Manuela Sáenz (Quito, 1828)
Carta prohibida de una mujer (aún) prohibida
9 /3 /02
... desde los prohibidos rincones de la vida, a todas, a todas las "mujeres de fuego y mujeres de nieve" (incluyendo a los hombres-mujer que no esconden su propio derecho a la ternura), la APDH de Ecuador les envía un cálido guiño de cómplices cariños... especialmente a la olvidada ella... a nuestra -prohibida aún- Manuela Sáenz:
"... Sé muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que usted llama "honor". ¿Me cree usted menos honrada por ser él mi amante y no mi esposo? ¡Ah! Yo no vivo de las preocupaciones sociales inventadas para atormentarse mutuamente. Déjeme, mi querido inglés. Hagamos otra cosa: en el cielo nos volveremos a casar, pero en la Tierra... no.
En la patria celestial pasaremos una vida angélica. Allá todo será a la inglesa, porque la vida monótona está reservada a su nación (en amores, digo, pues en lo demás, ¿quiénes más hábiles para el comercio y la marina?).
El amor les acomoda sin placer; la conversación, sin gracia; el caminar, despacio; el saludar, con reverencia; el levantarse y sentarse, con cuidado; la chanza, sin risa. Estas son formalidades divinas, pero yo, miserable mortal, que me río de mí misma, de usted y de otras seriedades inglesas, ¡qué mal me iría en el cielo!
Basta de chanzas. Formalmente y sin reírme, con toda la seriedad, verdad y pureza de una inglesa, digo que no me juntaré más con usted.
Usted anglicano, y yo atea, es el más fuerte impedimento religioso. El que estoy amando a Bolívar, es mayor y más fuerte. ¿No ve con qué formalidad pienso?
Su invariable amiga, Manuela."
(Carta de Manuelita Sáenz a su esposo, el Dr. James Thorne, quien le exigía volver al hogar, "perdonada de todas sus faltas". Quito, noviembre de 1828.)
Este
8 de marzo... nues
Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) del Ecuador.
Nada humano nos es ajeno.
Fuente: Nuestra América