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Gerencia de valor


La discusión sobre el valor económico se ha quedado en el instrumento de medición.
Lo importante es utilizar el modelo para gerenciar y maximizar la riqueza empresarial.

Por Humberto Cárdenas

Uno de los temas que ha comenzado a ser tratado en nuestro medio como una herramienta de gerencia de última generación es el Valor Económico (VE) y la Gerencia de Valor (GV). Es un tema obligado en cualquier conversación financiera o gerencial.

El verdadero alcance de ésta y otras herramientas importadas se está perdiendo, pues nos hemos centrado en la medición de un número y no en la utilización gerencial de un modelo. Este comportamiento -tan frecuente en países que copian modelos de gestión- nos ha insinuado que lo relevante es la fórmula y no el contenido estructural.

La contabilidad que se maneja en Colombia es obsoleta y defensiva. No se aplica para gerenciar ni para tomar decisiones.

Esencia sobre forma

Siempre que hay una oferta nueva de herramientas para el análisis financiero, no falta el conjunto de académicos teóricos que, sin vacilaciones ni reparos, emiten juicios de valor sobre los elementos computacionales que soportan el modelo. En el caso del VE encontramos un conjunto de discusiones filosóficas e insulsas centradas en el método, no en el contenido: que el cálculo del WACC debe ser con pasivos operacionales, que la utilidad neta operativa no es útil pero la utilidad neta final sí, que el capital invertido puede ser equiparado al patrimonio, que es el promedio de las cuentas del balance, que no, que es el saldo inicial, que el beta está mal calculado, que el riesgo país cambió... Estas son unas interesantísimas opciones para darles contenido a cursos académicos y por qué no (buena idea) para unos exámenes de final de curso para lucimiento de profesores teóricos. Pero lo que no es justo es poner a empresarios y gerentes en medio de polémicas para justificar métodos y fórmulas. Lo importante no es el método, es el uso de la herramienta en forma continua y permanente con el objetivo de mejorar las obsoletas prácticas gerenciales de nuestro país.

El día que nuestras contabilidades se basen en actividades, se dará un paso importante.

¿La fiebre está en el termómetro o en el enfermo?

En aras de un equilibrio necesario, vale la pena citar que hasta el momento lo que hemos percibido del modelo de VE, no dista mucho de la propuesta de la teoría tradicional de análisis financiero donde se termina después de una exhaustiva utilización de índices y herramientas siempre en el mismo punto sin importar la condición, tamaño o estructura de una empresa: venda más, gaste menos, cobre más rápido, rote los inventarios más aceleradamente, endéudese barato, preferiblemente a largo plazo, etc. Hoy, el nuevo discurso pregonado por la Gerencia de Valor es básicamente el mismo pero con palabras de final de siglo:

* Haga un uso eficiente del capital (léase, endéudese barato, preferiblemente a largo plazo...).
* Sea productivo en el uso de recursos (venda más, gaste menos...).
* Optimice el rendimiento del flujo de caja operacional (cobre más rápido, rote los inventarios más aceleradamente...).

Sí, son ideas excelentes sin el menor cuestionamiento y con absoluta seguridad nadie va a quedar mal al emitir recomendaciones tan sesudas. Sin duda, los interlocutores de estos planteamientos se preguntarán, al igual que los estudiantes actuales de un curso básico en finanzas, "muy bien, ya sabemos qué hay que hacer; pero ¿cómo lo hacemos?". Es ahí donde las finanzas tradicionales pierden un poco su alcance: desde el punto de vista del diagnóstico cumplen a cabalidad su papel, pero cuando se trata de formular soluciones, éstas se quedan en el plano de lo deseable y obvio pero no en el plano de lo ejecutable y práctico.

