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SIMPOSIO Discurso Inaugural |
Primer Simposio de Investigación Histórica
"La Masonería Chilena en América Latina
Santiago, 08 - 09 de junio de 2006
DISCURSO
INAUGURAL
de Venerable Maestro de la Logia de
Investigación y Estudios Masónicos
“Pentalpha” # 119
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Q:.
H:. Héctor Ponce, Gran Archivero de la Gran Logia de Chile y
representante del Gran Maestro en esta ceremonia inaugural.
Se
inicia hoy, y por estos dos días, una experiencia nueva en la Resp:.
Logia de Investigación y Estudios Masónicos “Pentalpha” # 119.
Inauguramos en esta breve y sencilla ceremonia, nuestro Primer Simposio
de Investigación Histórica, sobre el tema “La Masonería Chilena en
América Latina”.
Un
necesaria reseña…
Hace
cuarenta años, esta Logia de Investigación fue fundada luego del
sostenido esfuerzo de un grupo de inquietos masones, entre los cuales se
encontraban en forma destacada los QQ:.HH:. Luis Sandoval Smart, que por
muchos años fue Jefe
del Departamento de Ritos y Simbolismo de la Gran Logia de Chile, y
Eduardo Philips Müller, que, previamente se había desempeñado como
Director del Seminario de Estudios Masónicos de la misma. En
el mes de Agosto de 1959, estos dos Queridos Hermanos, junto a otros
trece Maestros, miembros en su mayoría del Seminario de Estudios,
elevaron a la consideración de las Autoridades de la Gran Logia de
Chile, una solicitud para la creación de una Logia de Investigación y
Estudios Masónicos, a semejanza de la “Quatuor
Coronati” Lodge N° 2076, fundada en Londres el 28 de
Noviembre de 1884. El
proceso de aceptación de la solicitud duró seis años – no viene al
caso decir por que -, hasta que, en sesión del 16 de Septiembre de
1965, el Consejo de la Gran Logia, luego de conocer el informe favorable
del Gran Orador, acordó aprobar la creación de la Logia de Investigación
con el nombre y número distintivo de "Pentalpha"
N° 119. El Gran Maestro le otorgó el Decreto de Fundación N° 247, el
17 de Septiembre de 1965. Los
objetivos de esta nueva Logia eran singulares y distintos a los de las
logias bajo el poder regulador de la Gran Logia de Chile. Su reglamento
fue aprobado expresamente por el Gobierno Superior de la Orden, y
en su artículo reglamentario número 1, se señalaría: “La Logia "Pentalpha" Nº 119, creada por acuerdo del Consejo
de la Gran Logia de Chile, de 16 septiembre de 1965, es una Logia
destinada al estudio de la Francmasonería Universal y, particularmente,
de lo relativo a su Historia, Rito, Simbolismo y Jurisprudencia”. Luego,
en su Art. 2° se especificaría, entre otras ideas,
que: “Atendido
este carácter, la Logia se propone los siguientes objetivos: a)
Servir de centro de unión a todos los Masones regulares que tengan un
positivo interés en el estudio e investigación de la Francmasonería
Universal. b)
Someter a deliberación los trabajos de investigación que cualquiera de
sus miembros presente a la consideración de la Logia. c)
Dar a conocer estos trabajos, y las observaciones de que sean objeto a
las demás Logias de la Obediencia, mediante su publicación, con la
autorización del Consejo de la Gran Logia. d)
Estimular, entre los miembros regulares de la Orden, el interés por el
estudio e investigación de lo que constituye la Francmasonería”. De
allí que, en adelante, la Acción Masónica más destacada emprendida
por Pentalpha, en el transcurso de su existencia, ha sido la publicación
del fruto de su quehacer logial, primero, a través de cuadernillos y
folletos, que fueron impresos a roneo, hasta el año 1985. A partir de
ese año, empiezan a publicarse los Anuarios,
recogiendo la labor desarrollada durante el año anterior a la
respectiva publicación. Debo recordar que sus tenidas son mensuales y
no semanales como el común de las logias chilenas. El año 1994 aparece
una segunda publicación: "Temas
Masónicos", destinado a dar a conocer trabajos inéditos de
miembros del Taller. Paralelamente
