Pimienta negra, 28 de enero de 2002

 

Balance del viernes 25, cacerolazo nacional

La militarización de los accesos en el sur de la Capital Federal y los métodos represivos que se vienen

Trabajadores Desocupados

Horas antes de la brutal represión con que el gobierno enfrentó a la pacífica y masiva movilización del pueblo, los sucesos acontecidos en el Puente Pueyrredón, al sur de la Capital Federal, hacian prever un final poco feliz para esa jornada de protesta, y dejaban a las claras que, lejos de "errores y exesos" en la represión, el Gobierno preparó un plan sistemático para enfrentar al pueblo y repeler por cualquier vía la protesta popuar. La forma en que el Gobierno encaró la convocatoria a una Jornada Nacional de Protesta, evidencia métodos y recursos que bien pueden encontrarse en cualquier manual que exprese la doctrina del Conflicto de Baja Intensidad (CBI), que la inteligencia militar norteamericana diseñó hace años para enfrentar las situaciones de insurgencia en America Latina.

El clima previo: acción psicológica, complicidad mediática, desinformación

• Desde días previos, y en particular durante toda la jornada del viernes, el Gobierno desató un terrorífica campaña de acción psicológica tendiente a generar pánico en la población respecto a la movilización anunciada desde las asambleas vecinales para esa noche. Para ello, la complicidad de los grandes medios de comunicación fue fundamental, y desde la mañana los titulares de los diarios e informativos radiales anunciaban: "Cuidado con los violentos", "El Gobierno prevé incidentes", "Fuerte dispositivo policial", "Asueto desde la tarde para empleados de los organismos del estado", "Temen un viernes negro". Para esa estrategia, apeló el gobierno también a las Instituciones Intermedias que aún mantienen un buen diálogo con el Gobierno, como la CAME, sector que representa a pequeños empresarios del comercio que habían participado en anteriores cacerolazos, y que durante la tarde llamaban a "no movilzarse a Plaza de Mayo", "hacer sonar las cacerolas en los balcones o las esquinas de sus casas, para no dar lugar a los violentos", etc. Otras organizaciones, atadas a viejas lógicas de protagonismo sectorial y de temor por la movilización popular que no controlan, como la CTA, parecían hacer el juego al Gobierno convocando a movilizarse, pero otro día: el lunes marcharían, durante el día, a la Plaza. Pero no ese "peligroso" viernes. Incluso los medios más reaccionarios, como Radio 10, mentían abiertamente, "informando" que las asambleas vecinales pedían no movilizar a la Plaza de mayo, cuando en realidad sólo desde algunas pocas asambleas se había resuelto esperar a último momento para decidir la modalidad de la movilización.

• Este clima contrastaba con el inicio de las protestas durante las primeras horas de la mañana: desde cacerolazos en los bancos, hasta piquetes en reclamo de las promesas incumplidas acerca de respuestas inmediatas ante la desocupación, mostraban un clima desafiante para el gobierno, pero a diferencia de la prédica oficial, desde expresiones masivas y pacíficas, ratificando la voluntad de confluir a partir de las 20 hs. en la plaza de Mayo. Esto sucedió desde la mañana en el Puente Pueyrredón, acceso sur de la ciudad donde más de tres mil familias de desocupados realizaron uno de los piquetes más masivos, en forma pacífica, insistiendo con las demandas al gobierno y expresando solidaridad con quienes exigen el fin del "corralito", y sumándose a los reclamos de renuncia de la Corte Suprema, etc.

• Otro contraste "desinformativo": la permanente prédica de "comunicadores sociales", principalmente del grupo Clarín y Radio 10, tratando de diferenciar la "legítima protesta de las cacerolas" de "los piquetes, que tienen otros métodos más violentos", perdía sustento ante los cada vez más frecuentes contactos entre las asambleas vecinales de algunos centros urbanos o comunales, y los movimientos de desocupados, que también en asambleas horizontales, se organizan en los barrios humildes de la periferia. En este caso, los desocupados de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados "Aníbal Verón" que sostenían el corte del Puente, y los vecinos autoconvocados de la Asamblea de Avellaneda, habían definido puntos de reclamo en común, y habían acordado movilizarse conjuntamente a la capital a partir de las 20 hs.

La estrategia represiva: planificación militar de la acción policial

• Quien escuchara la radio esa tarde, se llevaría la idea de que pocos estarían dispuestos a cumplir con la convocatoria: desde los medios todo era incertidumbre y desinformación. Pero cerca de las 20 horas, otra demostró ser la realidad en los barrios: en la Asamblea vecinal de Avellaneda, alrededor de 1.000 vecinos deciden confluir con los desocupados que cortaban el puente y marchar conjuntamente hacia la Plaza de Mayo; en el puente, después de toda una jornada de lucha y de una respuesta parcial del Gobierno, que con la idea de desactivar la participación masiva en la protesta nocturna de los desocupados había recibido a los piqueteros en la Casa de Gobierno, alrededor de 2.000 personas deciden sumarse a la marcha a Capital, mientras algunas mujeres con chicos preparaban el regreso, en trenes, a sus barrios del Gran Buenos Aires.