En la gráfica adjunta se puede apreciar cómo el ROA (Retorno sobre Activos) y el Valor Económico tienen perfiles y comportamientos similares. Lo importante no es si el termómetro está en grados centígrados o en grados Fahrenheit, lo realmente importante es encontrar la causa de la fiebre del enfermo y luego de un tratamiento eficaz, bajarle la temperatura. De todas formas, bajará en ambos termómetros. La pregunta clave es: ¿nos hemos puesto en la tarea de incrementar de verdad la productividad? A veces, pensamos que cambiar de método de medición es suficiente, pero nunca vamos a lograrlo, si no hacemos algo de verdad. La respuesta a nuestra pregunta se la dejamos a nuestro lector.

A lo anterior debe adicionarse el hecho de que la responsabilidad del éxito o el fracaso en los negocios no siempre es originado en las variables externas. Una gran responsabilidad nace en la eficiencia con que se manejen los recursos y, en especial, la inversión de los terceros, ya sea vía aportes o financiación de pasivos. En nuestro medio han hecho carrera las explicaciones exógenas. Basta con hojear los informes de la gerencia hacia sus accionistas, explicando las razones por las cuales no logró cumplir las metas trazadas, para encontrar una cantidad de justificaciones en su gran mayoría externas (sin "responsabilidad" de la gerencia). En muy raras ocasiones se logra percibir la aceptación por parte de los administradores, de la responsabilidad sobre los pobres resultados obtenidos.

El siguiente paso

La solución a todas estas inquietudes no es sencilla. Dinero ha venido presentando temas relacionados con la productividad del capital y de los recursos. El Valor Económico, el ROA y otros temas han sido pasos intermedios con el claro fin de proponer nuevas herramientas, pero no queremos quedarnos con la herramienta y sin aplicación. Presentamos por primera vez en una publicación de este tipo un conjunto de ideas que pueden ser los pasos iniciales hacia una verdadera Gerencia de Valor.

 

* La detección de los activos improductivos no es tan evidente (tan cierto es que seguimos llenos de ellos). Buena parte de esta situación se origina en las herramientas que se usan para monitorear el negocio y sus actividades. Nos referimos obviamente a la Contabilidad (Financiera y de Costos) que hoy todavía manejamos en nuestro país con el fin de cumplir el requisito de una información externa casi siempre defensiva y no el papel realmente importante de servir a las necesidades internas en la toma de decisiones. Nuestra contabilidad es obsoleta y anacrónica. Mide muy bien lo que no es útil. Acumula hechos económicos en forma desordenada y farragosa. Es claro que para gerenciar lo correcto se debe comenzar por medir lo correcto.
* Debemos generar un conjunto nuevo de estados financieros o, por lo menos, rediseñar los existentes. Este es un tema largo. Comencemos por desagregar la información financiera y operativa. El balance y el estado de resultados presentan la información como si el negocio estuviese conformado por una única fuerza. Cada organización tiene sus dinámicas propias y es un pesar que no se disponga de información financiera por cada una. Soñemos por un momento y preguntémonos cómo cambiaría nuestra forma de tomar decisiones al contar con estados financieros por cliente, por producto, por sucursal, por línea de negocio, por empleado, etc. Es un verdadero milagro que se pueda obtener algo sustancioso con las herramientas actuales.
* Para lograr el objetivo planteado, hay varios modelos. El más difundido en el mundo y que en nuestro país comienza a mostrar resultados es el ABC (Costeo Basado en Actividades) y el ABM (Gerencia Basada en Actividades). Sin entrar en detalles, es un modelo basado en la asociación flexible de los elementos operacionales de un negocio de acuerdo con las necesidades gerenciales ya sean éstas permanentes o esporádicas. El día en que nuestras contabilidades estén diseñadas por actividades, habremos dado un paso importante en la modernización del proceso de toma de decisiones y disminuiremos el riesgo en forma sustancial.

