Carta denuncia enviada a la Corporación de Padres por la Igualdad de Derechos Frente a los Hijos, con fecha 25 de febrero de 1998.
Primero que todo les saludo y manifiesto mi más profunda admiración y la convicción casi absoluta, de que son la única vía a través de la cual podré, eventualmente, acceder a la justicia que en éste País hace ya tanto tiempo está monopolizada por ciertas minorías muy privilegiadas, si no son los traficantes de influencias, son los que ostentan el poder económico o, como en nuestro caso, las féminas por su virtud no de féminas sino de madres, evidentemente en perjuicio nuestro, en muchas ocasiones, lamentablemente.
Mi nombre es Alejandro Echeverría Lacourt, RUT: 9.197.149-6 de Santiago, Papá hace 5 años de una maravillosa niña de nombre Daphne Valentina Echeverría Muñoz, que nació entre los 3 años que duró mi matrimonio con Yuly Muñoz Guerra. Ella separada ya una vez, y con una hija de su primer matrimonio, que ni siquiera conoció a su Papá, de nombre Natalia Bravo Muñoz.
La relación con Yuly, jamás fue estable, tanto es así que antes de la separación "de hecho" en forma definitiva, 3 veces me fui a la casa de mi madre (a la inversa de lo que indican los chistes, donde es la mujer la que se va donde su progenitora), siendo la cuarta vez la definitiva.
Nunca dejé de aportar para la mantención de mi hija, sin embargo apenas me fui por cuarta vez, no sin antes dejar las cosas claras con ella y sus padres, con los que vivíamos, ella me demandó por pensión de alimentos sin justificación alguna. El último dia me amenazó de que no cesaría hasta verme infeliz, y me lanzó todos los epítetos y maleficios imaginables e inimaginables en contra mia, de mi familia original y de mi madre, especialmente, llegando a vociferar que tendríamos una relación venial.
Con los exiguos medios que cuento, por ocasión de mis remuneraciones que están, por si, muy lejos de satisfacer mis expectativas, pude contratar los servicios de un egresado de Derecho para que me patrocinase, por cuanto una de las amenazas de Yuly, fue que "nunca tendría contacto con mi hija mientras ella viviese". De hecho cuando recién comenzó el trabajo por régimen de visitas, tuvimos un careo en el 3º Juzgado de menores y frente a la Jueza que le cuestionó al por qué se negaba a permitirme compartir con mi hija, Yuly, increíblemente me acusó de todo lo imaginable, desde alcohólico hasta psicópata, pasando por todas las posibilidades intermedias, frente a lo cual la magistrado señaló: "En esta sala todos sabemos que usted miente señora, sin embargo, por ser este un juicio de menores debemos presumir que dice la verdad". Acto seguido me ofreció compartir con la niña en el tribunal y con custodia policial, una hora los días Sábados, hasta que el Tribunal dictaminara un régimen definitivo; oferta que rechacé de plano con ocasión de la forma, por cuanto a todas luces, y así lo hice ver durante el comparendo, la niña sufriría muchísimo al querer salir del lugar conmigo y no poder, al presenciar mas de alguna situación tensionante entre su madre y yo, porque la justicia chilena así lo había determinado, siendo estimulada por el monstruoso egoísmo de una madre a todas luces insana. La magistrado, en cuestión, aceptó mi renuncia al "beneficio" temporal, lo que quedó en el acta, al igual que mi determinación de esperar sentencia definitiva. A los 2 años este llegó, por cuanto en razón razón a todos los exámenes psiquiátricos a que debí exponerme, y a las referencias laborales que debieron adjuntarse al expediente, secomprobó hace un año - recién - que todo lo que ella dijo hace 3 años era absolutamente falso, por lo cual se dictaminó un régimen definitivo, el que era tal cual lo que originalmente yo había pedido. Sin embargo, cuando debió hacerse afectiva la entrega de mi hija, frente a lo cual la fui a buscar en compañía de mi hermano Mauricio, salió vociferando de la casa Don Juan Muñoz Ziehe, padre de Yuly, quien además intentó agredirme, deciendo: ¿Cómo te podí venir a meter a acá c...? ¿Cómo tenís las patitas de venir p´acá c... después que violaste a la Nati? ¡Espérate no más te voy a sacar la c...!. Frente a lo cual mi hermano pudo evitar la agresión, de lo cual quedó constancia en la 12º Comisaría de San Miguel. Cuando le señalé a él que venía por mi "chiquitita" -como yo acostumbro a llamar a mi hija- él me señaló vociferando: ¡Ni con los pacos vay a sacar a la niña de acá!.
Se dejaron las constancias respectivas, ante lo cual el Juzgado antes mencionados, señaló que la madre de la niña debía entregarme mi hija en la 46º Comisaría de Macul, que corresponde a la juridicción del domicilio de la niña, luego de 4 idas a buscar a mi hija, evidentemente sin que la llevasen, todo sigue igual.
¿Qué hice en el intertanto? Le mandé hace alrededor de 2 años una carta al Presidente de la República, Don Eduardo Frei, con copia a la Sra. Ministra de Justicia, Doña Soledad Alvear, sin lograr nada.
En resumen 3 años sin ver a mi hija y 3 años en que la Pensión de Alimentos se le paga sagradamente a Yuly.
¿Justicia? ¿Qué es eso en éste País? La verdad no creo que exista!!!.
Saluda desesperamente a ustedes,
Alejandro Echeverría