(*) Datos obtenidos de Historia de la Fas (Redondo Díaz) e Historia de España (del Nido Martín)
Tras la relativa pausa desde 179 a. C. la guerra se exacerbó en el año 154 a. C., al intervenir de lleno los pueblos lusitano y celtíbero, ,los más belicosos de la Peninmsula.
Las invasiones lusitanas tenían viejos antecedentes desde el 194 a. C . El año 193 a. C combatían a la vez los lusitanos en lupa " Ciudad de la Plata ", al norte de Sevilla, en Hasta, junto a Jerez, en las fuentes del Betis, y en las ciudades fenicias del litoral sur.
Actuaron en la gran sublevación del 188 a. C y en 185 a. C se consumó su derrota, replegándose a su territorio.
Pero la verdadera guerra lusitana comienza en 155 a. C con los ataques de sus tribus del norte y sur del Tajo, y no termina hasta el 138 a. C en que muere Viriato. En 154 a. C se alzaron los de la Lusitania propia ,entre el Tajo y el Duero, con su caudillo Púnico, y en su invasión hicieron huir a los dos pretores, Munio Manilio y Calpurnio Pisón, muriendo 6.000 de los 15.000 romanos.
Reuniendo a todos los vettones, Púnico recorrió todo el valle del Betis y al sitiar a los blastofenicios de Basti (Baza), murió de una pedrada de los defensores. Los lusitanos debieron levantar el cerco, pero dispuestos a continuar la lucha, eligieron jefe a Kaisaros cuando Roma, alarmada, envió al cónsul Fulvio Nobilior, quien destacó a la Citerior al pretor Mummio con 14.000 hombres, de los que perdió 9.000 en el primer encuentro, con sus armas y enseñas, que fueron exhibidas por los pueblos celtíberos, animándoles a comenzar la lucha general, hasta tal punto que los vacceos declararon la guerra a Roma.
Kaisaros venció con el típico ardid ibérico de la huida simulada. Los éxitos de los lusita-nos del norte animaron a los del sur, que. al mando de su caudillo Kaukenos, pasaron el Estrecho y atacaron Okiie u Odia (Arcila), pero los siguió Mummio, ya reforzado, y con 9.000 infantes y 500 jinetes alcanzó su primera victoria y, según las fuentes latinas, hicieron 15.000 muertos a los lusitanos, aniquilando a los que llevaban el botín. Mientras tanto, los celtíberos lucharon hasta el 152 a. C en que depusieron las armas.
Cuando Atilio, sucesor de Mummio, invernaba en su campamento, los lusitanos atacaron las ciudades súbditas de Roma. Los reprimió Servio Galba, sucesor de Atilio, marchando noventa kilómetros día y noche, hasta desplegar sus 15.000 soldados al norte de Carmona frente a los lusitanos, que otra vez fingieron huir y volviendo inopinadamente sobre los romanos, que descansaban dispersos, les causaron 7.000 muertos.
Galba escapó a Carmona, donde se le unieron 20.000 entre fugitivos y nuevos auxiliares. Luego, reunidos los dos pretores, Lúculo y Galba, devastaron sistemáticamente la Lusitania y engañando a los rebeldes con promesas de tierras, los dividieron en tres grupos para ejecutarlos aisladamente sin peligro de reacción, Según el texto de Suetonio, nueve mil fueron acuchillados, y más de 20.000 vendidos como esclavos; Valerio Máximo los rebaja a un total de 8.000, precisando que estaba entre ellos " la flor de la juventud, de los que degolló a una parte y vendió al resto ".
Apiano concluye que entre los que escaparon estaba Viriato, quien poco después vengó la traición de Galba y " llevó a cabo hechos asombrosos ".
Viriato fue el único gran caudillo, héroe popular universal, nacido en suelo ibérico. Era un lusitano de la sierra de la Estrella, donde aún se defendían algunos guerrilleros aislados. Los 10.000 que se alzaron en el 147 a. C o 146 a. C fueron cercados en un valle por el nuevo pretor, Vetilio, y Viriato les hizo desistir de someterse, recordándoles la inutilidad de pactar con romanos, ofreciendo salvarlos si le obedecían, con lo cual lo eligieron jefe.
