Sistema Integrado de Vigilancia Aerea
S.I.VA. El Predator Español |
Más de 12 millones de euros (por encima de los 36, cifran otras fuentes del
proyecto) se han invertido en esta aeronave no tripulada desde que comenzara
a desarrollarse en 1992 de la mano del Instituto Nacional de Técnica
Aeroespacial (INTA), organismo dependiente del Ministerio de Defensa que lo
diseñó Además de espionaje puramente militar, el SIVA está pensado para usos
civiles como detección de incendios, vigilancia de mareas negras,
inmigración ilegal, operaciones de narcotráfico...
A
simple vista, el aspecto del SIVA es engañoso. Camuflado bajo la apariencia
inocente de una avioneta, se esconde un depredador. Es un pájaro con alas y
cuerpo de fibra de carbono, cuatro metros de largo por cinco de envergadura,
capaz de distinguir y fotografiar una cerilla a 3.000 metros de altura (su
cota máxima es 5.000) o a un náufrago que se encuentre a 150 kilómetros a la
redonda.
Sea cual sea el objetivo, el aparato navega siempre con una ruta programada
de antemano que lleva incluida en el cerebro informático de a bordo. De ese
modo puede rastrear cada palmo de terreno sin apenas cometer errores,
durante seis u ocho horas. En ese tiempo puede llegar a recorrer 900
kilómetros.
Las imágenes captadas por el SIVA, transmitidas por satélite y en color, son
remitidas a un centro de control en tierra, el auténtico corazón del
sistema, donde se visionan y analizan en tiempo real, igual que ocurre en
una retransmisión en directo por televisión. O se guardan digitalizadas para
un posterior estudio mediante programas informatizados de alta resolución.
El equipo completo (avión, estación de tierra y unidades de lanzamiento y
recuperación) es totalmente móvil, de manera que puede ser transportado por
carretera, barco o avión, y lo suficientemente sencillo para que todos sus
componentes se monten en apenas una hora.
Ver sin ser visto. Esta parece ser la máxima sobre la que los técnicos del
proyecto, uno de los más emblemáticos de la última década, basan gran parte
del éxito de este avión espía. El secreto, dicen, radica en la especial
composición del fuselaje, hecho en fibra de carbono, sin apenas elementos
metálicos, y recubierto con una pintura especial, que hacen del SIVA un
ingenio volador prácticamente invisible a los radares. Incluso para los
sistemas de búsqueda por infrarrojos, que se guían por la temperatura de los
objetos, resulta un elemento escurridizo, ya que su motor, además de
silencioso, desprende el mínimo calor.
VEHÍCULO AÉREO
El vehículo aéreo tiene un peso máximo de 300 kg. con una capacidad de carga
de hasta 100 kg. (incluidos 60 kg. de combustible) y autonomía nominal de
6,5 horas para 40 kg. de carga útil.
Fabricado en su mayor parte en fibra de carbono, el vehículo aéreo del SIVA
contiene los sistemas de control de vuelo, propulsión, eléctrico, enlace de
datos y recuperación. El sistema de recuperación consta de paracaídas y
airbags para recuperar el vehículo en cualquier tipo de terreno, o bien de
tren de aterrizaje para su recuperación en pista.
El sistema de control de vuelo, desarrollado íntegramente en el INTA,
permite realizar misiones totalmente automáticas, así como en control manual
o semiautomático (por maniobras preprogramadas). Está basado en integración
de sensores (magnetómetros, datos de aire, GPS e inercial) y posee
redundancia física y analítica.
La planta propulsora consta de un motor de 37 kw (50 CV) y hélice bipala de
madera.
El sistema eléctrico proporciona 1400 w, potencia muy superior al consumo
necesario, lo que permite una gran variedad de cargas útiles de distinta
potencia.
El sistema de radioenlace permite la transmisión en tiempo real de dos
imágenes vídeo (visible + IR) con una elevada tasa de transmisión (hasta 4
Mbps) y alcance en condiciones de línea de vista radioeléctrica de más de
100 km. También puede operar a mayor distancia en modo silencio radio
registrando las imágenes o mediante enlace vía satélite.
ESTACIÓN MÓVIL DE CONTROL DE TIERRA
La estación móvil de control en tierra, auténtico corazón del sistema,
alberga tres consolas para llevar a cabo las operaciones de control de la
misión, control de vehículo aéreo y control de carga útil. Estas consolas
pueden ser manejadas por sólo dos operadores ya que la carga de trabajo
requerida para el control del vehículo aéreo es baja y no requiere de un
operador adicional.
En esta estación se realizan las funciones de preparación, seguimiento y
control de la misión, a la vez que su evaluación en tiempo real, el registro
de las imágenes e incluso funciones de simulación y entrenamiento. La
estación tiene capacidad de retransmisión de datos y voz a una unidad
superior de mando (C4I). El conjunto de antenas, que forma parte de la
estación de control, tiene capacidad de telecomando y telemedida para las
misiones descritas, utilizándose para ello las Bandas S (enlace descendente)
y UHF (enlace ascendente).
LANZAMIENTO Y RECUPERACION
El sistema se complementa con un lanzador neumático que permite que el SIVA
se pueda operar con independencia de la disponibilidad de pistas adecuadas,
así como con vehículos de apoyo para la recuperación y mantenimiento. De
igual manera, se puede operar con tren de aterrizaje desde pistas de tierra,
necesitándose sólo 150 m. de carrera de despegue.
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