Pimienta negra, 16 de abril de 2002

 

El regreso de Chávez deja al descubierto las mentiras del Gobierno de EE.UU. y los media

14.4.02

 

D. Baatar, Jared Israel, Néstor Gorojovsky y Nico Varkevisser
(The Emperor's New Clothes)
Para parafrasear un viejo dicho: «Festejad de prisa; arrepentíos despacio».

El 13 de septiembre, el New York Times se apresuró a regocijarse triunfalmente porque otro enemigo del Imperio norteamericano había sido aplastado.

No importaba que al presidente Hugo Chávez lo hubiera elegido el abrumador voto popular. (Al revés, podríamos decir, que George Walker Bush.)

Un editorial del Times describía el golpe de estado del ejército y los grandes negocios como un esfuerzo para reafirmar la democracia.

«La democracia venezolana ya no está amenazada por un aspirante a dictador... [porque] intervino el ejército y entregó el poder a un respetable dirigente empresarial.» N. Y. Times (1)

Y añadía el Times:

«Pero la democracia todavía no ha sido restaurada, y no lo será hasta que sea elegido un nuevo presidente.»

En lo peor de los tiempos de la Guerra Fría, la clase gobernante de los EE.UU solía atacar a sus oponentes por no convocar a elecciones multipartidarias.

Pues bien, Venezuela tuvo elecciones multipartidarias y Chávez obtuvo una victoria aplastante. Pero esto no era suficiente.

En el Nuevo Orden Mundial, la democracia ya no se define por la convocatoria a elecciones. La democracia se define como el apoyo a la política de los EE.UU. Independientemente de cuántas elecciones ganase Chávez por cuántos abrumadores resultados, su resistencia al diktat de los EE.UU. lo convirtió por definición en un antidemócrata, o sea, en «un aspirante a dictador».

Así, cuando los militares se apoderaron de Venezuela hace tres días e instalaron a un jefe de los grandes negocios adicto a Washington como presidente, el Times no describió este golpe de estado militar como una amenaza a la democracia. Más bien, lo describió como el final de una amenaza a la democracia.

De un modo similar, en el pasado, los editoriales del NY Times habían aplaudido inmediatamente los golpes de estado de Yugoslavia (derrocamiento del presidente elegido Slobodan Milosevic) y de Filipinas (derrocamiento del presidente elegido Joseph Estrada).

Pero esta vez el Times se regocijó triunfalmente un poco demasiado pronto.

 

Todos tienen prisa

Desde que el Nuevo Orden Mundial ha redefinido la democracia como la obediencia al diktat de los EE.UU., lo legítimo es que el contenido democrático de cada acontecimiento deba ser evaluado por el gobierno de los EE.UU.

De manera que no resulta en absoluto sorprendente que el Departamento de Estado de los EE.UU. emitiera un comunicado de prensa evaluando el contenido democrático del golpe de estado venezolano.

El único problema es que el Departamento de Estado, como el New York Times, lo difundió un poco demasiado pronto.

Pocas horas después del golpe, el comunicado de prensa del Departamento de Estado declaraba su apoyo incondicional al golpe. Este documento elogiaba a los militares, que sólo habían tomado el poder para actuar con «moderación», y acusaba a Hugo Chávez del golpe de estado porque bajo su gobierno:

«los elementos esenciales de la democracia... han sido debilitados en los últimos meses.»

Declaración del Departamento de Estado (2)

¿A qué «elementos esenciales de la democracia» se podría referir el Departamento de Estado? No lo dicen, pero todos los periódicos han señalado que la gran disputa en Venezuela ha girado alrededor de la compañía estatal de petróleo.

El presidente venezolano Hugo Chávez ha debilitado los «elementos esenciales de la democracia» al designar como directivos de la compañía petrolífera estatal a gente que era (¡horror!) leal a su administración antes que a la Chevron Oil y, quizás incluso peor, al venderle petróleo a Cuba a un precio accesible.

Chávez no debe haber sido consciente de que esa voluntad de estrangular a Cuba es un componente esencial de la definición de «democracia» del Nuevo Orden Mundial.