se han hecho otros esfuerzos, como el desarrollado por un grupo de
integrantes de la Logia, entre los que destacaron Henry Lowick‑Russell
Torres, Juan Knockaert Peña y Oscar Cáceres Vidal, quienes acometieron
la tarea de traducir del inglés la valiosa obra de Bernard E. Jones
"Guía y Compendio de la Francmasonería", que fue
publicada en tres tomos a roneo,
en Agosto de 1979. Igualmente,
Hermanos de este Taller, realizaron el "Índice
Clasificado por Materias de la Revista Masónica de Chile",
comprendiendo desde el año 1923 hasta el año 1977. Nuestro
Hermano Julio Saa Labra dio continuidad a esta iniciativa,
confeccionando el "Índice de la Revista Masónica" desde el Año
1978 hasta el año 1994. Pronto
estará disponible el periodo 1995-2004. Hoy,
en Internet, en http://oocities.com/pentalpha119
es posible tener a la vista el Índice de Anuarios, que da cuenta
del enorme aporte efectuado por nuestros miembros al estudio e
investigación de temas simbólicos, rituales e históricos. Sabiendo
del permanente interés de muchos masones por ese patrimonio
intelectual, es que este mes iniciaremos el proceso de reedición de los
primeros Anuarios, partiendo con el N° 1, publicado en 1985. Mientras
tanto, seguimos con nuestro trabajo regular. Este año tenemos
importantes temas investigativos en tabla, dentro de nuestro Programa de
Tenidas. Lo iniciamos recuperando dos documentos doctrinarios relevantes
de la Masonería Chilena, obra de los QQ:.HH:. Roberto Orihuela y Jorge
Carvajal, que el H:. investigador consideró esenciales para el
conocimiento de las actuales y futuras generaciones de masones. En mayo,
en consonancia con el interés del Gobierno Superior por el aniversario
del nacimiento de Mozart, se presentó un trabajo sobre su vida. Hace
una semana se entregó el primer trabajo investigativo importante que se
ha hecho sobre los Conventos Masónicos chilenos. El próximo mes se
presentará un trabajo de análisis crítico sobre la obra de René Guenón,
autor habitualmente citado en las logias de nuestra Obediencia. Uno de
nuestros más antiguos investigadores, en agosto, nos entregará su visión
sobre los “Antiguos Misterios”. Hacia los siguientes meses del año,
contaremos con investigaciones de temas tan importantes como “La
Masonería Chilena entre 1891 y 1910”, “El Gran Maestro René García
Valenzuela”, “La Geometría y los Manuscritos Medioevales” e
“Inquisición y Masonería en América Latina”.
Lo
que pretendemos…
Este
simposio, que inauguramos hoy con vuestro significativo y fraternal
concurso, responde a lo que señalara desde sus inicios, nuestro
Reglamento específico: “Servir
de centro de unión a todos los Masones regulares que tengan un positivo
interés en el estudio e investigación de la Francmasonería
Universal” y
“Estimular, entre los
miembros regulares de la Orden, el interés por el estudio e investigación
de lo que constituye la Francmasonería”. Uno
de nuestras áreas de preocupación reglamentaria, la constituye la
investigación histórica. Chile, ha sido reconocido, durante el siglo
XIX y XX, como un país de historiadores, y en atención a ello, supo
también generar una historiografía masónica. Algunos de sus artífices,
a medida que pasan los años, crecen en el reconocimiento a su aporte en
la indagación de nuestro pasado institucional. Notables son las figuras
consulares de Benjamín Oviedo y René García Valenzuela. Desde hace 40
años, otros nombres aparecen en los testimonios historiográficos, ya
bajo el sello de “Pentapha”. Así, se posicionan en la investigación historiográfica
los significativos trabajos de Manuel Sepúlveda Chavarría y Julio Sepúlveda
Rondanelli. A ellos se han sumado, posteriormente, otros nombres que son
parte activa de nuestro actual quehacer logial, y en respeto a su
tremenda modestia no los nombraremos. El
esfuerzo de este simposio, está orientado a iniciar el proceso de
legitimación de una generación de nuevos historiadores, algunos de los
cuales son parte de nuestro Taller de Investigación, pero, otros
