La Casada Infiel.


________________________________ Federico García Lorca.

toque sus pechos dormidos...











El almidon de su enagua
me sonaba en el oido

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las ultimas esquinas
toque sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidon de su enagua
me sonaba en el oido
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin la luz de plata en sus copas
los arboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del rio.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo, el cinturón con revolver.
Ella, sus cuatro corpiños.
Ni nardos, ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.

Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frio.
Aquella noche corrí
al mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé al río.
Con el aire, se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.



me dijo que era mozuela, cuando la llevaba al río.


(el poema)
Federico García Lorca

(fotos: Pat Thielen)
http://www.axolotyl-studios.com


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