Sustantivos

Número

La distinción de número no está restringida a singular-plural; muchos lenguajes tienen formas especiales para pares de cosas (número dual) y algunos para grupos de tres (trial). Ciertos lenguajes tienen un número paucal (del latín paucum 'poco'), que se usa para plurales de pocos objetos (generalmente no más de diez), reservándose el plural simple para cantidades más grandes.

Podrías tener un singular que se refiere a un objeto realmente único, o plurales que distingan las cosas que se ven ('estas casas') o todas las cosas de ese tipo ('las casas' en general). Tu imaginación es el único límite.

Pero también podés dejar el número fuera del sistema. Esto es lo que hacen el japonés, el chino y la mayoría de las otras lenguas de Asia Oriental. En caso de necesidad, y si el contexto no es suficiente, se puede usar una partícula o adjetivo similar a 'varios' o 'muchos' para expresar la idea de pluralidad.

Si usás una inflexión para marcar el plural, no hace falta que sea un sufijo corto; puede ser relativamente largo (como el quechua -kuna) o puede ser un prefijo, o un infijo, o aparecer como un cambio vocálico interno. Muchos lenguajes marcan el plural de ciertas clases de objetos por reduplicación, es decir repitiendo la palabra o su primera o última sílaba (en Bahasa Indonesia se dice baterei-baterei 'baterías'; en japonés, hitobito 'gente' como una reduplicación ligeramente modificada de hito 'persona').

Los plurales ingleses de palabras como man, goose, mouse (men, geese, mice) son ejemplos de cambio de una vocal por otra, conocido como gradación o alternancia vocálica. La misma resultó de un cambio fonético (Umlaut) originalmente condicionado por la presencia de un sufijo de plural, que se perdió más tarde.

Género

Género es el término común que designa al concepto general de clase (nominal). El género no tiene por qué ser una oposición masculino-femenino. El alemán, el griego y el latín tienen tres géneros: masculino, femenino y neutro. El swahili tiene clases nominales (géneros) distintas para animales, para seres humanos, para sustantivos abstractos, etc. Muchos lenguajes hacen una distinción de género entre objetos animados e inanimados (personas y animales vs. plantas y objetos no vivientes, o similar).

Las clases nominales pueden ser más o menos arbitrarias. En las lenguas indoeuropeas usualmente no hay relación entre el género y el objeto real (el género no tiene significado, es convencional). Aunque mesa en español es femenino, no sólo no tiene absolutamente nada de femenino, sino que tampoco tiene nada en común con otros sustantivos de género femenino, como comadreja o crisis... La distinción animado-inanimado tiende a ser menos arbitraria, pero siempre hay casos límite e idiosincracias culturales particulares (por ejemplo, algunos lenguajes pueden tomar fuego como sustantivo animado). En los casos en que hay muchas clases que tienen contenido semántico (como en las lenguas bantúes), puede suceder que algunos sustantivos cambien de significado pero permanezcan en la misma clase, ahora 'incorrecta' para ellos (supongamos que se tiene una clase nominal para objetos redondos o curvos, y la palabra arco pasa a significar 'rectángulo por donde debe pasar la pelota para marcar un gol en el fútbol', como en español...).

Caso

En un sentido estricto, un caso gramatical es una marca inflexiva de la función de un sustantivo en la oración. En un sentido más amplio, es el rol del sustantivo en la oración (marcado de la forma que sea). No hay un conjunto fijo de casos posibles; cada lenguaje distingue uno o más casos morfológicamente marcados y los usa para determinados propósitos. Sin embargo, algunos casos que presentan funciones comunes en muchos lenguajes reciben siempre el mismo nombre.

El latín tiene los siguientes casos, marcados por inflexiones: nominativo, acusativo, genitivo, ablativo, dativo, y vocativo. Un sustantivo está en caso nominativo cuando es el sujeto de una oración; acusativo, cuando es el objeto directo; dativo cuando es objeto indirecto; genitivo cuando es posesivo; ablativo cuando es parte de un complemento verbal; y vocativo cuando muestra una llamada. El español no tiene casos morfológicos (podemos hablar de casos sintácticos, marcados por orden de palabras y por preposiciones). El inglés tiene un caso genitivo marcado por la partícula 's. Ambos además distinguen entre formas sujeto y formas objeto de los pronombres (en español, yo vs. me, él vs. le, etc.). Tu lenguaje puede tener más casos; el estonio tiene 14, y el finés aún más (unos 18, creo). La mayoría de estos casos son locales (es decir, se refieren a posiciones y direcciones: en, sobre, debajo, alrededor, dentro, al lado, desde, hacia, etc.).

Algunos casos se usan luego de ciertas preposiciones (se dice que la preposición 'gobierna' el caso). Mi lenguaje Stālāg tiene un caso base o absoluto (usado para sujetos y objetos, que son diferenciados además de otras maneras) y un caso oblicuo (que se usa como genitivo o compositivo/asociativo, y con todas las posposiciones).

Adjetivos

Con los adjetivos entramos en la tierra de las posibilidades. Podés elegir tener adjetivos (como clase de palabras separada), o no. Los adjetivos pueden ser una clase enteramente distinta de las otras, como en inglés; o pueden ser un subconjunto de los sustantivos (en morfología y costumbres), como en español o latín; o pueden comportarse como verbos (como en japonés). Examinemos estas alternativas.

