RIMA XXV

    Cuando en la noche te envuelven
    las alas de tul del sueño
    y tus tendidas pestañas
    semejan arcos de ébano,
    por escuchar los latidos
    de tu corazón inquieto
    y reclinar tu dormida
    cabeza sobre mi pecho,
        diera, alma mía,
        cuanto poseo,
        la luz, el aire
        y el pensamiento!

    Cuanto se clavan tus ojos
    en un invisible objeto
    y tus labios ilumina
    de una sonrisa el reflejo,
    por leer sobre tu frente
    el callado pensamiento
    que pasa como la nube
    del mar sobre el ancho espejo,
        diera, alma mía,
        cuanto deseo,
        la fama, el oro,
        la gloria, el genio!

    Cuanto enmudece tu lengua
    y se apresura tu aliento
    y tus mejillas se encienden
    y entornas tus ojos negros,
    por ver entre sus pestañas
    brillar con húmedo fuego
    la ardiente chispa que brota
    del volcán de los deseos,
        diera, alma mía,
        por cuanto espero,
        la fe, el espíritu,
        la tierra, el cielo.

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