• Ya caída la noche, a diferencia de la cobertura que los medios masivos habían dado al corte del puente, ningún movil televisivo o radial quedaba allí para cubrir lo que pudiera pasar. ¿No era acaso parte importante de la cobertura que, desde el sur del Gran Buenos aires, más de 3.000 vecinos de Avellaneda y desocupados de la zona sur marcharían pacíficamente para expresar su repudio al Gobierno? ¿Alguien sugirió a los medios de comunicación que no estuvieran allí? ¿Desde algún organismo oficial se mal informó que allí ya nada pasaría? Las declaraciones mentirosas de Juan José Alvarez, secretario de Seguridad del Gobierno, a las 21 hs, demuestran que algo de todo esto hubo: "Tengo información de que los manifestantes del Puente Pueyrredón resolvieron suspender la protesta y la situación está tranquila allí", se le escuchó decir por un medio radial, en momentos en que un triple cordón de infantería que cubría los 80 mts de ancho del puente, amenazaba con sus lanzagases e itacas a los manifestantes. Las motos haciendo rugir sus motores detrás, el helicóptero sobrevolando, y un disparo al aire en momentos en que una mujer increpaba con insultos al jefe del operativo, completaban el panorama.

• En ese momento ya podía hacerse un cuadro de situación que dejaba a las claras el conjunto de la planificación represiva: aislamiento mediático y desinformación, tropas de infantería y reservas de gendarmería como para realizar una masacre, que posteriormente sería presentada como enfrentamientos entre piqueteros y "fuerzas del orden", donde ya sabemos quién dirían que arrojó la primera piedra. Pasados los minutos, se completaba el cuadro: los gases a punto de ser lanzados, sólo fueron evitados por la prudente decisión de replegar lentamente por parte de los manifestantes y evitar un enfrentamiento en el que, de darse, la única forma de zafar sería arrojándose al río, ya que en la bajada del puente, del lado de provincia, había suficientes móviles y personal de la bonaerense como para garantizar una encerrona en caso de enfrentamientos. Cuando, durante los minutos que duró la retirada, las luces del puente comenzaron a apagarse, muchos entendieron mejor de qué se trataba. Si generaban un apagón en toda la zona, era la señal de que reprimirían aunque la gente estuviara con decisión de retirarse. En ese momento, la sana costumbre de los desocupados de encender la fila de cubiertas que no habían sido quemadas durante el día, evitó que la infantería pudiera avanzar sobre la columna en retirada. Mientras tanto, la columna que se mantenía organizada y dejaba el puente, se dirigió al otro puente más cercano, a unas pocas cuadras: al llegar ahí, otro cordón de infantes impidió el paso, con el inmediato refuerzo de carros de asalto y lanzagases. Quedaba una sola alternativa para llegar a la Capital: el tren. Quienes primero llegaron a la estación de Avellaneda comprobaron lo que para otros ya era obvio: la policía mantenía interrumpida la circulación de los trenes en el sentido de acceso a la Capital.

• Las llamadas desde algún teléfono celular a amigos o compañeros que estuvieran en sus casas, pidiendo que comunicaran la situación a los medios, dieron poco resultado: Crónica TV fue el único medio que se mostró interesado en mandar un móvil al lugar, pero la respuesta daba más elementos para completar el panorama: la policía no dejaba avanzar a los móviles periodísticos para el lado sur de la Capital por ninguno de los puentes. El cerco informativo sólo pudo romperse por la colaboración activa de medios alternativos, como Red-Acción zona sur a quien se pudo informar telefónicamente y redactó un comunicado urgente que llegó a las redacciones, y los reporteros de Indymedia, que habiendo podido llegar a la Capital, buscaron movileros para informar de la situación. A pesar de que TODOS los medios de comunicación estaban al tanto de la militarización que se vivía en los accesos desde el sur de la Capital, sólo algunas líneas de un cable de la agencia Télam y un comentario en América 2 hicieron referencia a la situación. Al escuchar la radio se ratificaba la idea de la estrategia oficial de negación informativa de lo que fuera a pasar: mientras se informaba lo inocultable, la masiva movilización desde los barrios de Capital a la Plaza de Mayo, durante dos horas el Puente Pueyrredón no fue mencionado ni siquiera en el reporte de tránsito, información oficial que cada media hora brinda la Policía Federal a la radios y canales de televisión.

