LOS HIJOS JUNTO A SU MADRE

Un beso a mis amados bebés

Los Tribunales de menores de Chile y las leyes no hacen mas que destruir aún mas a las familiar. El sistema actualmente imperante viola los Derechos del Niño y los DD.HH. de los Padres.




Esta historia comienza, casi 9 años atrás, cuando mi vida quería dibujar como cualquier mujer.
Me casé a mis 19 años con un hombre 9 años mayor que yo, pensando que eso daría mayor estabilidad a mi existencia. Al poco tiempo de estar casada, comencé a vivir malos tratos, lo que para mi, en ese momento, era de absoluta normalidad de nuestra sociedad Chilena. Busqué dentro de mi oscuridad una luz que me entregara la tranquilidad de saber que lo vivido era un matrimonio real y normal, no un castigo social por una decisión mal tomada.

Me acerqué a un servicio Estatal que supuestamente apoya a las mujeres en problemas y que han caído en la desgracia de un matrimonio mal concebido, un matrimonio de arrogancias e hipocresías, ese era pues, mi caso. Me brindaron la luz que busqué, me hicieron comprender del amor y la decepción. Pero la solución no servía pues solo una de las partes respetaba el acuerdo.
Ese fué el entorno en que nació mi primer hijo, una beba maravillosa en quien volqué todas mis fuerzas, a quien consagré mi existencia, no exagero, pues desde el momento en que supe que vivía dentro de mi, yo viví para ella, recuerdo incluso cuando fue engendrada, esto fue un 26 de Enero, quizás esto no sea de gran importancia para los demás, pero para mi lo es, pues fue entonces cuando en mi vida se generaron nuevos sueños y nuevas iluciones.
Aunque perdí esperanzas de una familia feliz y tranquila, estaba mi hija y me daba las fuerzas para ser mejor, crecer y hacer realidad mi sueño de envejecer en amor y rodeada de hermosos nietos. Pronto descubrí que no podía dejar a mi pequeña sin cumplir sus propios sueños, entonces fue, aun en contra de la poca disposición de mi esposo a los niños, traje a este mundo a mi segundo hijo, un recio varón que por poco me hace perder mi propia vida. En fin, aquí están los 2 seres que mas amo, creo sinceramente que esto no es novedad para una madre, hablo de una verdadera madre.


Mi vida no era diferente a la de otras dueñas de casa, la diferencia a muchas de ellas es que cada tantos dias debía salir con los niños en los brazos a un refugio cercano para que no presenciaran ellos los estados agresivos y descargas de su padre. Quizás, si ellosalguna vez hubiesen presenciados tales espectáculos, hoy sabrían cuanto los ama su madre, pero sigo creyendo que era innecesario, finalmente las verdades ocultas son descubiertas y cada emoción tiene su propio momento. ¡Cuánto espero ese momento!.


En Noviembre de 1996 empece a vivir el comienzo del fin tan esperado por mi. Esto lo definió mi cónyuge en la oportunidad, ocasión en que debí pedir ayuda policial por intento de homicidio, debo confesar que por una estupidez de mi parte no consideré importante dejar constancia de los acontecido, craso error pues en el futuro no tuve forma de comprobar ante los tribunales que necesitaba mi libertad o me matarían de un momento a otro.
En Julio de 1997 fue el último aniversario que celebramos, tal vez la última oportunidad en que conversamos, la verdad es que después de esa tregua no hubo otra. Recuerdo muchas discusiones, noches en vela que no eran provocadas por el dolor de la ruptura mas bien por el miedo a no volver a despertar, la cama matrimonial se transformó en una guarida para mis hijos y yo. Me acostaba vestida, cerraba la puerta con llave y cada noche me preparaba para defenderme.
Tenía algunas razones de peso para soportar toda esta forma de vida, necesitaba entregar estabilidad económica a mis hijos después que mi cónyuge ya no estuviera en casa, yo no contaba con mi familia para una ayuda monetaria y para colmo de mis males lo único que sabía hacer bien era ser dueña de casa. Estaba terminando en ese momento la enseñanza media que al menos me daría una base para aspirar a algún puesto en el mundo laboral, por lo que solo quedaban algunos meses de martirio. En Octubre decidí que un buen modo para terminar con aquella situación era sacarlo de la casa. Para lograr el objetivo recurrí a los tribunales. Por primera vez lo demandé por mal trato físico, psíquico y económico, usé lo que conocemos como violencia intrafamiliar. Fuimos citados para el día 28 de Octubre, llegué bastante tranquila, al fin enfrentaría mi verdad al mundo y quitaría la máscara a quien torturaba mis días y noches. Al entrar al edificio me sorprendió la presencia de mi madre acompañando a Enrique, pese a ello no fue difícil darme cuenta del papel que estaba jugando ella en la ocasión. Temblaron mis piernas y mis sentimientos, mas no bastó para dar pie atrás a mi afán. Cuando fuimos llamados a comparecer, vi que lo acompañaba una abogada, yo no sabía que debía tener un representante legal conmigo, prontamente me informaron que el abogado que me habían designado pertenecía a la Corporación de Asistencia Judicial y que estaba retrasado, esperamos un rato, cuando llegó solicitó un minuto para conversar a solas, la presentación fue breve, comenté lo que sucedía y a quienes tenía él como testigo. La respuesta de mi abogado designado fue: “puede estar tranquila, todo estará bien, es un caso simple”.
De vuelta a la sala comenzaron las preguntas, nada relacionado con la violencia de la cual era víctima, por el contrario fui acusada de ser yo quien lo había mal tratado en algún momento, luego cambió el tono de las acusaciones diciendo que yo era alcohólica, drogadicta y padecía de problemas psíquicos graves. En torno a todo esto se formuló un pliego de preguntas a las que debía responder sin mirar a mi abogado designado. Todo resultó mal, finalmente se acordó que yo abandonaría la casa llevando conmigo a mis hijos. No me preocupaba quedar sin casa, pero si preocupaba no tener dinero para alimentar a los pequeños mientras yo encontraba un trabajo. A mi cónyuge se le asignó una pensión de alimentos. Llegamos al 10 de Diciembre y ninguna de las partes cumplió el acuerdo lo que nuevamente nos llevó a los tribunales, en la oportunidad no hubo un nuevo acuerdo, la contra parte muy enojado por no poder sacarnos de la casa se limitó a pedir la venta de la casa y dividir en dos el dinero que resultara de esto. Luego solicitó traslado a los tribunales de menores para solicitar la tuición de los niños. Así fue, el 15 de Diciembre comparecía por primera y única vez ante la Jueza de menores. No hubo novedad en el momento, la noticia la recibí el 4 de Enero al notificarme personalmente que le habían entregado la tuición provisoria al padre. El ya los tenía en sus manos, pues el día 1 de Enero los había sacado “a pasear”. Desde esa fecha no los tengo en mi vida, aunque puedo decir que he luchado mucho para recuperarlos. Sin embargo nada a resultado como se esperaba, he consultado con 5 abogados y todos sin resultados positivos.


El 15 de Enero de 1999, un año después logré del 2º Juzgado de menores de Santiago las humillantes “visitas”. Estas se realizan cada 15 días durante 2 horas dentro del recinto del Tribunal. Aunque esto es muy difícil he podido sobrevivir, con mucho dolor y con mi vida coartada, pero estoy viva y luchando cada día para construir un futuro para mis pequeños hijos y sé con certeza que al final del camino la verdad será conocida y triunfará, mis errores y temores los pague hace tiempo, y mi lucha continúa para que mis hijos tengan a su lado a su Mamá.


SANDRA LÓPEZ






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