SIMPOSIO

Discurso Inaugural

presentación

 

Primer Simposio de Investigación Histórica 

"La Masonería Chilena en América Latina

Santiago, 08 - 09 de junio de 2006

 

DISCURSO INAUGURAL de Sebastián Jans

Venerable Maestro de la Logia de Investigación

y Estudios Masónicos “Pentalpha” # 119

 

Q:.  H:. Héctor Ponce, Gran Archivero de la Gran Logia de Chile y representante del Gran Maestro en esta ceremonia inaugural. QQ:.HH:. Expositores, Participantes e invitados.  

Se inicia hoy, y por estos dos días, una experiencia nueva en la Resp:. Logia de Investigación y Estudios Masónicos “Pentalpha” # 119. Inauguramos en esta breve y sencilla ceremonia, nuestro Primer Simposio de Investigación Histórica, sobre el tema “La Masonería Chilena en América Latina”.  

Un necesaria reseña…  

Hace cuarenta años, esta Logia de Investigación fue fundada luego del sostenido esfuerzo de un grupo de inquietos masones, entre los cuales se encontraban en forma destacada los QQ:.HH:. Luis Sandoval Smart, que por muchos años fue Jefe del Departamento de Ritos y Simbolismo de la Gran Logia de Chile, y Eduardo Philips Müller, que, previamente se había desempeñado como Director del Seminario de Estudios Masónicos de la misma.

En el mes de Agosto de 1959, estos dos Queridos Hermanos, junto a otros trece Maestros, miembros en su mayoría del Seminario de Estudios, elevaron a la consideración de las Autoridades de la Gran Logia de Chile, una solicitud para la creación de una Logia de Investigación y Estudios Masónicos, a semejanza de la “Quatuor Coronati Lodge N° 2076, fundada en Londres el 28 de Noviembre de 1884.

El proceso de aceptación de la solicitud duró seis años – no viene al caso decir por que -, hasta que, en sesión del 16 de Septiembre de 1965, el Consejo de la Gran Logia, luego de conocer el informe favorable del Gran Orador, acordó aprobar la creación de la Logia de Investigación con el nombre y número distintivo de "Pentalpha" N° 119. El Gran Maestro le otorgó el Decreto de Fundación N° 247, el 17 de Septiembre de 1965.

Los objetivos de esta nueva Logia eran singulares y distintos a los de las logias bajo el poder regulador de la Gran Logia de Chile. Su reglamento fue aprobado expresamente por el Gobierno Superior de la Orden, y  en su artículo reglamentario número 1, se señalaría: “La Logia "Pentalpha" Nº 119, creada por acuerdo del Consejo de la Gran Logia de Chile, de 16 septiembre de 1965, es una Logia destinada al estudio de la Francmasonería Universal y, particularmente, de lo relativo a su Historia, Rito, Simbolismo y Jurisprudencia”.

Luego, en su Art. 2° se especificaría, entre otras ideas,  que:

 Atendido este carácter, la Logia se propone los siguientes objetivos:

a) Servir de centro de unión a todos los Masones regulares que tengan un positivo interés en el estudio e investigación de la Francmasonería Universal.

b) Someter a deliberación los trabajos de investigación que cualquiera de sus miembros presente a la consideración de la Logia.

c) Dar a conocer estos trabajos, y las observaciones de que sean objeto a las demás Logias de la Obediencia, mediante su publicación, con la autorización del Consejo de la Gran Logia.

d) Estimular, entre los miembros regulares de la Orden, el interés por el estudio e investigación de lo que constituye la Francmasonería”.

De allí que, en adelante, la Acción Masónica más destacada emprendida por Pentalpha, en el transcurso de su existencia, ha sido la publicación del fruto de su quehacer logial, primero, a través de cuadernillos y folletos, que fueron impresos a roneo, hasta el año 1985. A partir de ese año, empiezan a publicarse los Anuarios, recogiendo la labor desarrollada durante el año anterior a la respectiva publicación. Debo recordar que sus tenidas son mensuales y no semanales como el común de las logias chilenas. El año 1994 aparece una segunda publicación: "Temas Masónicos", destinado a dar a conocer trabajos inéditos de miembros del Taller.

