
Andres Ciro Martinez (Voz, Armonica, Guitarra Y Coros)
Daniel "Piti" Fernandez (Guitarras Y Coros)
Gustavo "Tavo" Kupinski (Guitarras Y Coros)
Miguel A. "Micki" Rodriguez (Bajo Y Coros)
Sebastian "Roger" Cardero (Bateria Y Percusion)
Manager: Pocho Rocca
"Eran poquitos -contados con una sola mano- en los primeros shows. Eran amigos los que por el comienzo de los '90 nos hacían el aguante."
Todo empieza a fines del 87, "Por un lado con Mickie y dos pibes más del barrio armamos lo que sería la primera versión de Los Piojos nos relata Piti, cuando es interrumpido por Andrés, quien acota que casi simultáneamente llegaba de la mano de Pablo Guerra (el que supo ser el primer guitarrista de la formación original hasta su partida rumbo a los Caballeros de la Quema) como armoniquista invitado para luego ganarse la camiseta de letrista, compositor y cantante de la banda.
Esas inexplicables vueltas de la vida sitúa nuestra mirada en París, Francia. Allá por el año 1991 cuando Lisa Di Cione en teclados era todavía parte del "clan" piojoso, los encontraría compartiendo escenario con Mano Negra en el Festival de Música Antirracista de Países del Tercer Mundo y para terminar el año a la altura de los acontecimientos el Indio Solari junto con sus Redonditos de Ricota los votaron como Banda Revelación y el mismisimo Skay participó como músico invitado en un recital llevado a cabo en Boa Vista.
Retomando el hilo de esta especie de "reseña histórica" de los chicos oriundos de Villa Bosch, Caseros y Palomar, empezamos a ver las primeras banderas colgadas en el tan querido y añorado Teatro Arpegios o en el ya desaparecido Babilonia.

Una de las tantas fotos de la banda, pero en este caso con un GRANDE, con el DIEGO. Que en ese recital (Obras)le regalo a Ciro los timbos de su ultimo partido, en agradecimiento de la cancion y de todo el afecto que le dan de parte de el, Dalma y Ganina que es lo que mas quiere en el mundo
Entrando en el año 1992 llega la esperada grabación y lanzamiento de su primer trabajo dicográfico Chac tu Chac en homenaje a Enrique Santos Discépolo, de cuya obra la banda son fervientes admiradores, y la potente versión del tango "Yira- Yira" nos deja en claro la expresión de sus propias raíces.
Cabe aclarar que para ese entonces Tavo Kupinski -el "extranjero" dado que sus raíces son de Palermo- había reemplazado a Pablo Guerra en la guitarra.
Andrés se hace dueño de la palabra y nos comenta: "Ese disco fue el empecinado fruto de una apuesta como la que tantos grupos hacen: grabar el primer disco a pulmón, y después ver qué pasa con la gente. No había sello discográfico ni auspiciantes, pero sí muchas ganas e ideas. Nuestro manager anterior, Osvaldo González, financió la grabación y nosotros se la pagamos en cuotas. Con el disco en la calle, pero casi sin difusión los shows seguían sumando gente, y eso para nosotros significaba experiencia".
Muchos de los seguidores de la banda nos preguntamos porqué si su historia data de fines del 87 esperaron tanto para sacar su primer disco, quizá prefirieron esperar el momento justo mientras tanto ir adquiriendo más seguridad y que como resultado final puedan decir que la espera valió la pena. Al preguntarles si esto ellos lo veían como una ventaja nos encontramos con la siguiente respuesta: "Siempre nos intereso tener una personalidad propia, no ser sólo la mera prueba de lo grande que son los Rolling Stones. Pero una cosa es verdad : si nosotros hubiéramos grabado un disco de movida, seguramente hubiéramos sonado como los Stones. Por ejemplo, por entonces nosotros hablábamos de grabar una versión de Pequeño Gallo Rojo en nuestro primer disco. Hoy , cuando lo pienso -comenta Andrés-, creo que hubiera resultado interesante como recuerdo, pero algo así puede resultar definitivo. Al principio, te aseguro que no nos hizo mucha gracia tener que esperar tanto. Yo siempre le tuve mucha confianza a la banda, y por eso me daba bronca que las compañías no nos dieran bola. Pero hoy en día creo que fue mejor, porque te permite preguntarte a vos mismo si realmente la querés pelear".
Promediaba el año '93 y las presentaciones en vivo los llevarían a tocar en ciudades como Mar del Plata, Bahía Blanca y Rosario, y acá tenemos un claro ejemplo de los que nos contaban acerca del poco apoyo -por no decir nulo- de la compañía discográfica, cuando ellos llegaban a los lugares y unos pocos sabían del recital.
Pasamos al que sería el segundo disco de la banda, Ay ay ay (1994) bautizado así porque les gustó la multiplicidad de la frase, el que pueda significar sorpresa, alegría, dolor. El gran cambio que presentó este trabajo con respecto al anterior fue la llegada de Alfredo Toth como productor artístico. "Dos meses antes de grabar nosotros habíamos colgado los guantes. "Ya esta" pensábamos, "ya tenemos el material, vamos y grabamos". Pero apareció Alfredo y nos hizo laburar como perros, puliendo los temas a fondo, tocando y tocando. Logramos cosas que jamás nos hubiésemos imaginado, y eso se nota en el disco. Y pensar que nosotros decíamos "no toquemos más porque le vamos a quitar frescura", nos cuentan los chicos.