Identifique sus creadores de valor

Como ejemplo del uso de estos modelos, tomemos los estados financieros de una empresa hipotética (ver cuadro adjunto). En la primera columna está el resultado agregado del negocio. Un análisis tradicional arrojaría un diagnóstico igualmente tradicional como el que ya citamos (venda más, gaste menos...). Sin embargo, las cosas cambian radicalmente cuando decidimos desagregar los estados financieros por alguna de las fuerzas del negocio, en este caso por producto. Bien podría haber sido por cliente, vendedor, etc. Aplicando el ABC/ABM se obtienen las siguientes tres columnas (verde). Estas presentan la información financiera de cada uno de los tres productos que se manejan y sus recursos. Es evidente que el producto 1 y sus recursos asociados son creadores de valor y que el producto 3 y sus recursos son destructores de valor. Suponiendo que los productos y sus recursos son fragmentables, en las columnas 5 y 6 (amarilla) proyectamos el negocio eliminando totalmente el producto 3. Las ventas, los activos y los pasivos disminuyen, pero la utilidad y el valor aumentan. En la columna 6 suponemos que los activos fijos tienen una pérdida del 30% (condición de mercado actual), los resultados son igualmente buenos. Pero si miramos detenidamente la columna 7 (azul), en la cual proyectamos el período siguiente con base en un crecimiento homogéneo del 20%, los resultados son espectaculares.

VALOR ECONOMICO

1

2

3

4

5

6

7

Pro-
ducto

Pro-
ducto

Pro-
ducto

Sin pro-
ducto

Sin pro-
ducto

Perío-
do

1

2

3

3

3*

sigui-
ente

ACTIVOS

245,600

80,606

63,229

101,765

143,835

143,835

172,602

Cuentas por cobrar

56,700

22,517

18,554

15,629

41,071

41,071

49,285

Inventarios

78,900

21,709

17,075

40,116

38,784

38,784

46,541

Fijos netos

110,000

36,380

27,600

46,020

63,980

63,980

76,776

PASIVOS

149,490

31,230

32,010

86,250

63,240

58,240

69,888

Cuentas por pagar

62,800

15,200

9,450

38,150

24,650

24,650

29,580

Obligaciones financieras

86,690

16,030

22,560

48,100

38,590

33,590

40,308

PATRIMONIO

96,110

49,376

31,219

15,515

80,595

85,594

100,862

Capital

72,000

26,400

23,740

21,860

50,140

63,098

63,098

Utilidades

24,110

22,976

7,479

-6,345

30,455

22,497

37,765

245,600

80,606

63,229

101,765

143,835

143,834

170,750

Estado de resultados

Ventas netas

617,500

251,600

172,050

193,850

423,650

423,650

508,380

-Costo de ventas

404,700

148,900

116,780

139,020

265,680

265,680

318,816

Utilidad bruta

212,800

102,700

55,270

54,830

157,970

157,970

189,564

Gastos de operación

148,600

62,340

36,710

49,550

99,050

112,856

118,860

Utilidad operacional

64,200

40,360

18,560

5,280

58,920

45,114

70,704

-Egresos financieros

27,108

5,013

7,055

15,041

12,067

10,504

12,604

Utilidad antes impuestos

37,092

35,347

11,505

-9,761

46,853

34,610

58,100

Impuestos

12,982

12,372

4,027

-3,416

16,399

12,114

20,335

Utilidad neta final

24,110

22,976

7,479

-6,345

30,454

22,497

37,765

Valor Económico

4,575

12,940

1,133

-9,498

14,073

5,099

17,264

Algunas conclusiones claras que podemos generar de este ejercicio son: vender más no es ganar más, crecer por crecer es una mala estrategia, la liberación de recursos improductivos es altamente rentable, la gerencia de valor con información desagregada es viable y eficiente. En el caso de perder en la venta de los activos fijos un mayor valor, por ejemplo, un 40%, el Valor Económico pasaría a ser de $2.108, que desde una óptica de corto plazo, sería malo. Pero proyectando el siguiente período el Valor Económico llegaría a un halagador $12.854. Dejamos al lector estos resultados para que disfrute y encuentre otras conclusiones.

La identificación de creadores de valor debe ser permanente y acorde con las necesidades. La continua búsqueda de valor es un ejercicio que debe arraigarse en la cultura de los negocios y los resultados no se harán esperar.

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