Paralelamente se han hecho otros esfuerzos, como el desarrollado por un grupo de integrantes de la Logia, entre los que destacaron Henry Lowick‑Russell Torres, Juan Knockaert Peña y Oscar Cáceres Vidal, quienes acometieron la tarea de traducir del inglés la valiosa obra de Bernard E. Jones "Guía y Compendio de la Francmasonería", que fue publicada en tres tomos a roneo, en Agosto de 1979.

Igualmente, Hermanos de este Taller, realizaron el  "Índice Clasificado por Materias de la Revista Masónica de Chile", comprendiendo desde el año 1923 hasta el año 1977. Nuestro Hermano Julio Saa Labra dio continuidad a esta iniciativa, confeccionando el "Índice de la Revista Masónica" desde el Año 1978 hasta el año 1994. Pronto estará disponible el periodo 1995-2004.

Hoy, en Internet, en http://oocities.com/pentalpha119  es posible tener a la vista el Índice de Anuarios, que da cuenta del enorme aporte efectuado por nuestros miembros al estudio e investigación de temas simbólicos, rituales e históricos. Sabiendo del permanente interés de muchos masones por ese patrimonio intelectual, es que este mes iniciaremos el proceso de reedición de los primeros Anuarios, partiendo con el N° 1, publicado en 1985.

Mientras tanto, seguimos con nuestro trabajo regular. Este año tenemos importantes temas investigativos en tabla, dentro de nuestro Programa de Tenidas. Lo iniciamos recuperando dos documentos doctrinarios relevantes de la Masonería Chilena, obra de los QQ:.HH:. Roberto Orihuela y Jorge Carvajal, que el H:. investigador consideró esenciales para el conocimiento de las actuales y futuras generaciones de masones. En mayo, en consonancia con el interés del Gobierno Superior por el aniversario del nacimiento de Mozart, se presentó un trabajo sobre su vida. Hace una semana se entregó el primer trabajo investigativo importante que se ha hecho sobre los Conventos Masónicos chilenos. El próximo mes se presentará un trabajo de análisis crítico sobre la obra de René Guenón, autor habitualmente citado en las logias de nuestra Obediencia. Uno de nuestros más antiguos investigadores, en agosto, nos entregará su visión sobre los “Antiguos Misterios”. Hacia los siguientes meses del año, contaremos con investigaciones de temas tan importantes como “La Masonería Chilena entre 1891 y 1910”, “El Gran Maestro René García Valenzuela”, “La Geometría y los Manuscritos Medioevales” e “Inquisición y Masonería en América Latina”.  

Lo que pretendemos…  

Este simposio, que inauguramos hoy con vuestro significativo y fraternal concurso, responde a lo que señalara desde sus inicios, nuestro Reglamento específico: “Servir de centro de unión a todos los Masones regulares que tengan un positivo interés en el estudio e investigación de la Francmasonería Universal” y Estimular, entre los miembros regulares de la Orden, el interés por el estudio e investigación de lo que constituye la Francmasonería”.

Uno de nuestras áreas de preocupación reglamentaria, la constituye la investigación histórica. Chile, ha sido reconocido, durante el siglo XIX y XX, como un país de historiadores, y en atención a ello, supo también generar una historiografía masónica. Algunos de sus artífices, a medida que pasan los años, crecen en el reconocimiento a su aporte en la indagación de nuestro pasado institucional. Notables son las figuras consulares de Benjamín Oviedo y René García Valenzuela. Desde hace 40 años, otros nombres aparecen en los testimonios historiográficos, ya bajo el sello de “Pentapha”. Así, se posicionan en la investigación historiográfica los significativos trabajos de Manuel Sepúlveda Chavarría y Julio Sepúlveda Rondanelli. A ellos se han sumado, posteriormente, otros nombres que son parte activa de nuestro actual quehacer logial, y en respeto a su tremenda modestia no los nombraremos.

El esfuerzo de este simposio, está orientado a iniciar el proceso de legitimación de una generación de nuevos historiadores, algunos de los cuales son parte de nuestro Taller de Investigación, pero, otros responden a procesos individuales de mucha significación. Producir un encuentro con esas realidades y esas motivaciones en el quehacer historiográfico, es parte de nuestra tarea logial y la finalidad esencial de este evento.

