Principal - Robert D. Brinnsmead

El escándalo de Yeshúah ben Adam II

El panorama general

 

El orden vertical

Lo Horizontal, un nuevo desarrollo de la conciencia humana

Metodología

Ningún título

 

El panorama general

Los primeros cristianos interpretaron el significado del suceso Cristo en base a sus perspectivas cosmológicos o visión mundial. Fue algo muy natural y humano de hacer. Los excusamos por eso.

El suyo fue un universo pequeño. Se creía que el mundo era cuatro mil años viejo.

El padre Adán había pecado y perdido el paraíso para todos. El resultado fue el alejamiento de Dios, el sufrimiento y muerte de todo el mundo.

En nuestra época contamos con el telescopio Hubbell. Podemos mirar atrás en el tiempo y ver cosas que pasaron hace doce mil millones años. Podemos contar por lo menos cuatrocientos mil millones de galaxias como nuestra propia galaxia "Vía Láctea".

Joseph Campbell dice: "Por supuesto en nuestros días, el panorama de todas la principales religiones mayores están caducadas por lo menos en dos mil años." Mitos por que vivir, p. 215

¿Cuáles son las implicaciones de esta realidad del tiempo-espacio inmensamente extendida? Para empezar, sabemos que millones de años antes que supuestamente Adán pecó trayendo muerte y destrucción, hubo grandes alteraciones en la tierra que extinguieron las especies tales como los dinosaurios y los tigres dientes de sable. Y hablando de tigres, la única razón de sus colmillos ha sido la de desgarrar la carne.

Así que no hay ningún punto que funcione con un esquema teológico basado en un paraíso que nunca fue, una caída del hombre que nunca fue, una extraña (ofendida y ausente) deidad que nunca fue y pagar entonces por todo este daño con una expiación de sangre que nunca fue. Para abreviar, una teología del tamaño de una caja de fósforos que cabía en un universo del mismo tamaño, había sido hecha añicos.

En esta parte 2 del escándalo de Yeshúah ben Adam, tomamos el desafío de re-interpretar la historia del más grande hombre que en la vida vivió contra el panorama general de nuestro gran universo.

El orden vertical

Para lo mejor del conocimiento humano, la vida empezó en este planeta aproximadamente hace tres o cuatro mil millones de años. Cuando observamos el orden natural es claro ver que hay una selección natural del fuerte para sobrevivir. El fuerte domina al débil; el débil es presa del fuerte. Cada pez en el mar vive para ser la cena de alguien más.

Cada gallinero se organiza según una jerarquía. Hay también una jerarquía en cada manada de vacas, caballos u otros grupos de animales.

Este mismo orden vertical esta marcado en todo el orden natural. Hay una cadena alimenticia también. Los más fuertes están en la cima; los más débiles, en el fondo.

Como biólogo, el Dr. Lyle Watson señala en su "Naturaleza Oscura": el primer gen de la primer célula viviente fue imbuido por una 'voluntad' de sobrevivir y conquistar de forma alguna, cueste lo que cueste. Las especies están impulsadas, por consiguiente, a matar, mutilar, dominar, subyugar, engañar, propagar e inclusive para construir modelos mejores (P.ej. super bichos para resistir antibióticos).

Aunque hay hermosos ocasos y bellas mariposas admirables, la naturaleza también es un gran lugar de muerte, 'una malvada vieja bruja' como la calificó un gran científico una vez.

Sin embargo, por toda su aleatoriedad espontánea, la naturaleza tiende a producir armonía simbiótica, orden en lugar de caos, equilibrio en lugar de desequilibrio.

 

El orden horizontal

Las especies más primitivas de la raza humana, de uno y un medio a dos millones de años de antigüedad, se distinguían por un gran cerebro. Esto equipó al hombre para volverse el más grande depredador de todos aunque sin garras o dientes rapaces. ¡Algunos activistas ecológicos nos dicen que la llegada de Homo Sapiens fue la más gran amenaza a las especies vivientes y el más grande riesgo a la supervivencia de este planeta que podía existir!

El hombre primitivo mataba y comía prácticamente todo lo que se movía, incluso a los de su propio tipo. Él lo hizo en toda la inocencia de cualquier otro animal que mata y come.

Salvo unos huesos y fósiles esparcidos, tenemos poco registro de aquel hombre. No tenían conciencia humana (autoidentidad y autoconsciencia) y por consiguiente no nos dejaron ningún rastro para formar una historia humana apropiada.

