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Astrit Dakli

Tele objetivo

 

18 /12 / 01

 

 

 

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Este artículo se publicó en el periódico Il Manifesto, de Italia, el 14 de diciembre de 2001.[Título original: "Tele obiettivo". Traducción: R. D.]

 

No hace falta decir que impresiona. A pesar de saberse ya todo el contenido, a pesar de tenerse una opinión pésima de su actor protagonista, la confusa grabación difundida ayer por el gobierno de EE.UU. en la que se ve al jeque Osama bin Laden comentar amablemente, con calma y señalado regocijo, el "gran éxito" de los atentados del 11 de septiembre produce un fortísimo efecto sobre el espectador. En realidad, después de haber visto las imágenes, éste exclamará en el lenguaje políticamente poco correcto pero mediáticamente eficaz del presidente texano: "Qué hijo de puta es este hombre".

Está fuera de duda que sobre la opinión publica estadounidense (y no sólo estadounidense) el vídeo producirá un efecto de furor y cólera, volviendo mucho más aceptable –e incluso bienvenido– el epílogo sangriento y vindicativo de la guerra afgana: la masacre de los últimos hombres de Al Qaeda, la captura, el proceso sumario y el fusilamiento del propio Bin Laden (suponiendo que sea hecho preso). Por añadidura, la opinión pública estadounidense, y aun la occidental en general, aceptará de mejor grado una eventual extensión de la guerra a otros países; y probablemente también el abandono del Tratado ABM sobre misiles estratégicos que Bush de manera nada casual ha oficializado precisamente ayer y sobre el que nadie se atreverá a protestar (los rusos y los chinos lo han comentado malévolamente, hablando de "error", pero sin alzar demasiado la voz).

Al contrario, resulta difícil pensar que imágenes de este tipo puedan tener algún efecto "galvanizador" en el mundo árabe-islámico, llamándolo a sublevarse y a estallar contra la pretensión de EE.UU. de poner orden en el planeta; tanto más hoy, con el talibán triturado, Bin Laden muerto o perseguido como un animal salvaje, la idea misma de "un grande y potente estado islámico" ha quedado reducida a añicos. Es indudable, por tanto, que después de este vídeo George W. Bush y su administración tendrán las manos más libres para hacer lo que les parezca en Estados Unidos y en el mundo. Puesto que la execración pública de Osama y su grupo, e indirectamente de todo aquel que tenga algo que ver con el extremismo islámico (las invocaciones a Alá en el vídeo son excesivas, porque Alá mismo no parece satisfecho e indemne y porque el horror y la reprobación no abandonan tampoco a sus palestinos de Hamás y de la Jihad, por muy diferentes que sean ellos de Osama) se verá libre de cualquier traba, de cualquier llamado a la prudencia y al sentido común.

 

Preguntas

 

Pero, aparte de todo esto, no podemos dejar de hacernos algunas pequeñas, quizá mezquinas preguntas sobre la naturaleza del vídeo. Del cual, en efecto, sabemos muy poco. A la primera pregunta –¿será auténtico, o no se tratará más bien de un truco, de un hábil montaje de voces sobre imágenes de personas que hablan de otra cosa?– no podemos darle ninguna respuesta: no tenemos los medios para ello. Aunque seguimos con la duda dentro, creemos que es un vídeo auténtico. Sin embargo, dando por descontada la autenticidad de la grabación, hay otras preguntas, más "técnicas", a las que ni el mismo gobierno de EE.UU. responde: ¿cuándo fue grabado realmente?, ¿por quién?, y sobre todo, ¿por qué?

Si es evidente la utilidad que esto tiene hoy para la Casa Blanca, mucho menos claro está el objetivo que podía perseguir Bin Laden al hacerlo grabar, con aquellas frases que –no hace falta decirlo– son una explícita reivindicación de los atentados, pronunciadas en un contexto alegre y festivo, aunque poco adecuado para cumplir una función de llamamiento a las masas o de testamento político. ¿Debía el vídeo demostrar algo, enviar mensajes, o simplemente autocelebrar el prestigio de Osama como líder árabe e islámico? Y por otra parte no es concebible que un hombre como Bin Laden pueda aparecer en un videocassette diciendo esas cosas por azar, sencillamente porque uno de sus huéspedes tenía una cámara y le divertía hacer una película para que la viera su familia.

La fecha del 9 de noviembre inscrita en la etiqueta ¿es creíble?, y si es así (en esa fecha el frente talibán no había sido aún aplastado en Mazar-i-Shari y por lo tanto era más comprensible el optimismo y el buen humor del comensal de Osama), ¿cómo es que el cassette no se sacó antes de Afganistán, sino que se retuvo allí y luego fue abandonado en una casa de Jalalabad, donde el Pentágono afirma que lo encontró? Más todavía, si el vídeo no estaba destinado a la difusión, ¿cómo es que no fue conservado por el propio Bin Laden o sus hombres en las profundidades de las cavernas de Tora Bora?

Quedan todavía algunas preguntas sobre el valor que puedan tener las frases pronunciadas por Bin Laden que sugieren que fue él quien organizó el ataque contra los EE.UU.(sin probarlo jurídicamente: dos meses después de los hechos, esas frases bien podrían ser una baladronada), pero que dejan dudas. Por ejemplo, ¿cómo es que no menciona en ningún momento el cuarto avión desviado, aquel que no chocó contra ningún objetivo? ¿Y cómo puede enterarse recién entonces Bin Laden de lo que ha dicho un jeque saudita en un discurso público pronunciado el mismo 11 de septiembre, cuando a lo largo de los dos meses transcurridos debe de haber tenido diversos modos de ser informado? En fin, pero es propiamente el último de los problemas, muchas frases son pronunciadas sin ningún nexo lógico con el discurso inmediatamente anterior, como si se tratase de un montaje un poco al azar: por ejemplo, mientras todos hablan de los sueños de tal o cual con el tema común de "avión contra rascacielo", Bin Laden sale con lo que parece a veces la continuación de un relato completamente diferente, hecho muchos minutos antes; después se interrumpe y el discurso vuelve a sus otros argumentos. Muchas de ls preguntas, si no todas, están destinadas a quedar sin respuesta. Lo que cuenta es que el vídeo ha aparecido ahora y que tendrá un cierto efecto. En cuanto a la verdad, ya antes del 11 de septiembre era muy huidiza y ahora parece ser del todo inapresable.