La declaración del Departamento de Estado repitió el argumento mediático, sin aportar ni un trazo de evidencia, de que:

«los seguidores de Chávez, cumpliendo órdenes, dispararon sobre manifestantes pacíficos, desarmados, provocando más de cien heridos o muertos.» (2)

Y:

«Los resultados de estas provocaciones son: Chávez renunció a la presidencia. Antes de renunciar, destituyó al vicepresidente y al gabinete. Un gobierno civil de transición ha prometido rápidas elecciones.» (2)

Vayamos a esto directamente.

Primero, Chávez ordenó a sus seguidores que mataran a algunos de sus oponentes. Era escasamente previsible que esto dispersara a una gran manifestación que había sido convocada por los principales canales de televisión y parte del ejército. Pero ciertamente era de prever que sirviera de apoyo a los jefes militares que estaban buscando abiertamente –o intentaban fabricarla una excusa para desencadenar un golpe de estado.

Tras haber ofrecido esta excusa asesinando a presuntos opositores, Chávez cambió de temperamento y actuó con remordimientos, renunciando y haciendo renunciar a todo el resto (se nos ha dicho) que estaba implicado. Este Chávez es muy veleidoso, ¿no?

Ahora podemos declarar con certeza que: a) Chávez nunca renunció; b) nunca despidió a su vicepresidente ni a su gabinete. En otras palabras, el Departamento de Estado, confiando en que Chávez había sido silenciado para siempre, mintió.

Pero ¿por qué?

Porque quería que la toma del poder por los militares apareciera como un «cambio de gobierno» (lo cual, dicho sea de paso, es el título de la declaración del Departamento de Estado) antes que lo que de verdad fue: un golpe de estado instigado por EE.UU.

Para que esto fuera posible era necesario que, antes de que abandonara la escena, Chávez hiciera dimitir a todos los miembros del gobierno y que luego lo hiciera él mismo.

Observen que hubiera sido completamente inaceptable que Chávez renunciara en primer lugar. Una vez que dimitiera, ya no habría tenido autoridad para hacer dimitir al vicepresidente y a todos los miembros del gabinete. Esto hubiera sido violar los procedimientos prescritos por el Departamento de Estado, convirtiéndolo en un antidemócrata.

Puesto que sabemos con toda seguridad que el Departamento de Estado mintió cuando declaró que Chávez había dimitido y había hecho dimitir a todo el gobierno, ¿no es razonable creer que también mintió cuando declaró que había ordenado a sus seguidores que dispararan sobre sus oponentes?

Piensen que disparar sobre los opositores era un acto que (al igual que hacer renunciar a su gobierno) sólo podía ayudar a éstos, dándoles aparentes justificaciones para un golpe de estado al que varios militares que aparecieron en canales de televisión de la «oposición» habían llamado abiertamente.

Pero mientras el Poder y sus Media se felicitaban a sí mismos por el golpe «democrático» y admiraban esta reafirmación de su invencibilidad, se escucharon otras voces.

Los condenados de la tierra, los habitantes de las barriadas de Caracas, cuyos padecimientos son el secreto atroz del brillante imperio de los EE.UU., llegaron por millares, desde los campos, desde las montañas que rodean la ciudad, y junto a los soldados leales recuperaron Venezuela de las manos de lo que a los muchachos de la CIA les gusta llamar «sociedad civil», y todo lo que podemos decir es que ésta es la manera en que el actual imperio mundial de las mentiras acabará: por acciones como ésta de la gente corriente, maravillosa y honesta de este mundo, Dios bendiga a todos ellos.

 

Notas

1) The New York Times, sábado 13 de abril, 2002, última edición - sección final A; página 16; columna 1; editorial: "Hugo Chávez Departs" [La partida de Hugo Chávez]

2) Declaración a la prensa de Philip T. Reecker, portavoz delegado, Washington, DC, 12 de abril de 2002: "Venezuela change of Government" [El cambio de gobierno en Venezuela] http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2002/9316.htm

 

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URL de este artículo: http://emperors-clothes.com/analysis/haste.htm
Título original: "Chávez Comeback Exposes U.S. Government & Media Lies"
Traducción: R. D.
The Emperor's New Clothes: http://emperors-clothes.com
emperorsclothes@aol.com

 

 

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