El nacimiento de la conciencia humana es al parecer un tardío o reciente desarrollo. Según Julian Jaynes, psicólogo en la Universidad de Princeton, la invención de la escritura y la construcción de las primeras civilizaciones precedió al nacimiento de la verdadera conciencia humana. Ése es, sin embargo, un informe fascinante que no debemos detener para seguirlo. (Vea El origen de la conciencia humana en el nacimiento de la mente bicameral). 

Una cosa es muy clara sin embargo: donde haya sido y como haya sido este gran salto a la conciencia humana, fue acompañado por la pérdida de la inocencia y del conocimiento de los demás.

Esto se ilustra bellamente en el mito de la "caída" de Adán. Con la autoconsciencia llega la pérdida de la inocencia (Génesis 3:9,10) y el conocimiento del deber hacia el prójimo ('¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? ' - Génesis 4:10). A esto la ley del Antiguo Testamento agregó, "amarás a tu prójimo como a tí mismo", junto con estipulaciones no para oprimir a otras personas, sino para ayudar al pobre y al débil. Imperativos morales similares fueron incluidos en otras culturas y religiones humanas.

Una aplicación consistente de amar al prójimo como a sí mismo haría pensar en algo muy diferente al orden vertical animal. Hace pensar en un orden horizontal con todos los seres humanos en el mismo nivel, con nadie sobre o debajo la línea.

Sin embargo, nunca ha sido así. Los seres humanos son manejados por genes como aquéllos que maneja el orden animal. ¿Qué sociedad no desarrolla una jerarquía ya sea en la burocracia, en una organización comercial, en el ejército o incluso (¡y sobre todo!) en una iglesia?

Vemos algo de la Granja Animal de Orwell en todas las sociedades humanas. El fuerte de mente, voluntad o músculo domina al débil. Hay cadenas de orden de superiores a inferiores.

Regresando al amor del prójimo ordenado en el Antiguo Testamento, fue imposible de llevar al cabo salvo de una manera muy limitada. El orden vertical con gobernantes y súbditos, amos y esclavos, sacerdotes y personas fue institucionalizado.

Más que esto, este orden vertical institucionalizado fue santificado por la religión. Como en Egipto, Babilonia y todas las demás partes, estas jerarquías terrenales se vieron como representaciones de lo celestial. Arriba de todo estaba la autoridad suprema del propio Dios. El rey humano, por ejemplo, se vio como una reflexión del rey divino y para tratar todo asunto era apropiado venir ante él con la nariz en el suelo y las posaderas en el aire. El orden de la dominación del uno y el sometimiento del otro se pensaba que era santificado por el propio Dios.

Lo mejor que el Antiguo Testamento pudo hacer fue templar el orden vertical con leyes que requieren compasión por aquéllos más desprotegidos, incluso ordenes sobre el cuidado apropiado de esclavos (incluidos en los Diez Mandamientos. ¡Que no son una visión muy alta de la liberación humana!)

Los profetas del Antiguo Testamento denostaron contra la inhumanidad de Israel. Exigieron justicia para los oprimidos y compasión para otros en lugar de ritualismo religioso. Pero no lo hicieron, no pudieron en esa época poner el hacha en la raíz del árbol. Sólo tuvieron visiones fugaces de un próximo orden horizontal donde habría paz y ninguna opresión.

En el lado más oscuro, el Antiguo Testamento usó a la religión para hacer de la violencia y la inhumanidad un sagrado deber. Limpieza étnica y aterrador derramamiento de sangre fueron religiosamente legitimados. Dios se representa diciendo cosas como: "no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno." (Ezequiel 9:6).

Por supuesto que la era cristiana ha santificado también la violencia e inhumanidad: guerras, pogromos, inquisiciones, cruzadas y derramamiento de mucho más sangre que los judíos y musulmanes alguna vez pensaron hacer. A lo largo de la historia los cristianos han santificado el derecho divino de los reyes sobre y contra los derechos humanos, la subordinación de las mujeres en lugar de la igualdad humana, la subyugación de esclavos y otras razas, intolerancia religiosa y la supresión de muchas libertades humanas.

Ninguna sociedad teísta ha podido alguna vez crear un orden de verdadera igualdad humana porque la religión teísta está en oposición con el orden horizontal. Todas las grandes religiones están basadas en el amor de Dios sobre nosotros y el amor al prójimo junto a nosotros. La relación vertical a Dios viene por supuesto primero y sugerir otra cosa sería blasfemo. Sin embargo, cuando Dios es primero no es difícil demostrar cómo el prójimo es un pobre segundo.

