Pimienta negra, 14 de julio de 2002

 

 
 
El nuevo imperialismo liberal está haciendo el mundo seguro para los terroristas
 
Guerras coloniales
 

Este artículo fue publicado hoy, 14 de julio de 2002, por el International Committee to Defend Slobodan Milosevic www.icdsm.org, que a su vez lo tomó de The Spectator (Gran Bretaña) http://www.spectator.co.uk: Neil Clark: Colonial wars. New liberal imperialism is making the world safe for terrorists (13 de abril de 2002). Del Cooper de quien aquí se habla -consejero de política exterior del gobierno británico-, ya habíamos tenido noticia en Pn, cuando en nuestra página principal, al pie, reprodujimos no hace mucho su postulado siguiente: “Al tratar con Estados retrasados, fuera del mundo posmoderno, debemos retomar los métodos más recios de tiempos pasados: uso de la fuerza, ataques preventivos, engaño, todo lo que haga falta para manejarse con quienes aún viven en el siglo XIX. Entre nosotros nos atenemos a la ley, pero cuando operamos en la jungla debemos aplicar las leyes de la jungla”... Traducción: Round Desk.

 

Neil Clark
The Spectator

"Lo que necesitamos es una nueva clase de imperialismo, compatible con los derechos humanos y los valores cosmopolitas: un imperialismo cuyo objetivo sea traer orden y organización", explica Robert Cooper, el gurú en política internacional del Nuevo Partido Laborista (New Labour), en su reciente panfleto "Reordenar al mundo: las implicaciones a largo plazo del 11 de septiembre" (Re-ordering the World: The Long-term Implications of September 11th).

Cooper distingue entre dos tipos de "nuevo colonialismo" que "pueden salvar al mundo": el imperialismo "voluntario" de instituciones como el FMI o el Banco Mundial, que "suministran ayuda a los Estados que deseen encontrar su camino en la economía global", y el "imperialismo de los vecinos", cuando los Estados intervienen en sus alrededores para acabar con la "inestabilidad".

Cooper utiliza la intervención "humanitaria" en Kosovo y el subsiguiente establecimiento allí de un "protectorado" como un brillante ejemplo de cómo su "nuevo colonialismo" puede traer "orden y organización". Como está tan interesado en hablar de Kosovo, examinemos de más cerca el efecto que su "imperialismo de los vecinos" ha tenido sobre la provincia.

Seis años atrás, Kosovo vivía en una paz relativa. Las demandas de Albania de una mayor independencia respecto a Belgrado se hallaban canalizadas a través del pacífico partido Liga Democrática, de Ibrahim Rugova, mientras que los pequeños grupos existentes de paramilitares albaneses estaban desorganizados, faltos de coordinación y aislados. Tan tarde como en noviembre de 1997, el KLA [Ejército de Liberación de Kosovo], el ala "dura" de un grupo terrorista albano anterior, podía haber reclutado a lo sumo 200 hombres, según se ha calculado.

En este punto, los "nuevos colonialistas" de Robert Cooper empezaron a implicarse. Habiendo declarado al principio que el KLA era una organización terrorista, nuestros nuevos colonialistas, con la secretaria de Estado de los EE.UU., Madeleine Albright, a la cabeza, comenzaron a ver en esta heterogénea formación de fanáticos, degolladores y rufianes un vehículo perfecto para su largamente acariciado objetivo de derribar al régimen políticamente incorrecto de Belgrado que ellos y otros liberales "humanitarios" tanto detestaban.

En lugar de ser tratado como un paria, al KLA se le iba a dar ahora su oportunidad. Desapareció el epíteto de "terrorista"; los del KLA eran ahora valientes "luchadores de la libertad", que defendían esforzadamente a su pueblo del brutal régimen "fascista" de Belgrado. El hecho de que, durante 1998, el KLA ejecutó realmente a más personas de su propio pueblo que las que ejecutaron los serbios, no fue muy difundido por los medios de los "Estados posmodernos" de Cooper. Se desvió dinero de la CIA, vía Ginebra, para apoyar sus operaciones, mientras que el BND, el servicio secreto alemán, suministraba uniformes, armas e instructores para acabar de dar forma a la bolsa de gatos del KLA. Gran Bretaña, ahora bajo el liderazgo de unos entusiastas nuevos colonialistas, se mostraba también anhelosa de desempeñar su papel, y desvió a las unidades de la SAS de su búsqueda de los terroristas de Omagh/* para enviarlas a las montañas del norte de Albania, con el fin de que hicieran su parte entrenando a los jóvenes machos del KLA para disparar contra carteros yugoslavos y, de hecho, contra cualquier otro que llevase un uniforme del Estado yugoslavo.

Alineados con el KLA, a nuestros nuevos colonialistas no les importaba un ápice que éste estuviera vinculado a un grupo creado por traficantes de drogas ilegales. Irónicamente, el día en que el "duro" del KLA, Hashim Thaci (tras cambiar sus fatigas de combate y su Balaclava por un traje de diseño) fue abrazado cálidamente por Mrs. Albright al firmar el tratado de "paz" de Rambouillet, la Europol enviaba un informe a todos los ministros del Interior europeos sobre la conexión entre la organización de Thaci y las bandas de drogas albanesas que estaban proveyendo a Europa occidental de más del 75% de su heroína.