Si son una clase completamente aparte, los adjetivos no tienen por qué comportarse como algo más; pueden tener sus propias reglas de inflexión, o no tener inflexión alguna. Los adjetivos del inglés son un ejemplo de esto: son palabras invariables, excepto (en los adjetivos cortos) por la forma comparativa y superlativa.

Si son como sustantivos, o un subconjunto de éstos, entonces se comportan como sustantivos. En español, donde los sustantivos tienen género y número, los adjetivos también los tienen, y deben concordar con su sustantivo. Muchas veces, gracias a esto, pueden transformarse en sustantivos sin cambiar; rojas puede ser tanto adjetivo ('quiero rosas rojas') como sustantivo ('déme de las rojas') en cuanto a sintaxis y morfología. Curiosamente, algunos sustantivos pueden funcionar como adjetivos en el uso coloquial (por ejemplo, he escuchado muchas veces la frase ¡Es tan payaso!. En latín, los adjetivos concuerdan con su sustantivo modificado aún en caso gramatical.

En japonés, los adjetivos de una clase particular (adjetivos na) se comportan como sustantivos; se colocan antes del sustantivo que modifican, seguidos por na, que es la forma relativa de la cópula 'ser'. Por ejemplo: kirei na kimono 'hermoso kimono' -- el adjetivo nominal (o sustantivo calificativo, como se lo llama también), kirei, significa 'hermoso' o 'hermosura', y la frase podría traducirse como 'un kimono que es hermoso / que posee hermosura'. Se puede añadir tiempo a la expresión marcando el tiempo en la cópula: kirei datta kimono 'un kimono que era hermoso'.

Si los adjetivos son como verbos, se conjugan como tales. Otra clase de adjetivos japoneses (adjetivos i, porque todos terminan en -i) funcionan de esta manera; son generalmente una especie de forma participial de los verbos, o bien una cláusula relativa de palabra única (las cláusulas relativas del japonés vienen antes de lo que modifican, al igual que adjetivos y demostrativos). Puede pensarse en los adjetivos japoneses como una combinación de un adjetivo en español + la cópula 'ser', aunque los adjetivos japoneses pueden tomar, y toman, la cópula a veces. Pero el tiempo sigue estando en el adjetivo, no en la cópula. Por ejemplo: Kakkoii desu 'Él es lindo' (forma cortés); Kakkoikatta desu 'Él era lindo'. Aquí kakkoi- es la raíz, mientras que -i es el sufijo para adjetivos en tiempo presente, -katta es para el tiempo pasado, y desu es la forma cortés en tiempo presente de la cópula. Como se ve, el tiempo en esta clase va directamente en el adjetivo, no en la cópula, que puede omitirse a veces.

También puede ocurrir simplemente que los adjetivos no se diferencien para nada de los verbos, como ocurre en mi lenguaje draseléq. En él hay verbos que significan 'ser grande', 'ser amarillo', e incluso 'ser cuatro'. Se dice 'un árbol alto' diciendo 'un árbol siendo-alto', donde 'siendo-alto' es el participio activo del verbo 'ser alto'. Se puede decir 'el árbol es alto' usando 'el árbol' como sujeto del verbo 'ser alto', que se conjuga en tercera persona del singular. Lo mejor de esto es que se pueden fundir dos clases de palabras en una, y cualesquiera medios expresivos que se usen para una sirven para la otra. En draseléq, por ejemplo, se puede decir 'Nos hicimos cuatro (personas)' en una sola palabra. [Si tenés que saberlo: la palabra es tenenrrednüat, ten- reflexivo, en- causativo, rred(n)- 'cuatro', -(n)üat primera persona plural exclusiva, tiempo pasado.]

Muchos adjetivos pueden no existir de ninguna forma (aunque todos los lenguajes tienen algunas palabras que actúan como adjetivos). Las ideas de calificación pueden expresar de otras maneras. El tibetano usa sustantivos abstractos en vez de adjetivos; no hay un adjetivo 'grande', pero sí un sustantivo 'magnitud, tamaño', y 'una habitación grande' se puede expresar como 'una habitación de magnitud'. Esto no es ridículo en español; 'un desastre de proporciones', que sigue una estructura similar, es una expresión conocida y común.

En algunos lenguajes, los adjetivos forman una clase cerrada; hay un cierto número (pequeño) de ellos, generalmente pares opuestos como 'grande/chico' y los colores) y no se pueden formar otros adjetivos.

Si tenés en tu lenguaje una clase morfológicamente separada para los adjetivos, deberías crear algunos afijos (u otros medios) para colorear su significado, para negarlos, y para transformarlos en otras clases de palabras. También tenés que pensar en comparativos y superlativos. No es obligación tenerlos, pero un lenguaje debería poder expresar ideas tales como la de que algo es más alto, o más rojo, o más feo, que alguna otra cosa. El español es analítico en este caso (usa la frase más + adjetivo). El inglés utiliza un sufijo comparativo y otro superlativo con los adjetivos cortos. El japonés utiliza una adposición para los comparativos, y marca los superlativos diciendo simplemente ichiban 'número uno, primero'.