Pimienta negra, 22 de marzo de 2002

 

Desde las luchas obreras hasta las asambleas populares, piquetes y cacerolazos

Hugo Alberto de Pedro

Al mundo civilizado... Trabajadores:

"Hoy más que nunca debemos demostrar nuestra inquebrantable voluntad de dignificarnos y ser en la moderna sociedad considerados como los más eficientes factores del progreso y de la civilización, uniendo para ello todas nuestras fuerzas, no dando un paso atrás y defendiendo con tesón nuestros derechos desconocidos y vulnerados; la debilidad de uno solo puede ser la ruina de todos; cuando veamos un compañero tímido o vacilante, no lo precipitemos con reproches ni amenazas, antes al contrario, procuremos robustecerlo, ayudarlo, levantarle el espíritu y ofrecerle los brazos fraternales y afectuosos de sus compañeros de desgracia. Hoy más que nunca debemos demostrar nuestra cultura y educación, de las que tantas y tan definitivas pruebas se han venido dando, dejando a un lado las violencias, no ejercitando coacciones, no usando ni abusando de la fuerza: quede ésta como último síntoma de falta de conciencia y de derechos para los patrones, los que, como es público y notorio y en la actualidad sucede, en cuanto son objeto de alguna justa petición por parte de los obreros, creen divisar un alucinante espectro y recurren de inmediato a las bayonetas, fusiles y uniformes; no han de estar muy seguros de la justicia de su causa cuando a tales procedimientos apelan. Opongámosles a la fuerza de sus armas la fuerza de nuestros razonamientos, la limpieza de nuestros procederes, la honradez de nuestras acciones, y el triunfo será nuestro".

Sociedad Obrera de Oficios Varios de Río Gallegos - 18 de noviembre de 1920

 

Han pasado más de ochenta años y este manifiesto obrero, producto de las luchas que se dieron por la reivindicación de los derechos de los trabajadores en las australes tierras patagónicas argentinas, nos permite refrescar la memoria y estar atentos hacia el futuro. No cabe duda alguna que muchas condiciones han cambiado y que muchas otras más siguen en el mismo sentido. Para quienes piensan y los que intentan inducir al pensamiento -algunos comunicadores sociales- de que los movimientos populares, barriales, vecinales, desocupados, sindicales, piqueteros y caceroleros están llegando a su máximo espacio de lucha y que se han quedado en la simple protesta y sin propuestas, les debemos advertir que se están equivocando demasiado al subestimar el clamor y la decisión de todo un pueblo.

No falta quienes piensan que los sectores de la clase media abandonarán la lucha y auguran que las plazas se vaciarán nuevamente cuando se solucionen los problemas ocasionados por la crisis financiera, producida por los grandes grupos económicos-financieros tanto nacionales como extranjeros y los organismos internacionales de crédito, ambos llevados de la mano de sus asociados e incompetentes políticos gobernantes. En esta ocasión histórica se equivocarán simplemente porque en los últimos tiempos se han desmoronado los paradigmas del liberalismo, neoliberalismo, globalización, acumulación de capital, aldea global, proteccionismo y capitalismo humanizado. La Teoría del Derrame Automático que posibilitaría el bienestar de los pueblos se ha convertido en una farsa más, pues ésta ha colapsado al no salirse de los tiempos de la acumulación para dar lugar a los mentados momentos de la distribución de riqueza. Hoy vemos cómo los nuevos pobres provienen mayoritariamente de las capas medias de la sociedad, y esta realidad ha calado muy profundamente en el sentir de la gente, que una vez más se vio traicionada por los mensajes y discursos únicos que prometían un paradisíaco bienestar.

En los movimientos populares podemos observar cómo día a día crece la participación ciudadana, sin distinción de orígenes ni problemáticas, ya que ellas están quedando superadas por una idea que busca definir un nuevo diseño de país. En esta ansiosa búsqueda de la superación, se ven enriquecidos al conocer las diferentes situaciones que mantienen prisioneros a todos los argentinos. Y ahí está el nacimiento del cambio revolucionario anhelado y por el que millones están comprometidos más allá de cualquier estructura partidaria, porque sabemos que comida, trabajo, salud, educación y seguridad social son los legítimos derechos humanos y de vida para las familias y generaciones futuras.

