RIMA XCV

   Yo me acogí, como perdido nauta,
   a una mujer, para pedirle amor,
   y fue su amor cansancio a mis sentidos,
	hielo a mi corazón.

   Y quedé, de mi vida en la carrera,
   que un mundo de esperanza ayer pobló,
   como queda un viandante en el desierto:
	¡A solas con Dios!



PRINCIPAL