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¿Y al fin, qué pasó con la apertura?
Una revisión al actual modelo colombiano

Por DARÍO R. LIZARAZO S.

En busca de acelerar el crecimiento económico del país y mejorar las condiciones de vida de la población, se hizo necesario el diseño de un nuevo modelo económico que proyectaba conectar a Colombia con el mundo y que permitía dejar atrás el antiguo esquema de producir en una economía cerrada.

Este nuevo modelo, que ha sido desarrollado en esta última década y que tiene como base la apertura económica, hoy en día es cuestionado por algunos analistas que sugieren hacer serias reformas al mismo.

La apertura económica se justificó en estudios que demostraban que las economías crecían más rápido en un sistema abierto que en uno cerrado.

¿Pero, qué proponía este modelo de liberación económica, puesto en marcha en la última década y que hoy necesita un ajuste importante?

Básicamente lo que buscaba era: primero, detener el atraso económico y social en el que se encontraba el país, permitiéndole a la industria la posibilidad de abrir nuevos mercados, y, segundo, darle oportunidad al consumidor de encontrar variedad de productos para elegir, a precios justos, de acuerdo con su nivel de ingresos.

Lo cierto es que mientras lo segundo ha sido el mayor beneficio de la apertura económica, lo primero no se ha conseguido.

La aplicación del nuevo modelo suponía que la economía tendría un mayor crecimiento, y, si se observa el comportamiento histórico del Producto Interno Bruto (PIB), éste ha caído en los últimos años, después de haber crecido a un gran ritmo hasta el final del gobierno Gaviria, lo cual permitió reducir los índices de desempleo y de pobreza.

Según una encuesta de Gallup, la mayoría de los colombianos perciben negativamente la apertura económica. El 56% de los encuestados opina que ha sido mala, en tanto que el 22% opina que ha sido buena. Las clases media y baja son las más negativas en torno al tema.

Pero cuando se les preguntó, quién tiene la culpa de la actual crisis económica que enfrenta el país, el 48% culpó a la corrupción en el sector público, mientras el 15% de los entrevistados afirmó que la causa de la crisis se debía a la apertura económica.

La crisis no es por el modelo

La apertura económica era necesaria y suponía una desgravación gradual, pero a juicio de algunos analistas, no se dio de esta manera y dejó desprotegidos a algunos sectores como el agro, que se han visto seriamente perjudicados.

Para Armando Montenegro, director de ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), la grave crisis económica por la que atraviesa el país, se debe a causas contrarias al modelo de apertura económica.

Considera que una de ellas ha sido el crecimiento desmedido del tamaño del Estado, que pasó del 27.6% del PIB en 1994 al significativo 37 por ciento en 1998, sostenido con impuestos crecientes (cinco reformas tributarias desde 1997).

Montenegro afirma que otras causas de la recesión fueron: la revaluación del peso, el exagerado crecimiento del gasto público y la frustrada integración a la comunidad internacional, las que condujeron a la descertificación.

Concluye que el origen de los problemas del país no se puede atribuir al modelo de modernización, pues éste ha funcionado bien en otras naciones que han respetado sus bases de equilibrio macroeconómico, responsabilidad social, economía de mercado y en las cuales, el sector privado ha cumplido un papel destacado.

¿La apertura funcionó?

José Antonio Ocampo, director de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), describe las fallas que ha tenido la apertura económica, aludiendo a la revaluación del peso y a la excesiva velocidad con la cual se llevó la apertura comercial.

A su juicio, las políticas monetarias adoptadas por el Banco de la República contribuyeron a la revaluación del peso, aunque reconoce la dificultad para manejar la tasa de cambio, en un momento en el cual creció el gasto público durante las administraciones de Gaviria y Samper y cuando el país enfrentaba una fuerte avalancha de capitales.

Agregó que la gradualidad que debía darse en el proceso de la apertura se sacrificó por el exceso de reservas internacionales que había en ese momento (el exceso de reservas conduce a una expansión de la base monetaria que provoca efectos inflacionarios).

