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Paulo Bandeira

Crisis mundial

2/5/02

 

 

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jpbs@terra.com.br

Bush ganó la presidencia USA (EEUU; EUA) en el tapetão [o sea, como se gana un partido en los tribunales jurídicos futbolísticos] de la Suprema Corte republicana. Fue un acto obsceno de la más famosa y envidiada corte de justicia. La lógica obscena rige ahora en el derecho norteamericano y en el campo internacional. ¿No han sido estas elecciones norteamericanas el 11 de septiembre del sistema político representativo? Durante la Guerra Fría, los USA usaron la democracia norteamericana como un arma letal de combate contra la URSS. Hoy, esta arma política ya no es letal. Por ejemplo: el movimiento internacional, democrático y formalista, ya no puede usar la democracia norteamericana para atacar la estructura autoritaria del imperio hiperburocrático chino. Los USA ya no son el paradigma de la democracia formalista en el campo internacional. Este fenómeno norteamericano, ¿no es la señal de una nueva coyuntura política mundial? ¿No hay una crisis del sistema representativo en los continentes políticos occidentales, o sea, en USA, Europa y América Latina? La democracia formal, ¿no es usada hoy simplemente como un dispositivo de poder de las clases dominantes mundiales? Y en esta nueva coyuntura mundial, las contradicciones entre las clases dominantes, ¿no son las contradicciones principales de una probable crisis mundial?

En la elección de Bush, se enfrentaron dos megaproyectos: el globalismo de la economía mundial contra el imperialismo nacional norteamericano. El Ciudadano Josep* dice que los USA trocaron la economía política por la fuerza. Esta fórmula revela la nueva naturaleza del imperialismo norteamericano. Pero antes de desentrañar el secreto de esa fórmula, miremos desde más cerca la principal contradicción de la coyuntura política mundial: imperialismo nacional contra globalismo de la economía mundial. Ésta es la segunda señal de la coyuntura mundial.

En primer lugar, se trata de una contradicción que opone la economía nacional norteamericana al capitalismo corporativo mundial. Innegablemente, en la era del posmodernismo, el capitalismo es el modo de producción corporativo mundial. Y el sistema financiero mundial es una categoría de este modo de producción. Este sistema financiero no es un mero dispositivo económico de poder, sobre la economía mundial, de la economía nacional norteamericana. ¡Ahí es donde pica el bicho! En esta dinámica contradicción capitalista, el dólar puede dejar de ser el significante universal del sistema financiero mundial. Nos enfrentamos ahora con el colosal deterioro de la hegemonía económica norteamericana. Y ésta es la tercera señal de la nueva coyuntura mundial.

Tal crisis norteamericana tiene un contenido económico claro. La Nueva Economía, cuyo símbolo es el Silicon Valley, no resuelve el problema de la decadencia de la hegemonía norteamericana. Antes bien, aquélla es un instrumento del modo de producción capitalista corporativo mundial. Es un modo de desterritorialización de la economía nacional norteamericana. Ésta se opone a la mundialización de la economía mundo en el territorio norteamericano y en la esfera de las relaciones internacionales. Hay un escenario de luchas entre agentes titánicos y una confrontación virtual entre la lógica del significante mundialización del capitalismo y la lógica espacial –y ahora economía política provinciana de la fuerza norteamericana en la economía mundial– de la economía norteamericana. El particularismo provincial de la economía territorial norteamericana es un nuevo modo de poder en el campo internacional. Un poder que sólo trae turbulencia, luchas y contradicciones en el terreno de las relaciones internacionales. En el territorio norteamericano de una amazónica geopolítica económica, el complejo industrial-militar-petrolífero dirige al imperialismo norteamericano en Oriente Medio y en América Latina. Tal dispositivo de poder es esencial para garantizar la actual tiranía de la oligarquía Bush. Hoy el poder norteamericano asumió la forma de un poder oligárquico. El clan aristocrático Bush es el centro formal de poder de la inédita oligarquía norteamericana.