• Agotadas las vías posibles para un acceso a la Capital, descontada la posibilidad de contar con medios de comunicación que sirvieran al menos para canalizar la denuncia, en la bajada del puente, donde nace la Avenida Mitre, los distintos movimientos de desocupados y los vecinos de Avellaneda hiceron sus respectivas asambleas para decidir conjuntamente qué hacer: el inicio de una fuerte lluvia aceleró la decisión mayoritaria de emprender el regreso a los barrios, mientras quienes más experiencia tenían alertaban de la presencia de numerosos policías, de uniforme y de civil, ocultos en el estacionamiento del Bingo de Avellaneda que estaba a pocos metros de donde se encontraban los manifestantes. El apagón de las luces del puente se hacía extensivo hacia la zona donde se deliberaba en asambleas, como una nueva amenaza represiva.

• Sólo la sensatez de los manifestantes, el nivel de organización de los desocupados y los neumáticos encendidos en la retirada como método de autodefensa, la ágil tarea de los jóvenes que desarrollan medios alternativos de comunicación para romper el cerco informativo, garantizaron que en el Puente Pueyrredón no se desarrollaran sucesos como los que pasaron en el Puente Corrientes-Chaco en el 99, donde un operativo militar de desalojo a cargo de las fuerzas de Gendarmería y Prefectura, generaron la muerte de dos correntinos y centenares de heridos, tras similar secuela de acción psicológica, desinformación, apagón y posterior represión criminal.

No son hechos aislados, es el "modus operandi" del gobierno de duhalde ante la lucha popular

• Horas antes de lo sucedido, los desocupados venían de haber denunciado, en la mesa de negociación que obtuvieron con el Gobierno en la misma Casa Rosada, y ante el Ministro del Interior, una serie de hechos intimidatorios y represivos que en los últimos días apuntaron a atemorizar a quienes tengan motivos para protestar:

• En Lanús, un Peugeot 504 negro con vidrios polarizados y sin patente, el día martes 22 en horas de la mañana, intercepta a Nicolás Lista, integrante de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados, y es amenazado de muerte: desde el asiento trasero le dicen que si mañana iría a cortar la ruta, esto tenían para él: y lo que le muestran, por la ventanilla, es una ametralladora moderna, mientras quien le hablaba le apunta haciendo el sonido de los disparos: "ta-ta-ta-ta-ta". El auto cierra la ventanilla y se aleja, sin apuro, por las calles de Lanús.

• Ese mismo martes previo a una jornada de lucha, en reunión que sostenían miembros del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown con funcionarios de dicho municipio, ante la negativa de entrega de alimentos para los desocupados y la posible realización de un corte de ruta, el funcionario advierte: "¿Qué pasaría si ante el corte que ustedes hagan, se juntaran 100 vecinos muy enojados en contra de lo que hacen y los enfrentaran?". En lenguaje de funcionario del PJ de la provincia de Buenos Aires, "100 vecinos muy enojados" quiere decir "la patota armada por los punteros políticos dispuesta a cualquier paliza, que manejamos con plata".

• En el corte del Puente Pueyrredón del día miércoles, un hombre con todo el aspecto de militar retirado, a bordo de un BMW, encara a los muchachos de un piquete, y amenaza: "Esto es lo que hay que darles a ustedes", esgrimiento una pistola nueve milimetros, que se encarga de que todos vean. En este caso, el hombre pudo ser fotografiado.

• El jueves, en Hurlingham, municipio hasta hace pocos meses gobernado por el actual Secretario de Seguridad Juan José Alvarez, los manifestantes del Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados fueron emboscados de la siguiente forma: en el municipo se les informa que para la entrega de alimentos solicitada se dirijan a un lugar distante unas cuadras: en el recorrido, es atacado un micro de manifestantes, éstos son agredidos, dejando 20 heridos, y es secuestrada Nina Peloso, esposa de Raúl Castels, encarcelado por pedir alimentos. Los agresores y secuestradores se desplazaban en autos Ford Falcon, de inmediata asociación con la represión militar de la última dictadura. Después de casi dos horas de mantenerla privada de la libertad, es abandonada, sin lesiones, habiendo recibido todo el tiempo amenazas de muerte referidas a su actitud de lucha.

Ante la puesta en conocimiento de estos hechos a funcionarios del gobierno, aparentan estar sorprendidos, llegando al colmo de "solidarizarse" con Nina Peloso al "enterarse" del secuestro. Este cinismo tiene su lógica, al igual que las declaraciones de Juan José Alvarez posteriores a la represión en Plaza de Mayo, donde dice que van a investigar "posibles exesos": parte de la doctrina del Conflicto de Baja Instensidad (CBI) contempla la estrategia de presentar al Estado como "ajeno" de la acción de grupos "parapoliciales", o en el caso de las fuerzas de seguridad, tomando distancia señalando "posibles exesos". Esto sumado a la criminalización del conflicto social y de las organizaciones populares, intenta reavivar la "teoría de los dos demonios", perfectamente funcional a las necesidades represivas en la etapa que se viene.

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