Por ejemplo, de todo lo que el Antiguo Testamento dice sobre el amor al prójimo, Israel puso en la espada a hombres, mujeres y niños de otras razas, al parecer, en plena conciencia. Ellos lo hicieron porque Dios lo ordenó, y Dios es primero. Su voluntad está por encima de las relaciones humanas.

Así fue como funcionó con Saulo de Tarso que sabiendo elevados poemas sobre amor por otros, no obstante persiguió a los primeros cristianos arrastrándolos en cadenas hacia Jerusalén para sufrir el destino de su Cristo. Así es como funcionó con hombres devotos que depositaron a los herejes a las torturas del martirio o a la hoguera por decreto de la Inquisición. Así fue como funcionó para Calvino que quemó vivo a Michael Servet por sus pensamientos heréticos sobre la Trinidad (aunque el amable Calvino pidió a las autoridades civiles cortar misericordiosamente la cabeza de Servet en lugar de quemarlo en la hoguera.)

El problema es que cada teísta devoto se compromete a seguir órdenes de arriba. Dios es la suprema autoridad vertical. Nuestra relación con él se representa como un sometimiento sumiso, incluso esclavo, al Amo absoluto.

"Mi voluntad no es de mi, hasta que el Amo la halle".

Así dice el piadoso himno cristiano. Una vez que el devoto a Dios se convence, el curso de acción es la voluntad divina, y la cumplirá cueste lo que cueste a él u otros.

"¡Nuestro es no razonar por qué!"

Bajo la influencia de la religión la violencia e inhumanidad se convierten en un deber sagrado. Se hace en el nombre de Dios. Los grandes males a la humanidad continúan siendo hechos en el nombre de Dios, en Palestina, Irlanda del Norte, Bosnia, Afganistán, Irán. La última resignación es decir: 'Dios me hizo hacerlo' o simplemente 'estaba siguiendo órdenes'. Eso fue, también, lo que los Nazis dijeron en Nuremberg antes de que fueran colgados.

Cuando los teístas son confrontados con los actos inhumanos hechos en el nombre de Dios generalmente responden: 'Ah sí, lo hicieron porque eran ignorantes de la voluntad de Dios' o 'nosotros tenemos la verdad', 'nosotros realmente conocemos la voluntad de Dios', 'somos la verdadera Iglesia'.

Dios nos salve de aquéllos que están demasiado seguros de la voluntad de Dios. Las más grandes inhumanidades son llevadas al cabo por aquéllos que están completamente seguros de estar haciendo la voluntad de Dios.

El teísmo tradicional no puede crear una sociedad verdaderamente humana. Eso incluye, por supuesto, a la cristiandad. Siempre que las grandes iglesias han tenido el poder y el alcance, han sido opresivos. Pero la opresión social, espiritual y psicológica de las pequeñas sectas cristianas es aún peor. Ellas son pocilgas de opresión humana. Son rígidos sistemas de control mental. Los presos piensan que están rindiendo su individualidad a la voluntad de Dios cuando están siendo, de hecho, deshumanizados por alguna ridícula jerarquía religiosa actuando en lugar de Dios destruyendo la libertad humana.

La raíz del problema es que las visiones inhumanas de Dios se reflejan invariablemente en estructuras y acciones inhumanas.

El teísmo tradicional está basado en la premisa errónea de una relación vertical con Dios, amo y esclavo, gobernante y súbdito, dominación y sumisión. En sociedades teístas éste es el veneno en el potaje. Todo las religiones crean sociedades jerárquicas que son, muy en la esencia, inhumanas.

Puesto que el teísmo no funcionó, los grandes Deístas* de la Iluminación ha puesto a la religión a un lado. Ellos propusieron una nueva visión de igualdad humana basada en la razón y los principios libertarios. Hombres como John Locke, Thomas Paine, Adam Smith, Voltaire y Thomas Jefferson son los pioneros de las democracias modernas con libertad religiosa, política y económica. Ellos lograron lo que muchas sociedades religiosamente dominadas nunca podrían hacer. El Marxismo también se embarcó en una misión para crear una sociedad radicalmente nueva sin clases (un orden horizontal) que excluyó a Dios del cuadro total. La visión fue idealista, pero para todos, la práctica del colectivismo fue una monstruosidad inhumana. Ésta fue la verdadera Granja Animal de George Orwell. Su sociedad 'jerárquica' destruyó la libertad humana y la individualidad creativa.

