Pimienta
negra, 15 de julio de 2002
Asco
Eduardo Aliverti
Uno le ha pegado mil vueltas al asunto y
ha tratado de encontrar el modo de guardar esa elemental distancia que separa
al análisis periodístico de la bronca más primaria.
Y uno ha resuelto que esta vez no podrá ser. Porque podría
pero no quiere ni cree que deba. Hay un límite, que separa a las
formas profesionales del mandato de las tripas. Y prefiere que algunas de
las primeras se vean afectadas, si es que al cabo las segundas se sentirán
más en su lugar. Menos retorcidas. Uno va a violar, entonces, ciertos
códigos de este oficio, escritos y no, como el no hablar en primera
persona o el no referirse a colegas y autoridades en términos hirientes
y hasta insultantes. Pero es que han declarado la guerra de manera oficial
y ni uno ni nadie enfrenta al enemigo con fuegos artificiales. Así
que, sencillamente y en orden aleatorio:
Me dan asco los operadores
de prensa pero sobre todo los tilingos, las tilingas y las conciencias lobotomizadas
que en medio de la sangre de un sistema atroz se pusieron a sacar las cuentas
de la interna piquetera.
Me dan asco los que tuvieron
que esperar las fotos para decir que fue la Policía. Me dan asco los
que no entienden que siempre es la Policía.
Me das asco, Duhalde, vos y
tu maldita mejor policía del mundo.
Me dan asco los que le piden
a los manifestantes que salgan a cara descubierta, como si esto fuese la península
escandinava y después no se usasen las identificaciones para entrar
en los barrios y las casas y cagarlos a palos.
Me das asco, Atanasof, vos
y tu preparada de terreno de las últimas semanas para asociar las movilizaciones
al caos y cubrirte de las consecuencias de salir a matar.
Me da asco esa buchonería
periodística que denuncia los palos y las piedras de los piqueteros,
como si además de cagarse de hambre tuviesen que defenderse con una
imagen de la Virgen.
Me da asco que haya que decir
otra vez que no hubo errores ni hubo excesos.
Me dan asco los que se alarman
por los locales comerciales hechos mierda pero sostuvieron con su voto, durante
una década, la política que destruyó a las pymes.
Me dan asco los pelotudos que
quieren una policía profesionalizada con sueldos de 400 mangos y después
salen a pedir recortes en el gasto público. Pero me dan más
asco todavía los que suponen que en sistemas como éstos puede
haber una policía que no sea funcional al sistema.
Me dan asco, mucho más
asco que cualquier conciente hijo de puta, los imberbes que ni siquiera son
capaces de asociar la represión, y el operativo de prensa que la preparó,
con el operativo de reinstalar a Menem y a la dolarización como única
salida frente al caos.
Me dan asco esos canallas del
periodismo que aún después de ver el retrato de dos pendejos
fusilados por la cana dicen muertos en vez de asesinados y disparates en vez
de emboscada.
Me das asco, pequebú
venido a menos, donde quiera que estés, arriba de un taxi, escuchando
la 10, asombrándote por la panza inflada de una nena tucumana, puteando
porque están las calles cortadas por una manifestación que te
impide llegar adónde, infeliz, a un trabajo que no tenés o a
otro que vas a perder o a cualquiera donde te deslomás catorce horas
por una miga de pan, o para pagar impuestos que sirven para pagarle al Fondo
o para ahorrar unos papeles pintados que después te acorralan.
Me da asco que si vivís
a mate cocido y sos morocho y con pasamontañas no haya el derecho de
reventar de furia en un puente o una ruta, pero si sos un ahorrista en dólares
sí lo tengas para incendiar el frente de los bancos.
Me das asco, Daer. Vos también,
Moyano.
Me da asco que si sos de la
Verón te espere la muerte, y si lo aplaudís a Nito Artaza te
espere una nota en la tele.
Reutemann, por lo menos hubieras
vuelto a entrar segundo atrás de algún comunicado de tu partido
condenando la masacre. Vos también me das asco.
¿Así que la Bonaerense
puede ocupar el Fiorito para secuestrar gente y la Federal se puede meter
en territorio bonaerense y los gases se pueden tirar estando cuerpo a cuerpo
con los manifestantes pero el Gobierno no tuvo nada que ver? Dan asco, hijos
de puta.
Yo también me doy un
poco de asco. No soy capaz de recordar de memoria los nombres de los Santillán
y los Costeki asesinados en Tartagal, en Corrientes, en Ushuaia. Es que son
tantos, justamente, en medio de tanto cucuracha que sigue hablando de las
balas perdidas que les pegan siempre a los mismos.
Disculpe algún espíritu
sensible o alguna buena conciencia ideológica que se hayan sentido
ofendidos. Es decir, si portan esas características no tienen por qué
ofenderse de nada. Y mis tripas, francamente, se sienten mucho mejor.
Sábado, 29 de junio
de 2002
Fuente:
LATINA-asociación latinoamericana de cooperación
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