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Eduardo Dalter

Seis poemas

(del libro "Marcha de los Desocupados", Edic. de Nuevo Cántaro, agosto, 2002)

18/9/02

 

 

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BOCA DE LOBO
(Avellaneda, verano, 2002)
 
 
Quieren cruzar el puente
          y no los dejan,
piden pan
no les dan,
quieren saber
de qué se trata,
y les mandan la gendarmería.
 
Quieren avanzar,
y les apagan
todas las luces
                   a la redonda,
quieren reclamar
por todo lo que rifaron,
y les mandan la gendarmería.
 
Quieren respirar,
                    subsistir
con sus hijos
y les convirtieron
en galpones
              y ruina
todas las fábricas.
 
Quieren entender
cuánto es nada
y cuánto la penumbra
                que no termina,
quieren subir
la calle,
y les mandan la gendarmería.
 
 
                      *
 
PAISAJE
 
 
Vacío,
       desecho
y más vacío;
tango sin madre;
agua grumosa,
agua negra;
ojos dados
       vuelta,
en la sombra;
pisadas,
       una sobre otra,
hacia la zanja;
vacío
y más vacío,
bolsas de nailon
y neblina
       empozada
adonde mires.
 
                    *
 
 
MIENTRAS TANTO
(El riesgo político)
 
                            a Ernesto,
                            en San Cristóbal
 
El riesgo político en este país
es salir hambriento tras un gato
y no poder cazarlo.
El riesgo, el riesgo,
es mirar un caballo a los ojos
y no animarte, por tristeza,
        a hundirle el filo
de un solo mortal viento
        hasta su alma,
y que la tristeza, sientas,
        es más escabrosa
que la muerte
        y sus leyendas
        griegas o romanas.
El riesgo, el riesgo,
        son 100 niños diarios,
que se van, se van en tules
        de indolencia
o en un dolor desierto;
algunos con sus rasgos
        contraídos,
algunos en sueños,
        sueños,
y algunos mirándote
desde lo más hondo o callado
        de vos mismo.
Lo demás, amigo,
        es este respirar,
        este exhalar
sobre el borde quemante,
y la noche desencajada
        que nos toca.
 
 
                            mayo, 2002
 
                  *
 
 
DÍAS INTERMINABLES
(Memoria de Teresa Rodríguez)
 
 
Aquellos días interminables
no fueron tan en vano
         ni desprendidos
de la grande argamasa
         que ya se iba moldeando
bajo los vientos más graves
         e ïmplacables.
Algún día, creo, se dirá
que el corte
         de la historia
comenzó con un corte
         de rutas
olvidadas, con neumáticos
          y trapos
envolviendo todo
          en humo denso,
y que la hermandad
          y el abrazo
fueron el gran motor
contra el robo, el hambre
          y la muerte
de un pueblo cercado
          y trizado
por uno de los imperios
          más ciegos
          y criminales
de los tiempos.
 
                  *
 
 
MARCHA DE LOS DESOCUPADOS
 
 
Esta tristeza
        va por agua, por arroz,
por piso y contrapiso.
Esta tristeza
        va por manos,
        va por brazos,
y tiene fervor,
        sudor,
y tiene historia.
Nadie grita en vano,
nadie piensa
        en vano
ni nadie vive la noche
        ciega
en vano.
Esta tristeza
        tiene bocas,
tiene pozos hirvientes
y horas vacías,
        rincones vacíos,
como fábricas vacías.
Esta tristeza
        va con sus banderas,
        escritas y levantadas
en la marcha
        por mil brazos
que se suman,
        se suman,
        se suman.
Por eso esta marcha
        es inocente,
por eso
esta marcha es peligrosa,
por eso
esta marcha deja marcas
        hondas
        y sentidas,
desde las suelas,
desde la sangre,
        desde el alma,
y desnuda
        a represores,
        testaferros,
        caretas
y hambreadores.
Nada más cierto
        que esta marcha,
nada más
        ardiente
        que esta marcha,
nada más
        indetenible
        que esta marcha
que la vida contra la muerte
        va empujando
desde tu hambre,
desde mi hambre,
        por tu pan/ mi pan,
para encontrarse
en cualquier
        abrazo,
        canto o lluvia
del camino. 
 
                    *
 
 
CARTA ABIERTA A MAXI KOSTEKI
asesinado por la represión en Avellaneda
 
 
Nos toca hoy decirle a la gente
humilde y desolada del país
que vos fuiste el joven poeta
que en una avanzada contra el hambre
         y el frío,
en la lejana calle 104, hizo un horno
y que el dorado pan, aún sin entibiar,
iba pronto a las bocas y a las lenguas
como un beso ardoroso y libertario.
Además de tus poemas, sueños y
         pájaros y manos,
que habrán de llegar a los jóvenes
         que sienten que la vida, el abrazo
         son posibles,
vos fuiste, tan temprano, el que tomó
la poesía por las astas e hizo un horno,
con ladrillos, aguas y un tambor
         de aceite,
para dejarnos tu aliento, tus huellas
         del corazón,
en esta travesía íntima y de todos
bajo el invierno más crudo y la
          desdicha.
 
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Poema-mural expuesto en Puente Avellaneda el 26
de julio durante la jornada de repudio a la represión,
al cumplirse un mes del asesinato de Darío Santillán
y Maximiliano Kosteki.
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