Las democracias seculares del tan llamado mundo libre han funcionado mucho mejor, sólo porque ellos han creado algunas de las más grandes libertades vistas en la historia humana. Sin embargo, estas sociedades están rodeadas de disolución moral, crimen y droga a niveles epidémicos, sin dioses o mitos que le den significando a la existencia humana.

A menos que la humanidad tenga un sentido de transcendencia y de bases por investir a la vida humana con valor infinito, se revertirá al orden vertical inhumano de dominación y sumisión, depredador y presa.

Con esto en mente, regresaremos a la vida y enseñanza de Yeshúah ben Adam. Él representa la mega consciencia, incluso un nuevo desarrollo de conciencia humana, una nueva visión de la humanidad que no estaba sólo siglos adelantada, ¡sino milenios! Él todavía sostiene la llave para resolver el dilema humano. Su vida y visión es tan grande para transcender en el oriente y occidente.

* Deísmo. Dice que Dios creó el mundo, pero es como un propietario ausente que lo dejó a la buena de leyes inherentes. El hombre tiene la responsabilidad de realizar sus propios asuntos según las leyes autoevidentes.

 

Metodología

Los eruditos hoy generalmente están de acuerdo de que el Jesús histórico (Yeshúah ben Adam) no dijo nada que pudiera acreditársele a él en el Nuevo Testamento. Las creencias pos Cena del Señor que desarrollaron alrededor de esta figura central fueron proyectadas a la persona histórica. Esto se llama Retroyección.

Esto inmediatamente crea el problema de cómo identificaremos la voz auténtica del hombre histórico. La solución más sencilla es seguir la guía que nos da James Breech en "El Silencio de Jesús". Él toma ocho refranes y doce parábolas que son lo que él llama "material fundamental" que "la autenticidad está más allá de la duda razonable puesto que es posible la investigación histórica". (p.9) Entonces hace esta notable declaración: "Este material... está notablemente libre del idioma y conceptos del movimiento cristiano primitivo y también notablemente libre del idioma conocido por nosotros de la literatura contemporánea del periodo". (1 ibídem).

Ahora, éste "material fundamental" (y no tiene que corresponder precisamente al identificado por James Breech) consiste en aforismos (contundentes dichos ingeniosos) y parábolas en un tono único. Las líneas se caracterizan por hipérboles (exageración excesiva) como colar mosquitos y tragar camellos o echar la viga que está en el ojo del hermano y no ver la viga de nuestro ojo. Todas las parábolas auténticas tienen un aguijón real en sus colas. Toman la sabiduría convencional y cuestionan los valores y prácticas aceptadas.

Breech afirma que este "material fundamental" muestra un contorno muy definido del hombre y su mensaje. Breech está en lo cierto.

De este "material fundamental" saca que Yeshúah ben Adam es tan original que no pudo haber sido una invención literaria. Ningún autor inventa un material que no coincide con su propia agenda. Y así como ciertamente los escritores no fueron capaces de crear a una persona tan incorregiblemente original, tampoco fueron capaces de destruirlo.

Es como si una gran pintura ha sido retocada y embellecida por meros mortales quienes pensaron que podrían mejorar la obra maestra original. Permanece así durante siglos. Entonces los perspicaces críticos de arte empiezan a ver los contornos de la obra maestra original detrás de todo el embellecimiento. Pedazo por pedazo, capa por capa, raspan las acumulaciones hasta que la simple y estupenda obra maestra aparece en su gloria original.

Yeshúah ben Adam es alguien que dice cosas bastante contrarias a la tradición cristiana.

* Afirma ser nada más que un humano y desecha todo título de honor.

* Rechaza todas las reconocidas distinciones entre las clases sociales, puro e impuro, justos y pecadores, notables y don nadie.

* No asume alguna personalidad religiosa.

* No es apocalíptico. No hay ninguna plática sobre el inminente fin del mundo, sólo un reino presente para entrar ahora.

* Habla sobre la vida antes de la muerte en lugar de la vida después de la muerte.

* Enfoca nuestra atención en la ayuda, perdón y salvación de otros, nunca de cómo conseguir la "salvación" o ir al cielo.

* No tiene ningún orden vertical con respecto a la humanidad o Dios. Su modelo para la hermandad humana es completamente nueva y ninguna religión, institución u organización en la tierra posiblemente podrían incluirlo.

