Pimienta negra, 28 de enero de 2002
AL GRAN PUEBLO ARGENTINO SALUD
25 de enero, Plaza de Mayo, no puedo precisar la hora exacta porque mi reloj está mojado y empañado, calculo que son las 22.30 horas. Plaza de Mayo, calor sofocante y lluvia que va y que viene. Las banderas de las Asambleas Populares, Las Madres, los piqueteros que no llegan porque no los dejan salir del Puente Pueyrredón donde estuvieron todo el día, al sol de más 30 de grados, porque tienen hambre y la muerte les lleva a diario esos niños, esas mujeres, esos hombres debilitados, desprotegidos y expuestos. La muerte es más real y cotidiana que la vida. Este es mi pueblo, aquí yo vengo creciendo desde hace 45 años. Este es mi pueblo que me hace sentir, hondo y profundo, que soy su parte, que soy argentina, este día 25 de enero, en Plaza de Mayo.
Y no es un sentimiento único, individual e irrepetible.
La lluvia va y viene con mayor o menor intensidad. 25 de enero, Plaza Mayo y el Cabildo allá, enfrente mío, desde donde se me aparece un Juan José Castelli salido la novela de Andrés Rivera, que llamó "La Revolución es un Sueño Eterno", que me dice "Juré que la Revolución no sería un té servido a las cinco de la tarde". Castelli juró eso otro 25 y yo le juro mi amor y mi pasión.
Por eso, siento que don Arturo Jauretche anda por ahí, entre todos, como más le gustaba a él, sonriendo. Miro para buscarlo y encontrarlo y devolverle la sonrisa que me ofrece desde que tengo uso de razón y aún ni siquiera sabía su nombre. Está al lado mío, está sobre avenida de mayo, en las escalinatas de la catedral, porque llueve un poco más tupido ahora, viene por la diagonal. Y me susurra algo, que escucho por toda mi piel, me dice: "Pensar en nacional cuesta al principio."
Y claro que cuesta, si hace unos días mataron 30 personas, en este mismo lugar, que es el lugar donde intentamos "pensar en nacional".
Después de 4 horas la lluvia arrecia, viene con viento y con frío, parece mentira, siempre hay algo que se nos pone en contra y muchos vamos a buscar un refugio. Y ahí, en ese repliegue pacífico y natural, aparecen con su furia asesina, a golpear, a matar, a provocar, a desalojar, a desarmar, a quebrar, con todo su clásico equipaje de la muerte, esta vez se traen hasta la Cruz Roja. Para ellos estamos en guerra y montan la escenografía acorde al drama que no pueden dejar de representar.
Pero la verdad ha sido suscitada, y "Hasta que nazcan nuevos
panes en octubre
en la boca despojada de tus
niños,
encenderemos tus hornos, patria,
y será tu navidad."
Julio Huasi
María Peña, nota no editada de La Gaceta... revista casi subterránea, latinoamericana, literaria y mensual, realizada en Buenos Aires.