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Viernes 27 de abril de 2001 |
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Ella fue firme creyente que las transfusiones de sangre van contra la Biblia y eso le costó la vida. Fue una mujer miembro de los Testigos de Jehová de Córdoba Argentina, quien se negó a aceptar una transfusión pese a los ruegos de su médico, quien incluso presentó un amparo ante un tribunal para poder realizar la transfusión aun contra la voluntad de la paciente. Pero el juez Carlos Sem Rodríguez se inclinó por preservar la voluntad de la paciente.
Este es un caso en el que uno de los preceptos religiosos de los Testigos de Jehová se opone frontalmente a una práctica habitual en la medicina moderna. La mujer, de 57 años, víctima de una gangrena gaseosa, cuando ingresó al hospital Rawson de la capital provincial fue inmediatamente internada en terapia intensiva.
Pero antes de ser sometida a una intervención quirúrgica, ratificó por
escrito y con certificación policial su negativa a recibir transfusión de
sangre.
Pese a los intentos por convencerla de la necesidad del tratamiento,
los médicos se toparon con el férreo rechazo de la mujer y de sus familiares. Y
fue entonces que el jefe del servicio de terapia intensiva, Ernesto Mac
Loughlin, resolvió acudir a la Justicia y presentó una acción de amparo.
El juez se trasladó al hospital para informarse acerca del estado de la paciente y conocer la posición de sus familiares. Y a la hora de resolver, actuó consecuentemente con la jurisprudencia de la Corte Suprema al concluir que no existe norma que obligue a nadie a recibir una transfusión ni que autorice a los jueces a decidir por encima de la libre voluntad de la persona. Y argumentó que, en caso contrario, habría "abuso de autoridad".
Por su parte, el médico Mac Loughlin explicó que efectuó la presentación judicial en virtud del juramento hipocrático, que lo compromete "a sostener la vida", y explicó que también influyó en su decisión la necesidad de hallar el "amparo legal" que le permitiera hacer frente a la situación planteada por la paciente.
Asi de complicado es esto de las transfusiones de sangre con pacientes que se niegan a recibirla, médicos que han jurado salvar vidas y jueces que se encuentran en una encrucijada y una decisión finalmente puede costar la vida de las personas.
Explica que ahí queda claro la prohibición de abstenerse de sangre y no sólo sangre animal. Añade que aunque no se ingiera por la boca es lo mismo recibir la sangre por las venas y se remite al ejemplo que a muchas personas se les alimenta vía intravenosa.
Pero no sólo se trata de una negativa, aclara, pues también han ofrecido alternativas a través de investigaciones médicas, que han permitido echar a andar nuevos métodos para cirugías sin sangre a través del control meticuloso de la pérdida de sangre.
El doctor James Robblee, anestesista del Instituto Cardíaco de la Universidad de Ottawa, expresó que en realidad los Testigos de Jehová han contribuido con la medicina a hacer conciencia de este asunto.
Mientras el doctor Todd Rossengart, director del programa Cirugía Sin Sangre del New York Hospital Cornell Medical Center, dijo que "ahora podemos prescindir completamente de las habituales dos o cuatro unidades de sangre que necesitábamos transfundir en una operación''.
Pero la polémica incluye también otras cosas de prohibición como por ejemplo no comer animales que hayan sido degollados y por eso los Testigos de Jehová tienen mucho cuidado al comprar carne de animales, pues primero preguntan cómo les dieron muerte.
Hay que añadir a esto el hecho de que a lo largo de los años se han dictado un número de normas concretas especificando qué componentes de la sangre y qué tratamientos médicos que requieren sangre no están permitidos y cuáles son "asunto de conciencia". Todo esto se ha convertido en algo bastante complejo para el Testigo medio, quien a menudo no sabe cuáles son las fracciones de la sangre que están permitidas y cuáles no.
Los médicos también están confundidos a menudo y no saben con certeza qué
tratamientos pueden o no pueden recibir los Testigos.
El que la Sociedad se
toma a pecho su prohibición lo demuestra el hecho de que cualquier Testigo de
Jehová podría ser expulsado de la congregación, si decidiese salvar su propia
vida, la de su esposa o la de sus hijos, actuando de un modo contrario a las
normas de la Sociedad Watchtower.
Pero en medio de todo esto hay una realidad y es la amenaza que reciben los Testigos de Jehová en caso que intenten violar el acuerdo de no aceptar transfusiones de sangre. "En caso de que alguien planease violar esta norma en secreto, podría estar seguro de que Dios no lo dejaría sin castigo. La Sociedad inculcó que Dios castigaría a los padres que aceptaban una transfusión de sangre, permitiendo que su bebé naciese muerto! Y si el niño de todos modos sobreviviese, todos ellos morirían en Armagedón'', sentencian las doctrinas de este grupo religioso.
La doctora brasileña, Joana Ferreira da Costa, recuerda que un carpintero de Martagua, Valle de Azores, estuvo entre la vida y la muerte en el Hospital de la Universidad de Coimbra, hace cuatro años por no haber recibido una transfusión de sangre que rechazó por motivos religiosos. La familia con posterioridad otorgó la autorización. El proceso de convalecencia fue largo pero hoy está recuperado.