Junto con ello, hacemos una profunda exploración historiográfica de la proyección de la Masonería Chilena a su ámbito natural e inmediato de relaciones e influencia, cual es América Latina, “nuestro vecindario” como hoy acostumbra a decirse profanamente. Una influencia de reciprocidades e inter-relación, como todos los procesos de la cultura. No es un esfuerzo definitivo y concluyente. Es la primera puerta que se abre en la Masonería Chilena en torno a una significativa parte de su historia, donde hay hechos, procesos y protagonistas, que queremos recuperar para el estudio de los masones chilenos y latinoamericanos. Por esa puerta circularán otros conoceres, que serán posteriores, y tal vez, consecuencia de este simposio.

Han quedado pendientes temas significativos, que serán motivo, esperamos, de un próximo evento de esta naturaleza; por ejemplo, nuestras relaciones masónicas con Brasil, Argentina y México, donde hay una historia riquísima que explorar.

Esos temas pendientes, sin embargo, no nos privarán de la satisfacción de los resultados de este simposio, donde hay notables aportes historiográficos, que serán por cierto motivo de una publicación, para honrar el trabajo y el esfuerzo realizado por los distinguidos Queridos Hermanos que estarán exponiendo sus ponencias y comunicaciones, a partir de esta ceremonia de inauguración, y a los cuales queremos expresarles nuestro reconocimiento, no solo a nombre de nuestra logia, sino a nombre de todos los masones que abrevan su intelecto y sus conocimientos en el estudio histórico.  

Un marco conceptual a tener presente.  

Cuando hablamos de Historia, la entendemos en su sentido más amplio, como la totalidad de los sucesos acaecidos en el pasado. Una definición tal vez más acotada la limitaría al pasado conocido mediante fuentes documentadas. En tanto, la historiografía viene a ser el registro escrito de lo que se conoce sobre el pasado y la forma en que los historiadores han intentado estudiarlo o interpretarlo.

De los variados campos de la investigación y el conocimiento humano, la Historia quizá sea la más difícil de definir con precisión. El objetivo de todos los historiadores ha consistido en recopilar, registrar y, especialmente, intentar analizar e interpretar los hechos pasados del hombre y, cuando se da el caso, descubrir nuevos acontecimientos, que no hayan sido considerados en el registro historiográfico. Esto, a pesar de lo incompleta que es, generalmente, la información de que se dispone.

Es por ello que, en algunos casos, se dice que la historiografía viene a ser solo una alusión a los hechos pasados. En otros casos, con más ironía, se dice que solo es una ilusión sobre los hechos del antaño; y no faltan los que, más ácidamente, la califican de una elusión de tales hechos.

Efectivamente, los hechos históricos son conocidos, salvo en casos excepcionales en los que el historiador es testigo de los propios acontecimientos, a través de fuentes intermedias. Entre éstas se incluyen los testimonios contemporáneos de los sucesos; relatos escritos, tales como memorias, crónicas, cartas, literatura, etc. Todas éstas y muchas otras fuentes, proporcionan los materiales probatorios con las que el historiador descifra los hechos históricos.

Sin embargo, la relación entre hecho y evidencia muy pocas veces es simple y directa, ya que las evidencias pueden estar sesgadas o ser erróneas, fragmentarias o prácticamente poco comprensibles tras un gran intervalo de tiempo, en que se manifiestan cambios culturales, conceptuales o muchas veces lingüísticos.

Por otro lado, el objetivo de la historia, no se cumple por completo con el simple relato de los acontecimientos. Éstos sólo constituyen los basamentos sobre los cuales se elabora la interpretación histórica. Ese proceso de interpretación afecta a todos los aspectos de la investigación realizada. Una vez elegido, el objeto de estudio sugiere una hipótesis o modelo teórico provisional que guía la investigación y ayuda al historiador a valorar y clasificar los testimonios disponibles y a presentar un relato detallado y coherente del elemento analizado. El historiador debe respetar los hechos, evitar la ignorancia y los errores, en la medida que ello sea posible, y aportar una interpretación convincente e intelectualmente satisfactoria de los eventos investigados.