La estrategia para el Oriente Medio es el estado de sitio norteamericano como geopolítica imperialista. Tal tecnología política es el simulacro de la técnica imperial antigua del gobierno indirecto. Esta tecnología de poder garantiza la soberanía de las corporaciones capitalistas norteamericanas en Oriente Medio. La situación genera las contradicciones económicas que alimentan y realimentan el terrorismo internacional. En el otro polo de esta contradicción, se encuentra el estado de policía norteamericano y el intervencionismo como política exterior. En el campo del poder mundial, Bush reinventa el «Ricardo III» como drama real de la narrativa política del posmodernismo mundial.

En América Latina, la señal más fuerte de la nueva coyuntura es el colapso del capitalismo neolatino. Se trata del fin de la economía dependiente-asociada. Tal colapso presenta características especiales. Una de ellas es la presencia constante del lumpencapitalismo. Ésta es la lógica significante del capitalismo internacional que alteró sustancialmente la naturaleza de las sociedades latinoamericanas. Tres fenómenos alteraron la naturaleza nacional de las sociedades neolatinas: la desintegración del capitalismo latinoamericano; el lumpencapitalismo; la presencia de los USA en esta parte de América. En el campo político hay una serie de fenómenos constitutivos de la crisis latinoamericana: las dictaduras militares; gobiernos neobonapartistas (Menem, Fujimori), etc. En el campo económico, el neoliberalismo se mostró como un modelo incapaz de sustituir al capitalismo dependiente-asociado. En esa coyuntura desiderativa del capitalismo latinoamericano, los Estados y las sociedades nacionales fueron gravemente desorganizados en la mayoría de los países de este continente. Un caso extremo es Colombia. Ahora, la Argentina vive la condensación de las contradicciones de la coyuntura neoliberal y de la nueva coyuntura política mundial. La desintegración de los países latinoamericanos –sea como sociedad nacional, sea como Estado nacional– lleva agua al molino del imperialismo nacional norteamericano. Como tierra devastada en la economía, en el Estado y en la cultura, los países de América Latina pedirán de rodillas su integración al ALCA. Éste va a organizar un nuevo campo de poder norteamericano. Se trata de un campo de poder oligárquico, bajo la dirección de la oligarquía norteamericana. Esta arquitectura oligárquica de poder es la estrategia del gobierno indirecto para toda la América neolatina. ¿La unificación política de América es una cuestión de tiempo? Pues bien, no podemos olvidar el funcionamiento de la contradicción capitalista principal en América Latina. Se trata de la contradicción entre ese proyecto oligárquico norteamericano y la lógica del significante capitalismo corporativo mundial en América Latina. El juego no acabó aún, a pesar de la condición de favorita de la oligarquía norteamericana.

En la situación actual, Brasil surge como un contrapunto a la dominación del poder local norteamericano. El gobierno brasileño se alinea con la mundialización de la economía mundial capitalista. Después de haber sobrevivido a las ilusiones del neoliberalismo, acepta la hegemonía de la lógica del significante capitalismo corporativo mundial. Éste parece ser un aspecto común entre el gobierno, el candidato del gobierno y el candidato Lula, del Partido de los Trabajadores. Algunos hechos parecen apuntar a la creación de un escenario de desestabilización del poder brasileño. Uno de ellos es la acción de la fracción oligárquica norteamericana –a través del FMI– en el sentido de desestabilizar la economía brasileña. Lula y el candidato del gobierno son una piedra en el camino del proyecto oligárquico norteamericano. El candidato del gobierno viene del movimiento estudiantil antinorteamericano y del competente marxismo nacionalista brasileño. Lula es el probable líder de una resistencia al poder oligárquico del ALCA y al poder de la derecha internacional en expansión en el campo del poder mundial. ¡Ciertamente, es mucha arena para la caminata de nuestro Lula! ¿Es preciso evocar la vieja fórmula del optimismo de la práctica en contraposición al pesimismo de la razón? Además, ¿la cultura política clásica griega no creó la política como lazo social de esperanza y amistad? No es utópico esperar el fin del imperialismo norteamericano o aguardar a que, finalmente, la amistad entre los pueblos se vuelva el principio soberano en el campo del poder mundial.

 

* http://www.enxarxa.com/G3

 

Traducción: R. D.

Imagen: www.agitnet.org