Vemos con agrado y brindamos por la forma en que los trabajadores -obreros, administrativos y profesionales- de la textil Brukman, la ceramista Zanón, las metalúrgicas Wasserman y Zanello, el periódico Diario del Sur, las frigoríficas Yaguané y Cooperativa Máximo Paz, entre otros, han puesto en funcionamiento, producción y comercialización a estas empresas bajo participación y control obreros. Seguramente con el correr de los días estos ejemplos se multiplicarán, pues ya nadie se quiere quedar pasivamente esperando que el despido lo sorprenda indefenso y que se sigan perdiendo las pocas fuentes de trabajo que existen. Y esperamos que la Justicia, no la adicta Corte Suprema, siga respaldando jurídicamente estas necesarias soluciones que demuestran que el trabajador argentino quiere trabajo y no simples dádivas, que si bien son necesarias no solucionarán el problema laboral y la dignificación del trabajador.

Todos los movimientos están ganando en conciencia y en la necesidad de trabajar hermanados para intentar ser poder el día de mañana, lo que mantiene desvelados a nuestros políticos hoy encerrados en sus casas y despachos por temor al desprecio de sus anteriores electores. Son más que simples sonidos de cacerolas, escraches, cortes de rutas o expresiones de broncas por demás razonables; son el nacimiento de una nueva forma de hacer política de manera participativa, sin ataduras a dogmas partidarios, a burocracias sindicales o a manejos espurios de voluntades y votos. Es por eso que hoy se debaten problemáticas como educación, salud, vivienda, trabajo, comedores infantiles, derechos humanos, seguridad, desalojos, presupuestos, huertas orgánicas, asilos de ancianos, niños de la calle, trueques, medio ambiente, urbanización, desempleo y cuanto tema tenga que ver con cuestiones del conjunto. Se ha comenzado a pensar y actuar como pueblo, ampliando las bases de participación ciudadana. Se lucha por transformar las relaciones sociales y económicas. Se pretende sumar y no dividir. Se quiere y se exige opinar, proponer y decidir. No se quiere delegar sin tener la posibilidad de controlar y revocar los mandatos. No se irá nunca más detrás de ningún engaño. En síntesis, se va a construir un real y verdadero poder popular.

Porque a este pueblo se lo ha desestimado, pensaban que desde el poder político podían seguir imponiéndole voluntades extrañas al sentir nacional y ahí fue donde se equivocaron. La memoria está intacta y renovada. Fue así que al declararse el estado de sitio, no se dudó en tomar las calles y las plazas masivamente. Al haberse agredido y matado a decenas de manifestantes, se contestó con mayor participación y movilización. Se recuerda muy bien lo que significan los gobiernos autoritarios, sean éstos civiles o militares, y el retroceso al que inevitablemente siempre han llevado al país y a la vida de las mujeres y hombres de la patria. Muy caro a los sentimientos es recordar constantemente cómo han reprimido, torturado y desaparecido a esa generación que hoy debería estar en la vanguardia de estos tiempos, pero que de todas formas está acompañando en cada uno de los actos de rebeldía social, resistencia pacífica, desobediencia civil y lucha cívica.

No quiero terminar sin recordar que el 24 de marzo de 1976 comenzó una triste, larga, fría y negra noche sobre nuestra tierra, después del ocaso creado por la Tripe A, llevando a la muerte, desaparición y destierro a miles de nietos, hijos, hermanos, primos, padres y abuelos. Debemos tener presente -y estar muy alertas- que están libres los genocidas, por no haber sido juzgados y beneficiados con indultos, y que pueden ser tentados ellos o sus discípulos por los mismos de siempre para usurpar el poder, y que cuentan con medios de prensa, periodistas y comunicadores que no pierden la oportunidad de reivindicarlos.

Solamente debemos tener memoria, no cometer los mismos errores, responder a las agresiones y a las violencias con propuestas, participación y movilización, no dar un solo paso atrás y soñar con una nueva Argentina.

17 de marzo de 2002
hugo_de_pedro@speedy.com.ar

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