').

Modo

El modo, por oposición al aspecto, se refiere más a la actitud del hablante que a la forma del evento en sí. Se refiere, por ejemplo, a si la acción es real y cierta (indicativo), o es dudosa o deseable (subjuntivo), o no sucede en realidad (negativo), etc. El modo indicativo es el más común y el menos marcado.

En español y otros lenguajes romances se usa el subjuntivo (entre otras cosas) para acciones hipotéticas y para expresiones de deseo.

El inglés no distingue entre indicativo y subjuntivo, y usa un auxiliar para negar el verbo. El japonés declina los verbos para negarlos (keru 'patear', keranai 'no patear'), mientras que el finés utiliza un verbo auxiliar conjugado (ei) junto con una forma del verbo principal.

También está el modo imperativo, que se usa para dar órdenes o hacer pedidos. Estos modos, por supuesto, no son los únicos. Nenets, un lenguaje siberiano (urálico/samoyédico), tiene muchos modos (algunos son en realidad aspectos): indicativo, imperativo, hortativo ('dejáme hacer'), optativo ('que él haga'), conjuntivo ('él lo hará' [pedido]), necesitativo ('él debe'), interrogativo ('¿Lo hizo?'), probabilitativo ('quizá lo haga'), obligativo ('debería hacerlo'), aproximativo ('parece que hace'), superprobabilitivo ('probablemente lo haga'), hiperprobabilitivo ('seguramente lo ha hecho'), reputativo ('se supone que debe hacerlo'), habitivo ('acostumbra hacerlo').

Evidencialidad

Se refiere a cómo el hablante sabe lo que está diciendo. Puede ser por experiencia personal directa, o de oídas, o simplemente una idea que le parece probable. El quechua, el aymará y muchos otros lenguajes nativos americanos (y otros) distinguen estos aspectos con diferentes niveles de sutileza. También se los llama 'niveles de experiencia', y Umberto Eco llama al sistema del aymará 'lógica trivalente' (es decir, no basada en nuestra lógica binaria 'verdadero' contra 'falso', sino con niveles intermedios).

Estructura argumental

Los argumentos de un verbo son las partes de la oración (generalmente frases nominales) que éste une y que están en relación gramatical cercana con él. En general esto significa el sujeto y (si están presentes) el objeto directo y quizá un objeto indirecto.

El número de argumentos de un verbo se llama valencia (por analogía con la valencia de los elementos químicos, que es la cantidad de átomos de otros elementos que se pueden enlazar a un átomo del elemento dado).

ValenciaTipo de verboEjemplo
0impersonal"Llueve."
1intransitivo"Él corre."
2transitivo"Ella comió lechuga."
3ditransitivo"Les dimos regalos."

En inglés y francés, por dar un ejemplo, todos los verbos deben tener algo que ocupe el lugar de un sujeto, aun en el caso de verbos como 'llover', así que 'llueve' en francés se dice il pluie, y en inglés it rains; es decir, la valencia mínima de un verbo es 1 y se usa como sujeto un pronombre que no designa nada en realidad.

La mayoría de los lenguajes no distinguen entre verbos transitivos e intransitivos con inflexiones en el verbo (morfológicamente), pero por ejemplo el húngaro tiene diferentes conjuntos de inflexiones de persona/número (paradigmas) para los verbos transitivos y para los intransitivos.

Las formas reflexivas son un caso especial. Algunos lenguajes las marcan en el verbo, mientras que otros pueden usar pronombres reflexivos (el español utiliza los pronombres objeto como reflexivos cuando es necesario, a veces con el añadido de mismo).

En algunos lenguajes, además, los pronombres objeto (y/o los sujetos) son incorporados en el verbo (el español añade los pronombres clíticos de objeto a los verbos, aunque esto no es inflexión).

Algunos lenguajes son más rígidos que otros con respecto a la estructura argumental de los verbos. Por ejemplos, puede exigirse que los verbos transitivos lleven siempre un sujeto explícito. Compárese esto con la libertad del español, y en mayor medida, del inglés, donde muchos verbos transitivos pueden aparecer sin objeto ('comer', 'escribir', etc.). En inglés, además, muchos verbos son intercambiablemente intransitivos o transitivos/reflexivos (burn 'quemar algo' o 'quemarse', stand up 'dejar plantado' o 'pararse').

Voz

El concepto de voz se puede entender desde dos puntos de vista: el sintáctico y el semántico. El punto de vista semántico se refiere a lo que representa la voz para el significado del verbo y la oración. En español, por ejemplo, uno puede enfocar la acción en el sujeto (voz activa) o en el objeto (voz pasiva). Un perro me mordió es voz activa (focalizada en un perro), mientras que Fui mordido por un perro es voz pasiva (focalizada en el sujeto tácito yo).