 

Ningún título

Lo primero que encontramos en el auténtico material fundamental de Yeshúah ben Adam es simple y profundo. Él no utiliza un título para sí mismo excepto ben Adam: "hijo del hombre". No quiso que las personas lo llamaran "Mesías", "Maestro Bueno" ni incluso "Rabí" que quiere decir maestro. Se niega a llevar cualquier título de distinción.

El humilde y manso nombre de Yeshúah es la fundamento de todo lo que dice o hace. Es la única llave que alguna vez tendremos para entender su persona y misión.

El contexto histórico

Yeshúah ben Adam se encontró en un mundo donde todos querían estar arriba, sobre la miserable masa de humanidad ordinaria. Los judíos entre quienes Yeshúah nació, estaban orgullosos de ser "el pueblo escogido". Creían que eran las únicas personas en la tierra a quien Dios había hablado alguna vez o había dado su Toráh con 613 mandamientos.

Todos los demás eran goyim (incircuncisos o impuros).

Incluso muchos de los judíos fueron considerados "impuros". Esto incluía a muchas personas pobres que, no pudiendo leer, eran ignorantes del Toráh. Por consiguiente eran contados como malditos. (vea a Juan 7:49) Incluidas estaban también personas forzadas a ocupaciones comprometidas que casi los colocaba en el mismo nivel que goyim. Por ejemplo, los pastores no podían guardar el sábado apropiadamente. Los cobradores tenían que ser corruptos para sobrevivir y a menudo las prostitutas eran forzadas a su situación por circunstancias horribles.

En su oración diaria el piadoso Rabino agradecería a dios tres cosas: por no ser gentil (goyim), por no ser mujer (considerada más impura que los hombres) y por no ser ignorante del Toráh.

Los griegos o helenistas se vieron a sí mismos como los custodios del aprendizaje e idioma de la cultura más grande del mundo. Toda persona fuera de su círculo era llamada barbaroi que es bárbaro. Si un griego aspiraba ser separado de los de su propio tipo, sería iniciado en uno de los cultos de misterio.

Lograría una membresía de un grupo muy selecto haciéndolo especial a los ojos de una divinidad griega.

Si el poder coloca a alguien como ser humano especial, entonces los romanos cuyo imperio y leyes gobernaron al mundo, hubieran sido ciertamente la cima de la humanidad. Ningún romano podía azotarse o ser ejecutado por crucifixión sin un juicio. Algunas personas pagaban un alto precio para comprar la ciudadanía romana.

En su muy notable libro "La gente escogida de Dios" el erudito católico Walbert Buhlmann muestra esta presunción de ser las personas especiales de Dios que han existido entre las culturas y razas por el mundo. Los congolenses creían que fueron los primeros seres humanos y la gente especial de Dios. Los etíopes se consideraban la primer raza en ser enseñada por Dios. La tribu Masai tenían la certeza de que eran las personas escogidas de Dios y todas las demás razas eran inferiores a ellos. Los pigmeos sentían que sólo ellos eran los verdaderos gobernantes del mundo. Los estudiosos han encontrado etnocentricidad en todas las tribus de Borneo y entre los indios de América. Muchas tribus americanas llamaron a todos lo que no eran de su tribu, simplemente "enemigos". Los hindúes crearon el sistema de castas. En Irian Jaya había personas que se llamaron a sí mismas "seres humanos", implicando que los forasteros no eran humanos en realidad. ¡Así que se los comían!

Buhlmann dice: "Cada tribu piensa que vive en el centro del mundo". "Cada tribu siente ser la gente de Dios". (p. 182-3).

Mirando a nuestra familia en las naciones occidentales, no es difícil encontrar evidencia de este mismo tipo. Algunos dicen que América siempre se ha manejado por una mentalidad de "nación redimida".

Los alemanes siguieron el camino de pensar que eran "la raza dominante". El sistema de clase ha hecho al inglés insufriblemente arrogante. Los africanos estaban seguros de ser un tipo de la nueva nación de Israel (Calvinista). Y el francés, como todos han de saber, es la raza más culta en la tierra. Ellos inventaron la palabra chauvinismo. Los australianos sólo saben que el suyo es el "país afortunado".

Si combinara la arrogancia del socialismo nacional alemán con el peor triunfalismo espiritual del catolicismo (o adventismo del séptimo-día, luteranismo o los bautistas del sur), usted podría tener algo muy parecido al espíritu de la sociedad en la que Yeshúah ben Adam nació.

