RIMA LXXXIV A CASTA Tu voz es el aliento de las flores, tu voz es de los cisnes la armonía; es tu mirada el esplendor del día, y el color de la rosa es tu color. Tú prestas nueva vida y esperanza a un corazón para el amor ya muerto: tú creces de mi vida en el desierto como crece en un páramo la flor. |