Casa de
cuervos
porque
te alimenté con esta realidad
mal
cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absolvo de mí
laberinto
hijo mío
no es
tuya la culpa
ni mía
pobre
pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
y
la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
la
asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
sombras
y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
de
arcángel
apenas pasado en la entreabierta ventana
y nuestra
para
siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
encarnación
de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
casi
saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie
aquí
me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
de
tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme nada infinita
sobre
el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
que
ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
y
nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
colores
dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
que
es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
y
allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
con
tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
y
otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver
(1980)
Último
poema de junio
Pienso
en esa flor que se enciende en mi cuerpo. La
hermosa, la violenta flor del ridículo. Pétalo de carne
y hueso. [¿Pétalos? ¿Flores?Preciosismobienvestido,
[muertodehambre,
vaderretro.
Se
trata simplemente de heridas congénitas y felizmente
mortales
Luz
alta. Bermellón súbito bajo el que despiertas
de pie, caminando a ninguna parte. Pies, absurdas
criaturas sin ojos. No se parecen sino a otros pies.
Y además estas manos y estos dientes, para mostrar-
los estúpidamente sin haber aprendido nada de ellos.
Y
encima de todo y todas las cosas, sobre tu propia
cabeza, la aterciopelada corona del escarnio: un som-
brero de fiesta, inglés y alto, listo para saludar lo
invisible.
Rojos,
divinos, celestes rojos de mi sangre y de mi
corazón. Siena, cadmio, magenta, púrpuras, carmi-
nes, cinabrios. Peligrosos, envenenados círculos de
fuego irreconciliable.
¿Adónde
te conducen? ¿A la vida o a la muerte?
¿Al único sueño?
La flor de sangre sobre el sombrero de fiesta (inglés
y alto) es una falsa noticia.
Revelación.
Soy tu hija, tu agónica niña, flamante
y negra como una aguja que atraviesa un collar de
ojos recién abiertos. Todos míos, todos ciegos, todos
creados en un abrir y cerrar de ojos.
El
dolor es una maravillosa cerradura.
Arte
negra: mirar sin ser visto a quien nos mira
mirar.
Arte
blanca: cerrar los ojos y vernos.
Ver:
cerrar los ojos.
Abrir
los ojos: dormir.
Facilidades
de la noche y de la palabra. Obscenidades
de la luz y del tiempo.
Y así,
la flor que fue grande y violenta se deshoja y
el otoño es una torpe caricia que mutila el rostro
más amado.
Fuera,
fuera ojos, nariz y boca. Y en polvo te con-
viertes y, a veces, en imprudente y oscuro recuerdo.
Dulce
animal, tiernísima bestia que te repliegas en
el olvido para asaltarme siempre. Eres la esfinge
que finge, que sueña en voz alta, que me despierta.
(1993)
Carta
Fruto abierto que el aire no corrompe
hoja sin mella, jamás ennegrecida,
hacia ti va la sangre
y vuelves sin peligro,
sin puentes.
En ti reposa el pensamiento.
Reloj solar,
noble colorante,
estío de mi casa,
por ti se educa el lobo
y se devuelve al roedor a su nido.
Hermana,
tu rostro blanco, cerrado,
sin historia aparente.
Tú,
la exacta, inmóvil,
pura referencia.

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