Ebrio de trementina...

   

Ebrio de trementina y largos besos,  
estival, el velero de las rosas dirijo,  
torcido hacia la muerte del delgado día,  
cimentado en el sólido fenesí marino.  
 
Pálido y amarrado a mi agua devorante  
cruzo en el agrio olor del clima descubierto, 
aún vestido de gris y sonidos amargos,
y una cimera triste de abandonada espuma
 

 

 
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