RIMA XL

   Su mano entre mis manos,
   sus ojos en mis ojos,
   la amorosa cabeza
   apoyada en mi hombro,

   ¡Dios sabe cuántas veces,
   con paso perezoso,
   hemos vagado juntos
   bajo los altos olmos
   que de su casa prestan
   misterio y sombra al pórtico!
   Y ayer... un año apenas,
   pasando como un soplo
   con qué exquisita gracia
   con qué admirable aplomo,
   me dijo al presentarnos
   un amigo oficioso:
   “Creo que alguna parte
   he visto a usted” ¡Ah, bobos
   que sois de los salones
   comadres de buen tono,
   y andáis por allí a caza
   de galantes embrollos.
   ¡Qué historía habéis perdido!
   ¡Qué manjar tan sabroso!
   para ser devorado
   “soto voce” en un corro,
   detrás de abanico
   de plumas de oro!

   ¡Discreta y casta luna,
   copudos y altos olmos,
   paredes de su casa,
   umbrales de su pórtico,
   callad, y que en secreto
   no salga con vosotros!
   Callad; que por mi parte
   lo he vivido todo:
   y ella..., ella..., ¡no hay máscara
   semejante a su rostro!


PRINCIPAL