responden a procesos individuales de mucha significación. Producir un
encuentro con esas realidades y esas motivaciones en el quehacer
historiográfico, es parte de nuestra tarea logial y la finalidad
esencial de este evento. Junto
con ello, hacemos una profunda exploración historiográfica de la
proyección de la Masonería Chilena a su ámbito natural e inmediato de
relaciones e influencia, cual es América Latina, “nuestro
vecindario” como hoy acostumbra a decirse profanamente. Una influencia
de reciprocidades e inter-relación, como todos los procesos de la
cultura. No es un esfuerzo definitivo y concluyente. Es la primera
puerta que se abre en la Masonería Chilena en torno a una significativa
parte de su historia, donde hay hechos, procesos y protagonistas, que
queremos recuperar para el estudio de los masones chilenos y
latinoamericanos. Por esa puerta circularán otros conoceres, que serán
posteriores, y tal vez, consecuencia de este simposio. Han
quedado pendientes temas significativos, que serán motivo, esperamos,
de un próximo evento de esta naturaleza; por ejemplo, nuestras
relaciones masónicas con Brasil, Argentina y México, donde hay una
historia riquísima que explorar. Esos
temas pendientes, sin embargo, no nos privarán de la satisfacción de
los resultados de este simposio, donde hay notables aportes historiográficos,
que serán por cierto motivo de una publicación, para honrar el trabajo
y el esfuerzo realizado por los distinguidos Queridos Hermanos que estarán
exponiendo sus ponencias y comunicaciones, a partir de esta ceremonia de
inauguración, y a los cuales queremos expresarles nuestro
reconocimiento, no solo a nombre de nuestra logia, sino a nombre de
todos los masones que abrevan su intelecto y sus conocimientos en el
estudio histórico.
Un
marco conceptual a tener presente.
Cuando
hablamos de Historia, la entendemos en su sentido más amplio, como la
totalidad de los sucesos acaecidos en el pasado. Una definición tal vez
más acotada la limitaría al pasado conocido mediante fuentes
documentadas. En tanto, la historiografía
viene a ser el registro escrito de lo que se conoce sobre el pasado y la
forma en que los historiadores han intentado estudiarlo o interpretarlo.
De
los variados campos de la investigación y el conocimiento humano, la
Historia quizá sea la más difícil de definir con precisión. El
objetivo de todos los historiadores ha consistido en recopilar,
registrar y, especialmente, intentar analizar e interpretar los hechos
pasados del hombre y, cuando se da el caso, descubrir nuevos
acontecimientos, que no hayan sido considerados en el registro
historiográfico. Esto, a pesar de lo incompleta que es, generalmente,
la información de que se dispone. Es
por ello que, en algunos casos, se dice que la historiografía viene a
ser solo una alusión a los hechos pasados. En otros casos, con más
ironía, se dice que solo es una ilusión sobre los hechos del antaño;
y no faltan los que, más ácidamente, la califican de una elusión de
tales hechos. Efectivamente,
los hechos históricos son conocidos, salvo en casos excepcionales en
los que el historiador es testigo de los propios acontecimientos, a través
de fuentes intermedias. Entre éstas se incluyen los testimonios
contemporáneos de los sucesos; relatos escritos, tales como memorias,
crónicas, cartas, literatura, etc. Todas éstas y muchas otras fuentes,
proporcionan los materiales probatorios con las que el historiador
descifra los hechos históricos. Sin
embargo, la relación entre hecho y evidencia muy pocas veces es simple
y directa, ya que las evidencias pueden estar sesgadas o ser erróneas,
fragmentarias o prácticamente poco comprensibles tras un gran intervalo
de tiempo, en que se manifiestan cambios culturales, conceptuales o
muchas veces lingüísticos. Por
otro lado, el objetivo de la historia, no se cumple por completo con el
simple relato de los acontecimientos. Éstos sólo constituyen los
basamentos sobre los cuales se elabora la interpretación histórica.