Situaciones como estas son raras y permiten percibir la dimensión del
problema. Hay casos clínicos en que una transfusión de sangre significa la única
posibilidad de cura para un paciente. Esta práctica está prohibida para los
Testigos de Jehová para quienes la sangre nunca se debe separar del cuerpo.
"No siempre es fácil para un paciente explicar a un médico las necesidades
de tratamientos que respeten la conciencia religiosa", afirma José Manuel
Paxiuta de Paiva, médico general, y responsable médico de la Asociación de
Testigos de Jehová (ATJ). "Normalmente lo que acontece es que un tratamiento a
los testigos depende de la experiencia del médico y del arsenal terapéutico
disponible".
Razones que llevaron, hace 10 años a la comunidad en Estados Unidos a crear los Servicios de Información de Hospitales (SIH), que recogen información médica actualizada y hoy coordinan las acciones de 1.400 Comités de Enlace que funcionan en 150 países.
"Esta no es una cruzada contra la sangre. Queremos mostrar que existen alternativas clínicas científicamente válidas a la sangre" dijo Praxiuta de Paiva. "Todas las opciones terapéuticas tienen riesgos. Nuestra situación es que escogemos entre tratamientos", afirma.
"Los médicos no desean ser confrontados con exigencias que limitan sus actividades", afirma el Director de Servicios de Cirugía cardiotoráxica del Hospital de Santa Marta, en Lisboa, José Roquette. "También a nivel religioso existen ciertos prejuicios".
Este cirujano ha operado sin sangre a cerca de 50 Testigos portugueses, desde
finales de la década de los 80. Apenas un caso de una paciente operada por
tercera vez resultó en muerte.
El Hospital de Santa Marta dispone de tres
aparatos que permiten, a través de un tubo especial de aspiración, recoger toda
la sangre perdida en una operación, filtrándolo y colocándolo nuevamente a
circular dentro del cuerpo del paciente. Para los Testigos, este proceso es
contínuo, la sangre no se separa del cuerpo, tal como lo ordena la regla
religiosa, garantizando una reutilización de la sangre perdida hasta en un 60
por ciento.
Sin embargo, en algunas situaciones el caso se complica, "Un paciente que ingresa a un hospital con niveles bajos de hemoglobina (6 gramos de hemoglobina por decilitro de sangre), necesita una transfusión, afirma. Los Testigos sostienen que se han salvado personas con niveles de hemoglobina de 1,4 gramos por decilitro de sangre en el extranjero, y 2,7 gramos de hemoglobina por decilitro de sangre en Portugal. "Mas en el país no tenemos cámaras hiperbáricas para resolver estas situaciones. Es ahí donde es necesario respetar la opción del paciente", concluye Roquette.
Su punto de vista tiene que ver con la percepción de que muchas personas rechazan las transfusiones de sangre sin conocer los argumentos al rechazo y mucho menos los argumentos de los médicos que se formaron para salvar vidas.
Como grupo, los Testigos de Jehová, explica, están entre los exponentes más fervientes de tal enfoque, especialmente los domingos por la mañana cuando golpean a la puerta de perfectos desconocidos y les piden permiso para razonar con ellos, y ofrecerles literatura, como parte de su cometido de ayudar a estos desconocidos a salvar sus almas inmortales.
Por tanto, entre todas las personas, los TJ mismos deberían ser los últimos en hallar ofensivo o inmoral si sus médicos se arriesgan a ofenderlos cuando les devuelven el cumplido en un esfuerzo por salvar sus cuerpos mortales.
El primer pasaje en el que fundamentan su oposición a las transfusiones de sangre está en Génesis 9:4, donde Dios (Jehová) estableció un pacto con Noé: "No debes comer carne con su alma -su sangre-". Los Testigos de Jehová dicen que la prohibición contra comer sangre es parte del "pacto eterno con la humanidad"
Sin embargo, explica el teólogo norteamericano John Neill esto contradice algunas de sus propias interpretaciones porque ellos no prohíben los métodos de control natal, lo que es claramente la primera parte de este pacto: "Sean fructíferos, reprodúzcanse y llenen la tierra" (Génesis 9:1).
Los Testigos de Jehová sostienen que si la Biblia prohíbe el comer sangre, entonces ellos no deben introducir sangre en sus cuerpo en ninguna ruta o forma, incluyendo las transfusiones . Teniendo en cuenta que esta conclusión no está contenida en la Biblia, ellos acuden a argumentos elaborados en los que equiparan los tratamientos médicos basados en la sangre, con el comer sangre.
Las transfusiones de sangre, dice, no son el resultado de matar a animales o humanos; la sangre proviene de un donante vivo que continúa vivo. En vez de representar la muerte de alguien, tal sangre se emplea para un propósito totalmente contrario, la conservación de la vida.
Al margen de si son deseables o no las transfusiones de sangre, lo que parece demostrable es que no hay una conexión real o parecido legítimo entre el mandato del Génesis con relación al matar y después comerse la sangre del animal matado, y el uso de la sangre de una transfusión. Simplemente no hay ninguna correspondencia verdadera.