No sólo eran los traficantes de drogas del KLA; éstos se hallaban también incontrovertiblemente ligados a la organización al-Qa’eda de Osama bin Laden. Cuando el entonces presidente yugoslavo Slobodan Milosevic declaró que las células de al-Qa’eda actuaban en Kosovo a fines de la década del 90, se lo descartó como propaganda serbia. Pero no hace falta atenerse a las palabras de Milosevic, cuando también disponemos del testimonio de J. T. Caruso, director asistente de la división de contraterrorismo del FBI.

En su declaración del 18 de diciembre del año pasado ante un comité del Congreso, Caruso confirmó que al-Qa’eda había apoyado a los "luchadores islámicos" en Bosnia, Afganistán, Kosovo y Chechenia. "Al-Qu’eda", continuó Caruso, "posee células activas en 20 países, incluidos Pakistán, Egipto, Afganistán, Kosovo, Chechenia y Filipinas". Además, de acuerdo con un reportaje de la agencia Deutsche Press, el apoyo financiero de los países islámicos al KLA fue canalizado a través del ex jefe de la seguridad nacional albanesa, Bashkim Gazidede, un individuo notorio por tener "fuertes vínculos" con los grupos de terror islámicos.

De manera que ya vemos. Justo tres años antes de los bombardeos de Manhattan, las fuerzas del nuevo colonialista Robert Cooper estaban actuando hombro con hombro junto a instructores turcos y afganos en los campamentos del KLA, entrenando mercenarios de Arabia Saudita y Kuwait para librar una guerra santa contra las fuerzas de otro Estado europeo. Uno sólo espera que estos antiguos colegas se encuentren por casualidad en una cueva afgana, recuerden que alguna vez trabajaron juntos y al menos se saluden antes de empezar a dispararse entre sí.

No es sorprendente, dado el apoyo masivo que recibió de todas partes, que en 1999 el KLA fuese capaz de iniciar su campaña para echar a las fuerzas yugoslavas de Kosovo. Cuando la inevitable reacción de seguridad llegó de Belgrado, la temible Mrs. Albright ya estaba lista para aplicar los ultimátums, y después de los "remiendos" de Rambouillet, los nuevos colonialistas tuvieron la guerra contra Slobo que tan largamente habían deseado. Tras una campaña de bombardeos de 78 días y 7 mil millones de dólares, su sueño de un "protectorado" sobre Kosovo finalmente se cumplió. Tres años después, ¿qué ha sido de Kosovo?

La provincia, anteriormente tan diversa en su composición étnica, ha visto, bajo el escudo de la "comunidad internacional", a no menos de 200.000 serbios y católicos expulsados de sus casas, con unos centenares más de asesinados o desaparecidos. Demasiado, para el llamamiento de Robert Cooper a un nuevo imperialismo compatible con los derechos humanos y los valores cosmopolitas. El KLA, ahora oficialmente disuelto, está siendo entrenado de nuevo por los británicos, transformado esta vez en el solícito y afanoso Cuerpo de Protección de Kosovo. Otra vez, los nuevos colonialistas han suministrado sus uniformes.

Mientras tanto, el negocio de la droga sigue su curso. El reciente arresto de tres ex "luchadores de la libertad" del KLA en Noruega, después del descubrimiento del mayor cargamento de heroína en el país, demuestra que los viejos hábitos difícilmente mueren. Se calcula que las bandas de Albania y Kosovo controlan actualmente el 90% del comercio occidental de heroína, 15% más que cuando la comunidad internacional tomó la provincia bajo su control.

Sin embargo, no todo es ruina y oscuridad. Se han creado nuevos empleos en Kosovo; no para los habitantes locales, sino para los ilustres ciudadanos del mundo "posmoderno". Como declara orgullosamente Robert Cooper: "La comunidad internacional aporta no sólo soldados, sino también policías, jueces, funcionarios de prisiones, empleados de banca y otros". Con "otros", Cooper se refiere obviamente a políticos y diplomáticos semirretirados como Pascal Fieschi, de Francia, el nuevo jefe en Kosovo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, y a nuestro Sir Paddy Ashdown, que ha sido ampliamente solicitado como nuevo alto comisionado de la provincia. Se ha dicho, no obstante, que Sir Paddy alimentó dobles pensamientos en relación al cargo: quizás crea que contener el multimillonario negocio de la droga y persuadir a los serbios y católicos de que vuelvan a la provincia para que los francotiradores albaneses disparen al azar contra ellos, es algo que está más allá incluso de su prodigioso talento.

En suma, Kosovo está en un buen lío. Pero es un lío enteramente fabricado por los nuevos colonialistas. Si Cooper y sus discípulos van a seguir su camino, debemos prepararnos para muchos Kosovos más en los próximos años. Esta podría ser una buena noticia para los numerosos políticos y lacayos deseosos de terminar su carrera con un puesto de alto comisionado en algún remoto rincón del mundo, pero es decididamente una muy mala noticia para el resto de nosotros. Como demuestra el ejemplo de Kosovo, el nuevo colonialismo de Cooper, lejos de traer estabilidad y orden, ha hecho exactamente lo contrario.

Ls única cosa que verdaderamente puede "salvar el mundo", es si todos los Estados, sean "posmodernos", "premodernos" o como Cooper quiera etiquetarlos, vuelven a pensar en sus propios malditos asuntos.

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 * El 15 de agosto de 1998 estalló un coche-bomba en el pueblo de Omagh, en Irlanda del Norte, que mató a 29 personas e hirió a más de 200. [T.]