Con hábil estratagema, dispersó la atención de los sitiadores y, rompiendo el cerco con jinetes escogidos, los cercados salieron veloces por distintos puntos hasta reunirse en Tríbola, en la serranía de Ronda. Aquello le hizo famoso y se le unieron hombres de todas partes. Luego atrajo a sus perseguidores a un desfiladero del que ocupó la salida, muriendo 4.000 de los 10.000 romanos, incluso el pretor Vetilio a manos de un soldado que lo capturó sin conocerlo.
El cuestor de Vetilio envió contra Viriato 5.000 aliados hispanos, de los que, según Apiano, " no se salvó ni uno para comunicar la derrota ", porque Viriato los consideraba traidores. Las tropas romanas pasaron en Carteja el invierno esperando socorros.
Después, Viriato devastó la Carpetania hasta que en 146 a. C llegó de Roma el pretor Plaucio con 10.000 infantes y 1.300 jinetes, de los que envió 4.000 contra Viriato, cayendo casi todos en una estratagema de huida simulada. Cruzando el Tajo, Viriato llegó a la sierra de San Vicente, cerca de Talavera, perseguido por Plaucio, al que derrotó de tal modo que lo obligó a " invernar en mitad del verano ", al decir de Apiano, mientras Viriato recorría lentamente la región, recogiendo tributos.
Tras una marcha rapidísima, triple de lo normal, Viriato venció al otro pretor, Unimano, que se le enfrentó con tropas muy pertrechadas, quien en otra emboscada perdió lo mejor del ejército romano, con sus fascios e insignias y Viriato conquistó Segóbriga (Saelices), " caput Celtiberiae ", fortaleza que se encontraba en plenas fiestas.
Envió entonces Roma a Fabio Máximo Emiliano, hermano de Escipión, con 17.000 guerreros noveles, el cual hizo una ofrenda pidiendo ayuda a Hércules en su templo de Gades (Cádiz) y pasó en ejercios todo el año 145 a. C , sufriendo también algún revés en atrevidas escaramuzas de Viriato.
En el 144 a. C., Emiliano decidió atacar y logró su primera victoria en dura lucha, tomándole dos ciudades y haciendole retirarse a Baikón o Baecula (Bailén). Emiliano, como su padre, se hizo famoso por la disciplina de su ejército. Luego tomó algunas ciudades y sometió la mayor de la Lusitania, pero el combatir de Viriato, siendo pretor de la Citerior, fue porque éste había invadido de nuevo su provincia.
Viriato creó en Tucci (Martos) una fuerte base de partida para Iuchar en el valle del Betis, humillacion insoportable para Roma, mientras los hispanos glorificaban a su caudillo desde el Ebro hasta el Atlántico, pese a que no logró coordinar un alzamiento general por culpa del "Feroz individualismo celtibérico" en frase de Estrabón, aunque su fama animó a reanudar la lucha a los arévacos de la Ulterior y a los belos y titos de la Citerior, pueblos muy belicosos, que en el 143 a.C. iniciaron la que los romanos llarmaron "Guerra numantina", larga y difícil para ellos. Viriato fue derrotado en la Citerior por el nuevo pretor de ambas provincias Quinicio, y se retiró a su base de Mons Veneris (Monte de Venus), junto a Talavera, desde donde emprendió una campaña que obligó a Quinicio a pactar con él.
Casi todos los enviados de Roma pretores fueron ya de la familia Escipión, que desde el 151 a.C. era alma de la guerra de Hispania. Máximo Serviliano trajo en el 141 a. C. dos legiones, pero con sólo 18.000 infantes y 1. 600 jinetes, y había pedido elefantes númidas con urgencia. La recluta de " auxilia " hispanos en el 141 a. C. y 140 a. C. era por lo desfavorable de la guerra celtiérica. Cuando atacó Itucci (Baena), base de Viriato, éste le salió al encuentro con 6.000 hombres " que sacudían sus flotantes cabelleras y hacían gran estrépito y clamor ", quedando el combate en retirada recíproca. Recibió Serviliano diez elefantes y 300 jinetes libios con los que logró vencer a Viriato; pero en 140 a. C. fue vencido por él, dejando en el campo 3.000 romanos muertos.