Bertrand Russell dijo una vez que las personas que invariablemente se colocan sobre el resto de la humanidad caen debajo del nivel de la humanidad. Es por esto que Yeshúah ben Adam confrontó una sociedad muy inhumana. Aproximadamente tres por ciento de la población eran adinerada. Realmente no había ninguna clase media. Las masas eran terriblemente pobres. Les requerían impuestos de su molida pobreza por los poderosos de mejor posición en la sociedad. Había, entonces, una clase sin posesiones totalmente desposeídos. Vivían al día al punto de supervivencia e inanición. Casi la mayor parte consistía en una numerosa clase de esclavos de amos romanos, griegos o judíos.

Había niveles de privilegios sociales y religiosos en Israel. La clase destituida no podía permitirse el lujo de los sacrificios religiosos u otras costumbres religiosas. Siendo ignorantes del Toráh, fueron llamados "pecadores". No tenían ninguna esperanza de escapar de su humillante posición en la sociedad.

El promedio de vida de la gente en Palestina era veinte nueve años. La mortalidad infantil era alta. Roma gobernó al mundo con mano de hierro. Cualquier sospecha de insurrección merecía una contestación brutal. En una ocasión, por el tiempo en que Yeshúah ben Adam nació, Galilea fue pacificada mediante cuatro mil crucifixiones. Los insurgentes judíos se escondieron en las colinas y de cuando en cuando atacaban a los romanos. Los romanos sospechaban de cualquier apoyo a este movimiento de resistencia. Por su parte estos patriotas judíos (zelotes) a menudo apuñalaban matando a su propia gente por no apoyar a la resistencia. La mayoría de las veces, la vida era corta y cruel.

En este tiempo de peligro los judíos fueron divididos en numerosas facciones cada una afirmando ser superior a la otra. Había fariseos y saduceos, zelotes y esenios, sacerdotes y rabinos, ricos y pobres, opresores y oprimidos, amos y esclavos. Era la clásica "jerarquía" de la Granja Animal que deshumanizaba tanto a aquellos en la cima como los de abajo. Parecía que las estructuras políticas, las tradiciones sociales, pero sobre todo (!sí, sobre todo!) las sagradas tradiciones y las instituciones religiosas, habían conspirado en inhumanizar a las personas y aprisionarlos sin esperanza de liberación.

En semejante sociedad apareció Yeshúah ben Adam. Fue obviamente un hombre encendido por el espíritu de los profetas del Antiguo Testamento que se habían lamentado y enfurecido contra la inhumanidad del hombre con el hombre. Pero Yeshúah ben Adam iría más allá de los profetas y pondría el hacha a la raíz de este orden vertical.

La base de su misión residía en su conciencia y visión de ser humano. Este hombre que se atrevió a ser humano en todos los sentidos y en toda situación, se levantó ante la inhumana fuerza irresistible de su época como aquel protestante solitario ante los tanques de guerra en la plaza Tienanmen.

"¿Con qué autoridad haces esto?" reclamaron a Yeshúah ben Adam. "¿De quién eres hijo?" Ésta fue siempre la pregunta crucial en la sociedad de Yeshúah cuando la identidad y el estatus tenían que ser establecidos. Yeshúah contestó: "Yo soy ben Adam, es decir, el hijo del hombre".

A primera vista esto chocaría con la opinión de los seguidores de Yeshúah considerándolo como un persona con absolutamente ninguna pretensión de distinción. Y para reforzar su humilde situación, él se negaría a ser llamado Rabino, Maestro Bueno, Padre, Mesías o cualquier otro título (Fuhrer, Duque II, Papa, Guru, etc.)

¡Podemos imaginarnos a sus inquisidores diciendo: "Mira, incluso la basura de Israel y los goyim podría afirmar tanto como él lo hace!". En apariencia el nombre de Yeshúah ben Adam (el humano) puede parecer inocuo como algunas de las historias que contó, historias que llamaban la atención a sus oidores antes de que se vieran atrapados por las historias con implicaciones realmente impresionantes. Así pues, el sencillo ben Adam que a primera mirada parecía tan indemne como una pluma, se convirtió en una hacha poderosa contra todo lo equivocado en esta sociedad inhumana. Es justo aquí en su propia identidad donde pone el hacha a la raíz del corrupto orden vertical.

Continuará...

 

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