Según el directivo de la CEPAL, la economía no ha respondido a los dos retos que tenía la apertura económica: el diseño de nuevos instrumentos de promoción de la actividad productiva y la generación de empleo.

Sobre la generación de empleo afirma que entre 1977 y 1991 por cada punto de crecimiento económico, el empleo en las siete principales ciudades creció un 1.6%, mientras que a partir de la apertura, solo lo hizo al 0.4% por año.

La realidad es que ni el neoliberalismo ni el socialismo han podido resolver los problemas del hombre, pues mientras el neoliberalismo presenta fallas para procurar una equitativa distribución del ingreso, el socialismo lo que ha hecho es repartir la pobreza, por lo que la tercera vía hoy se presenta como la mejor solución.

Modelo socialista

Este sistema trata de resolver los problemas económicos y sociales, por medio del aporte de quienes pertenecen al mismo, existiendo un organismo central que reparte estos beneficios, de acuerdo con las necesidades de cada uno.

En su forma más extrema, niega la utilidad de la propiedad privada (medios de producción, capital y demás propiedades como vivienda y servicios públicos), pues pertenece al Estado y éste se encarga de repartir sus beneficios de la forma que considere más equitativa.

Modelo neoliberal

Este modelo fue impulsado por organismos financieros internacionales públicos y privados como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y los gobiernos de los países desarrollados.

Insistía en algunas doctrinas económicas como: la liberación de precios (permite que éstos se establezcan por medio de la oferta y la demanda), la desregulación de los mercados, una apertura completa del comercio exterior y del movimiento de capitales, una mayor influencia del sector privado en el desarrollo económico y la disminución de las funciones económicas que ejercía el Estado.

La base de este nuevo modelo es el crecimiento hacia afuera, donde la integración al exterior se conseguía con una apertura económica.

Esta apertura incluía cuatro procesos: apertura comercial, integración económica, reforma cambiaria y apertura a la inversión extranjera.

La apertura comercial suponía bajar los aranceles y eliminar los controles directos a las importaciones.

La integración económica logró avances más significativos en materia de negocios con países latinoamericanos.

La reforma cambiaria permitió una mayor autonomía a los intermediarios financieros en el manejo diario de las transacciones de divisas, sujetas a algunas regulaciones.

Modelo Cepalino

Se estableció como una estrategia de industrialización, con base en la sustitución de importaciones (sustituir productos importados, estimulando la producción nacional para el mercado interno, castigando la producción orientada a los mercados externos), que creó una plataforma industrial importante pero insuficientemente aprovechada.

Este modelo, que en algunas décadas funcionó, empezó a finales de los ochenta a tener serios problemas, siendo duramente criticado.

Las criticas se basaban en que el Estado intervenía demasiado y provocaba el ahogo de la iniciativa privada.

Se decía que los precios estaban distorsionados por la planeación y los controles estatales, que los salarios eran demasiado altos y los precios agrícolas eran demasiado bajos.

Así mismo, sostenían sus críticos que el tipo de cambio estaba sobrevaluado.

Todo lo anterior significaba ineficiencias y una asignación irracional de los recursos productivos.

La tercera vía

El crecimiento económico, la igualdad en la distribución del ingreso y la disminución de los índices de pobreza, deben considerarse como los propósitos principales de cualquier modelo.

En Colombia estos propósitos cada día son menos alcanzables por diversos factores, siendo uno de los más importantes la corrupción en el Estado, que no ha permitido una asignación eficiente de sus recursos para favorecer a las clases más pobres.

Por lo anterior, en estos momentos se discute que se hagan reformas al modelo actual, las cuales permitan encausar las metas macroeconómicas por una tercera vía.

Esta tercera vía se refiere a tomar lo mejor del modelo neoliberal y del modelo socialista y combinarlos.

Esa interrelación de ambos esquemas puede posibilitar un mayor crecimiento económico y el desarrollo sostenido para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.

Derechos Reservados © 1999 Vanguardia Liberal - Bucaramanga, Colombia.

 


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