Viriato explotó el éxito atacando audazmente el campamento enemigo, donde se produjo tal pánico que sólo la caída de la noche evitó una catástrofe. Luego empezaron a faltarle a Viriato tropas y provisiones y una noche incendió su campamento y se replegó a Lusitania, mientras Serviliano iniciaba la invasión de Beturia saqueando cinco ciudades de las que habían ayudado a los lusitanos, aunque debía de haber ya notable deserción en las legiones.
Atacado por Curio y Apuleyo con 10.000 guerrilleros, éstos capturaron el botín que llevaban los romanos de su anterior victoria, aunque murió Curio en el empeño. Esto demuestra que en tiempo de Viriato había otros caudillos guerrilleros mandando efectivos próximos a una división.
Serviliano recuperó el botín y desistió de perseguir a Viriato, aunque tomó varias de sus ciudades, como Iscadia o Astigis (Écija), Ohúlcula (Porcuna) y Gemella o Tucci (Martos), lo que demuestra que Vi-riato había logrado dominar toda la Ulterior.
Serviliano trató como traidores a los habitantes de estas ciudades, cortando la cabeza a 500 y vendiendo como esclavos al resto de los 10.000 cautivos. Dejó en libertad al guerrillero Connoba, pero hizo cortar la mano a sus hombres, castigo lusitano que los romanos adoptaron.
Cuando el procónsul cercaba Erisane (acaso Badajoz), Viriato entró de noche en ella y, saliendo, derrotó a los romanos en un desfiladero, y cuando temían ser aniquilados, pactó con ellos, que le mostraron enorme gratitud. Los historiadores alabaron su moderación, una clemencia suicida que más debió de ser impuesta por los suyos, cansados y olvidadizos, confiados e inconstantes, que por las características ibéricas.
Rompió la paz Cepión, hermano de Serviliano, que impugnó ante el Senado el pacto con Viriato como indigno del pueblo romano. Llegó a Hispania a fines del 140 a. C. e incitó a Viriato a incumplir su tratado, pero no lo logró y ante sus insis-tentes cartas, el Senado lo autorizo a romper el pacto. Sorprendió a Viriato, obli-gándole a evacuar Beturja y retirarse a Carpetania, saqueando todo a su paso, pero cuando Cepión lo creía cercado, se salvó repitiendo la estratagema de Tríbola.
Cepión dejó de perseguir a Viriato en el 139 a. C. y combatió a los vetones y gallaicos (celtas de Galicia), citados este año por primera vez en los anales, establecidos entre el Tajo medio, con Salamanca, el Duero y el Atlántico, marchando hacia Galicia por Castra Sevilia (cerca de Cáceres, Castra Caepina (cerca de Coimbra) y Turris Caepionis (Chipiona). Luego, en una maniobra combinada con Popilio Lenas atacó a Viriato, seguramente refugiado en su base del Mons Veneris, pero fracasó, acaso por insubordinación romana de la que hay una muestra importante.
Viriato buscó en Popilio la paz que Cepión rompió, pero Lenas, como antes Pompeyo, fue escalonando sus condiciones, empezando por pedirle la muerte de algunos desertores romanos, pese a lo cual, el tratado no se concluyó porque al llegar a exigir la entrega de las armas, los de Viriato se negaron.
Entonces Viriato volvió a Cepión, enviándole sus más fieles amigos, Audax, Ditalkón y Minoro, a los que Cepión, con regalos y halagos, indujo a matar a su Caudillo, único obstáculo para que viviesen en paz. Lo asesinaron en el primer sueño, hiriendole en el cuello, único lugar desprotegido, sin que nadie se enterase. Fueron posteriormente a reclamar a Cepión la recompensa y solamente les dejó el anticipo, remitiendoles a cobrar el resto en Roma. Es muy deiscutible la existencia de la célebre frase en la que se negaba el pago " Roma no paga a traidores ", que tanto se ha popularizado.