Por lo expuesto, hasta tiempos relativamente recientes, la historia fue considerada fundamentalmente como una variante de la literatura. Las complejas relaciones entre literatura e historiografía han sido y continúan siendo objeto de serios debates. La irrupción de la teorética marxista, a mediados del siglo XIX, abrió nuevas formas de investigación histórica, a partir de la visión materialista histórica, la cual ejerció gran influencia en el siglo XX. Rusia, por ejemplo, tras la instauración del régimen soviético, se convirtió en el máximo exponente de esta tendencia, que revolucionó la investigación en campos como la arqueología.

Asimismo, durante el pasado siglo XX, la Historia se consolidó firmemente en las universidades europeas y estadounidenses, como campo profesional que descansa sobre bases teóricas rigurosas y el uso de colecciones documentales y fuentes archivísticas, metódicamente reconstruidas.

La incesante especialización y variedad en el seno de la disciplina de la historia, han dejado a ésta en la misma situación de complejidad y fragmentación en sus objetivos, que caracteriza a la vida intelectual contemporánea. El optimismo que prometía una recuperación inminente de la verdad pasada, a través de la historiografía, ha sido reemplazada, de un modo creciente, por la creencia de que la acumulación de hechos registrados e interpretados, no crea una Historia entendida como aquella estructura homogéneamente e inteligible que se pretende.

Aun así, el campo de estudio de la Historia ha aumentado de forma impresionante, en la medida que otras disciplinas han proporcionado un mayor conocimiento sobre las épocas pasadas, como son la historia económica, la historia de las ideas, de las culturas, de las civilizaciones, de las instituciones, etc., que han emergido y refinado sus métodos y objetivos.

Los historiadores, entonces, se apoyan cada vez más, en otras ciencias sociales para realizar su trabajo, tales como la sociología, la psicología, la antropología y la economía, así como en nuevos métodos y sistemas explicativos. La influencia de la sociología y la psicología, por ejemplo, ha tenido gran relevancia a través del estudio de la simbología y los fenómenos colectivos. Al mismo tiempo muchos historiadores se han vuelto con gran interés a los fundamentos del conocimiento teórico y están reconsiderando las relaciones entre la literatura narrativa y la historia.  

Nuestro sino…  

En ese marco teórico, nuestro quehacer como investigadores masónicos, no puede abstraerse de las capacidades e incapacidades que se desprenden de nuestro interés por poner la evidencia de los hechos, que dicen con nuestro pasado institucional y cultural, e interpretarlos. Las divergencias que se producen en nuestras afirmaciones sobre el pasado, dan cuenta del sino del estudioso de la historia, cualquiera sea su espacio de indagación.

¡Pero, somos masones especulativos!

Nuestra impronta iniciática nos lleva por los senderos perennes del hombre ilustrado, que busca comprender del modo más integral su medio, su tiempo, su sociedad, su presente y su pasado.  Y en su constante búsqueda, el masón entiende que el pasado tiene una relevancia iniciática particularísima. No solo es la eventualidad determinante de nuestro presente – porque lo que somos, es porque fuimos precedidos -, sino porque por esencia, ritual y simbólicamente, somos herederos de algo que se ha perdido en la circunstancia inmemorial de hechos anteriores al debido registro histórico.

Hay conceptos, hay palabras, hay saberes, hay sucesos, que están perdidos en una suerte de prehistoria iniciática, y para aproximarnos con certeza a la personal búsqueda de los Antiguos Misterios, de los Antiguos Límites, necesitamos intensamente establecer con la mayor precisión los ámbitos de los testimonios que hacen posible el marco historiográfico, desde el cual podamos asentarnos firmemente para, luego, recorrer lo ignoto del ayer, donde se encuentra tal vez la respuesta final de nuestras vidas, en nuestra condición de hombres cognocentes e iniciados.

Tal vez allí está la causa íntima de esta devoción por la historia, QQ:.HH:. , que nos lleva hoy a inaugurar esta prolífica jornada de dos días.

Sean todos muy bienvenidos y fraternalmente acogidos.

Que así sea.

Oriente de Santiago, 08 de junio de 2006 e:.v:.

 

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