Desde el punto de vista sintáctica, la voz cambia la forma en que se estructuran el sujeto y el objeto (los argumentos). Así, el cambio de voz es una operación gramatical que desplaza argumentos de su lugar original y puede incrementar o disminuir la valencia del verbo. En las construcciones de voz pasiva en español, el objeto original se transforma en sujeto (es promovido), mientras que el sujeto original se transforma en complemento opcional (es degradado).

El español, el inglés y otros lenguajes usan una construcción perifrástica con el verbo ser y un participio verbal (y por lo tanto no tienen distinción morfológica de voz verbal, aunque sí distinción sintáctica). Los verbos latinos, por otra parte, se pueden declinar para cambiar de voz: curare 'curar', curantur 'son curados'.

Activa y pasiva no son las únicas distinciones de voz. El griego tenía una voz media, que sugería una acción realizada por el sujeto en beneficio propio. Desde el punto de vista semántico, las construcciones seudorreflexivas del español tienen un valor de voz media (o mediopasiva): La carne se vende bien, Me voy, Lávese las manos, son todos ejemplos.

Aparte de estas, hay voces más difíciles de definir desde lo semántico, pero que pueden entenderse sin dificultad como dispositivos sintácticos. Por ejemplo, muchos lenguajes ergativo/absolutivos tienen una voz antipasiva, la cual transforma un verbo transitivo en uno intransitivo ('Yo como carne' se hace 'Yo como'). En estos lenguajes, esto también significa que el sujeto es degradado de ergativo a absolutivo, aunque esto no se hace evidente en la traducción; esto sugiere un cambio de significado, del de acción (ergativo = agente activo) al de estado (absolutivo = paciente pasivo).

En Stālāg, uno de mis lenguajes, hay una voz aplicativa que promueve un complemento oblicuo opcional a la posición de objeto, con una marca especial en el verbo que muestra la función general del complemento original (¿se refería a una posición, un destino, una fuente?). Por ejemplo, 'él nada bajo el bote' se transforma en 'él *sub-nada el bote'. En Stālāg hay también una especie de voz antipasiva que actúa sobre verbos intransitivos con complementos, promoviendo un complemento a la posición de sujeto y degradando el sujeto original: 'el gato duerme sobre la alfombra' se transforma en 'la alfombra *sobre-duerme al gato'.

Deferencia

Muestra el grado de deferencia (o necesidad de cortesía) entre el hablante y el oyente. En ciertos lenguajes, hay formas diferentes de verbos y pronombres para hablar a un subordinado, a un igual y a un superior. Los verbos japoneses se declinan para mostrar cortesía: hanasu 'hablar', en forma cortés hanashimasu. El japonés tiene otras formas más y menos formales y corteses para dirigirse a otras personas según su sexo y posición social, en distintas ocasiones.

Rarezas

Algunos verbos muy comunes en español no se encuentran en otros lenguajes, como 'tener'. Muchos lenguajes reemplazan 'Yo tengo un libro' por perífrasis como 'Un libro es a mí', o 'conmigo', o 'junto a mí', o algo similar. En el caso de 'tener', además, hay lenguajes que distinguen (verbos y pronombres) entre posesión alienable o accidental (que no es inherente al objeto), como 'mi libro', y posesión inalienable (que es parte de la esencia del objeto y no puede cambiar), como 'mi carácter' o 'mi padre'.

Algunos verbos pueden ser usados como palabras gramaticales más allá de su estado original. Por ejemplo, en khmer se usa el verbo 'dar' como equivalente del significado de la preposición 'a' o 'para', para marcar objetos indirectos. Y en ainu, las formas conjugadas del verbo 'tener' se usan como marcas posesivas. Por ejemplo:

kukor    kunupe     kunukar rusuy
1s.tener 1s.hermano 1s.ver  querer
'Quiero ver a mi hermano'

(nótese que el prefijo de primera persona singular, 1s, se coloca ante verbos y sustantivos). Dado esto, no es imposible pensar en un lenguaje donde los pronombres posesivos no existen, ni se forman a partir de los pronombres personales, sino que son cláusulas subordinadas consistentes en formas conjugadas del verbo 'tener' (en vez de 'mi hermano', digo 'el hermano que tengo').

En japonés, los verbos se usan a veces en lugar de adjetivos, aprovechando el hecho de que las cláusulas subordinadas se colocan antes que el sustantivo modificado (igual que los adjetivos). Por ejemplo: sabitsuita kokoro 'corazón oxidado' (sabitsuita 'se oxidó'), takanaru mirai 'futuro exaltado' (takanaru 'sube, se eleva').