Ese proceso de interpretación afecta a todos los aspectos de la
investigación realizada. Una vez elegido, el objeto de estudio sugiere
una hipótesis o modelo teórico provisional que guía la investigación
y ayuda al historiador a valorar y clasificar los testimonios
disponibles y a presentar un relato detallado y coherente del elemento
analizado. El historiador debe respetar los hechos, evitar la ignorancia
y los errores, en la medida que ello sea posible, y aportar una
interpretación convincente e intelectualmente satisfactoria de los
eventos investigados. Por
lo expuesto, hasta tiempos relativamente recientes, la historia fue
considerada fundamentalmente como una variante de la literatura. Las
complejas relaciones entre literatura e historiografía han sido y
continúan siendo objeto de serios debates. La irrupción de la teorética
marxista, a mediados del siglo XIX, abrió nuevas formas de investigación
histórica, a partir de la visión materialista histórica, la cual
ejerció gran influencia en el siglo XX. Rusia, por ejemplo, tras la
instauración del régimen soviético, se convirtió en el máximo
exponente de esta tendencia, que revolucionó la investigación en
campos como la arqueología. Asimismo,
durante el pasado siglo XX, la Historia se consolidó firmemente en las
universidades europeas y estadounidenses, como campo profesional que
descansa sobre bases teóricas rigurosas y el uso de colecciones
documentales y fuentes archivísticas, metódicamente reconstruidas. La
incesante especialización y variedad en el seno de la disciplina de la
historia, han dejado a ésta en la misma situación de complejidad y
fragmentación en sus objetivos, que caracteriza a la vida intelectual
contemporánea. El optimismo que prometía una recuperación inminente
de la verdad pasada, a través de la historiografía, ha sido
reemplazada, de un modo creciente, por la creencia de que la acumulación
de hechos registrados e interpretados, no crea una Historia entendida
como aquella estructura homogéneamente e inteligible que se pretende. Aun
así, el campo de estudio de la Historia ha aumentado de forma
impresionante, en la medida que otras disciplinas han proporcionado un
mayor conocimiento sobre las épocas pasadas, como son la historia económica,
la historia de las ideas, de las culturas, de las civilizaciones, de las
instituciones, etc., que han emergido y refinado sus métodos y
objetivos. Los
historiadores, entonces, se apoyan cada vez más, en otras ciencias
sociales para realizar su trabajo, tales como la sociología, la
psicología, la antropología y la economía, así como en nuevos métodos
y sistemas explicativos. La influencia de la sociología y la psicología,
por ejemplo, ha tenido gran relevancia a través del estudio de la
simbología y los fenómenos colectivos. Al mismo tiempo muchos
historiadores se han vuelto con gran interés a los fundamentos del
conocimiento teórico y están reconsiderando las relaciones entre la
literatura narrativa y la historia.
Nuestro
sino…
En
ese marco teórico, nuestro quehacer como investigadores masónicos, no
puede abstraerse de las capacidades e incapacidades que se desprenden de
nuestro interés por poner la evidencia de los hechos, que dicen con
nuestro pasado institucional y cultural, e interpretarlos. Las
divergencias que se producen en nuestras afirmaciones sobre el pasado,
dan cuenta del sino del estudioso de la historia, cualquiera sea su
espacio de indagación. ¡Pero,
somos masones especulativos! Nuestra
impronta iniciática nos lleva por los senderos perennes del hombre
ilustrado, que busca comprender del modo más integral su medio, su
tiempo, su sociedad, su presente y su pasado.
Y en su constante búsqueda, el masón entiende que el pasado
tiene una relevancia iniciática particularísima. No solo es la
eventualidad determinante de nuestro presente – porque lo que somos,
es porque fuimos precedidos -, sino porque por esencia, ritual y simbólicamente,
somos herederos de algo que se ha perdido en la circunstancia inmemorial
de hechos anteriores al debido registro histórico. Hay
conceptos, hay palabras, hay saberes, hay sucesos, que están perdidos
en una suerte de prehistoria iniciática, y para aproximarnos con
certeza a la personal búsqueda de los Antiguos Misterios, de los
Antiguos Límites, necesitamos intensamente establecer con la mayor
precisión los ámbitos de los testimonios que hacen posible el marco
historiográfico, desde el cual podamos asentarnos firmemente para,
luego, recorrer lo ignoto del ayer, donde se encuentra tal vez la
respuesta final de nuestras vidas, en nuestra condición de hombres
cognocentes e iniciados. Tal
vez allí está la causa íntima de esta devoción por la historia, QQ:.HH:.
, que nos lleva hoy a inaugurar esta prolífica jornada de dos días. Sean
todos muy bienvenidos y fraternalmente acogidos. Que
así sea. Oriente
de Santiago, 08 de junio de 2006 e:.v:.
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