"O se está con nosotros o se está con los terroristas ." Fuente: <adbusters.org>
¿A quién benefició la invasión argentina de las Malvinas en 1982? Poco antes de poner manos a la obra, la Junta Militar consultó con los Estados Unidos, y los Estados Unidos le garantizaron su "prescindencia" en la cuestión. O sea, dejaban que Argentina se arreglara como pudiera con los ingleses. Por detrás, naturalmente, se alinearon con sus socios de siempre, y así ofrecieron su modesta contribución a la derrota del país sudamericano. La idea descabellada de los militares argentinos les había venido como anillo al dedo a los del Norte para desembarazarse de ellos, toda vez que habían dejado de necesitarlos (quizás ahora esta historia nos evoque algo). En efecto, la hora de las dictaduras, después de haber pasado éstas convenientemente a cuchillo a los que molestaban, empezaba a acabarse en América Latina porque había llegado la de nuestros demócratas (es decir, los de ellos). Y allí, en el Norte, sabían que el inexorable derrumbamiento argentino frente a los británicos pondría punto final a la dictadura que tan buenos servicios, con todo, les había prestado durante largos –¡y qué largos!– siete años.

¿A quién benefició la invasión iraquí de Kuwait en 1990? Poco antes de poner manos a la obra, Sadam Hussein consultó con la embajada de los EE.UU., y allí le garantizaron la "prescindencia" de los Estados Unidos. O sea, dejaban que el pequeño Kuwait se arreglase como pudiera con el gigante Irak. La idea de Sadam –y pronto se vería cuán descabellada era– les había venido como anillo al dedo, ya no para desembarazarse de él (todavía lo necesitaban), sino para marcar la hora del inicio del Nuevo Orden Mundial concebido por el primer Rey de los Hunos (Huno-uno) tras el hundimiento de lo que se había conocido durante setenta años bajo el nombre equivocado de "comunismo".

La invasión de las Malvinas en un caso, la de Kuwait en otro, ¿no fueron en verdad para el Imperio regalos caídos del cielo? Los hombres proponen, pero los amos del mundo disponen: he aquí una especie de mundanización de la teología... o de teologización del mundo, si se quiere (siendo en este caso los amos nuestros nuevos dioses). Y a la vista de lo que está sucediendo ahora mismo en Afganistán –y, entre líneas, se nos está insinuando que ocurrirá en Somalia, Irak, Colombia y ...–, tenemos muchas razones de nuestra parte para suponer que lo mismo o, al menos, algo parecido habrá que registrar en los libros de historia, si es que sigue habiéndola. Dicho de otro modo: que el regalo que esta vez cayó del cielo (y más literal no pudo ser) fueron los aviones del 11 de septiembre que han permitido el replanteamiento práctico de unas relaciones del Imperio con el resto del mundo teóricamente "necesarias" desde bastante antes de esa fecha, de acuerdo con el poco prometedor estado en que se venían y vienen presentando las cosas para la acumulación sin sobresaltos del Capital.

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