Es sede de Centro Nacional de Conducción de Situaciones
de Crisis (CNCSC)
Este refugio,
conocido como proyecto CITA -Centralización de Instalaciones
Técnicas Auxiliares-, posee muros de hormigón armado de tres metros de grosor
reforzados con acero y titanio. Se cierra herméticamente, está
diseñado a prueba de bombas nucleares, terremotos, chernobyles,
aguanta semanas de largo asedio y, por supuesto, resiste ataques con
armas químicas. Una comisión militar viajó a Canadá, Holanda y Noruega
para verificar la efectividad de los complejos secretos de estos
países. Y la OTAN aconsejó sobre su diseño.
El Acceso se encuentra en uno de los edificios administrativos de La Moncloa. De allí parte un pasillo de seguridad dotado de multitud de
detectores. Todos los operarios, médicos, guardias y telegrafistas que
trabajan en el edificio, deben identificarse con una tarjeta
personalizada. Una vez superados los controles, se pasa al túnel de
entrada. A ambos lados se alinean puertas falsas de color granate que
no llevan a ninguna parte. Al final de esta galería, que tiene las
paredes pintadas de blanco, hay una puerta giratoria por la que se
entra al búnker.
Tiene tres pisos y capacidad para 200 personas. El más cercano al
suelo, conocido como Planta 0 es también el más austero. Nada más
entrar, existe una pequeña sala con una ducha de descontaminación
radiactiva. Allí se encuentran las dependencias de seguridad con
despachos para los representantes de los tres ejércitos, que tienen
ventanas iluminadas para simular la luz del día. En este nivel está
ubicado el ordenador central militar, auténtico cerebro de la
maquinaria bélica española, desde el que se controlan más de 120 cazas
de combate para casos de extrema necesidad. También hay un estudio de
televisión para emitir mensajes bajo tierra destinados a los
ciudadanos que se encuentran ahí fuera.
El hospital, que se halla en esta altura, está dotado con quirófano,
unidad de vigilancia intensiva y todos los avances médicos. Un moderno
sistema informático permite el seguimiento del estado de salud de
todos los pacientes del recinto. Además, cuenta con una reserva de
vacunas contra virus como la viruela o el ántrax. Esta planta se
completa con la sala de mapas, una habitación llena de monitores con
imágenes de todas las emisoras del mundo y una cámara acorazada para
guardar objetos de valor.
Para descender a la
siguiente nivel la Planta -5, los inquilinos
del subterráneo pueden utilizar ascensores, escaleras o un
montacargas. Este nivel acoge la parte civil del edificio. Posee una
sala de reuniones con biblioteca y archivo, otra para servicios de
traducción simultánea y otra con un anfiteatro para proyecciones. En
esta última, todas las butacas son de color azul, menos una, que es de
color rojo... ¿La del presidente?.
Cerca de esta estancia se encuentran las habitaciones dúplex con baño
para las autoridades, además de otras estancias más modestas para
funcionarios. Este estrato alberga la cocina, una cafetería
restaurante y las grandes cámaras frigoríficas que sirven para
mantener la comida en perfecto estado. En las neveras pueden
almacenarse hasta cadáveres. La renovación de estas existencias se
realiza cada dos meses, aunque es un misterio el coste total de las
provisiones, la empresa que se encarga de reponerlas y el destino
final de los alimentos retirados.
La Planta -10 es la
más alejada de la superficie. En ella se encuentran las salas de
ordenadores, almacenes, habitaciones para el personal permanente,
gimnasio, lavandería, un taller mecánico y otros servicios para los
usuarios del búnker. El edificio, totalmente autónomo, posee dos
grandes depósitos de gasoil de 40.000 litros cada uno para alimentar
de energía el complejo en caso de apagón, depósitos de agua,
depuradora, calderas, aire acondicionado, fosa séptica y dos pozos que
toman agua a 200 metros de profundidad. En esta planta existe también
una armería que esconde todo un arsenal de rifles y pistolas y,
contigua a esta, un pequeño cementerio. El edificio está conectado al
exterior por cables de fibra óptica y todas las salas disponen de hilo
musical.
Fuente: El Mundo,
Suplemento Crónica Nº 385. |