Adentrándonos un poco más en los temas del disco, el gran éxito indudablemente es Ando Ganas pero no podemos dejar de mencionar aquellos que se convirtieron en clásicos como Pistolas cuya letra nace a partir del episodio que le tocó vivir a Mickie hace unos años atrás cuando además de ser el bajista de Los Piojos trabajaba de remisero para intentar sumar ingresos y fue víctima de un balazo producto de la violencia e inseguridad que se hace presente en nuestra sociedad. Cuando menciona el balazo, dice, sin entrar demasiado en detalles, que cosas así "le pasan todos los días a un montón de gente y muchos ni siquiera pueden contarlo."
Unas líneas más arriba decíamos que siempre vale la pena la espera cuando al final el éxito toca la puerta como les pasó durante 1996, Tercer Arco vio la luz entre junio y julio, alcanzando ventas que lo convertirían en disco de platino, gracias a las cuales lograron que la única fecha anunciada para su debut en el Estadio Obras, durante el mes de septiembre, se conviertan en dos; sumándole a eso dos micro estadio Ferro en noviembre, otros dos Obras más con estadio lleno para fin de año y como si fuera poco la consagración definitiva de la banda en el mundo del Rock.
Le cedemos la palabra a Andrés que nos cuenta: "Cuando hicimos "Verano del 92" estábamos con Mickie, de la cabeza, por la calle. Lo escribí como respondiendo a un momento copado, y lo dejé como un tema de esos que podés tocar algún día. Mickie después me dijo que la canción estaba buena, que la tocáramos con batería de murga, que iba a sonar bárbara. Estuve un tiempo sin ir a los ensayos, porque se había enfermado mi viejo, así que, cuando volví, los pibes ya la estaban haciendo y se sonaba todo. Con "El farolito" pasaba algo parecido; es de la misma época, un reggae que tenía melodía pero no tenía letra. En vivo, la gente se recopaba. Veinte días antes de empezar a grabar surgió el uoh bamba uoh bamba uoh bamba uoh bamba-ba, lo metí, encajó de una y así salió".
Meses inolvidables los del '97 para Los Piojos, el éxito crecía al por mayor con la difusión en las radios de El Farolito y Verano del '92, en las cadenas de televisión el video clip de Maradó, los 10 mil piojosos que se hicieron presentes en el Microestadio de Racing de Avellaneda y los 7000 en Parque Sarmiento, lo cual ayudaría a cerrar ese año con todo.
Comienzos de 1998 , con coros de chicos, vientos, cuerdas, sonidos sampleados, masterizado en Nueva York, Azul es un disco que se nos presenta con mucho clima, "raíces propias, fundidas con el sonido rockero de la banda." Esa es la esencia del álbum para Tavo y Piti.
Una vez en una entrevista le preguntaron el porqué del nombre del cuarto trabajo de estudio para Los Piojos y acá está lo que Andrés respondió: "Lo gracioso es que el título del álbum y a partir de ahí la ecuación color/música para explicar la historia discográfica de la banda, nace en las costas brasileñas, con un montón de "M&M" desperdigadas sobre una mesa. Después de mirarlas una y otra vez, Andrés notó que faltaba uno de los colores primarios, por caso el azul, y sintió que esa suerte de eslabón perdido en una tarde de no hacer nada junto al mar, debía convertirse en el punto de partida a la hora de discutir el título del nuevo disco".
Maradona: El más grande. "El segundo disco se lo dedicamos porque lo estábamos grabando durante el Mundial del 94. Y nos pegó mucho todo lo que pasó", acota Tavo.
Pero no fue suficiente. Y en el tercero le dedicaron un tema: "Maradó lo empecé a hacer cuando le hicieron la cama con la cocaína y lo terminé en el 94. Pero recién estuvo listo para Tercer arco. Nuestra admiración es lo que dice la letra. Para nosotros es el jugador más grande del mundo y en un partido donde juega Maradona puede pasar cualquier cosa. Hay magia", Andrés nuevamente haciendo uso de la palabra.
Y pasó lo que tenía que pasar; uno de los momentos más anhelados por Los Piojos: cuando finalmente se hizo presente nada más ni nada menos que el Diego durante los shows en Obras en mayo del 99, momento que quedaría grabado en lo que fue el disco en vivo de la banda, Ritual: "Se llama así porque me acuerdo que una vez leí en una remera la leyenda "Miles de almas en un ritual sin calma" y es eso justamente lo que se da entre el público y la banda, algo absolutamente repartido, que es fundamental, no sólo por su presencia, sino también por su entrega para que todo funcione y era justamente esa frase la que definía el concepto", nos explica Andrés.
El '99 los encontró con varios shows por el interior, comenzaron el verano tocando en el Autocine de Villa Gessell para luego durante el resto de los meses presentarse en Bariloche, Junín, La Plata -durante ese recital anunciarían el nombre del nuevo disco y el lanzamiento de su propio sello El Farolito Discos-. Estuvieron también por Caleta Olivia y Comodoro Rivadavia para luego dejar pasar dos meses y hacer un All Boys que contaría con la presencia de 26.000 piojosos y grandes invitados como lo son el Chizzo, Tete y Tanque de La Renga.
Se acercaba fin de año, después de visitar lugares como Rosario, Córdoba y Concordia, decidieron despedirse de Capital Federal en el barrio de Villa Crespo. Serían 22.000 personas las presentes en el estadio de Atlanta aquel 18 de octubre.
Y el 30 de diciembre la Ciudad de La Plata los invitaría a festejar los 100 años de su fundación, convocando en la Plaza Moreno para el último ritual 100.000 almas sin calma.
Terminado ese año, llega el 2000 con grandes cambios para Los Piojos, la llegada de Sebastián Cardero a la batería luego de la partida de Dani Buira y la explicación de la banda al respecto lo harían a través de una carta en la cual además, despejaban todos los rumores de una posible separación. Por suerte pudimos respirar profundo sabiendo que habría Piojos para rato.
Mientras todos estábamos esperando la llegada del nuevo disco, los chicos hicieron presentaciones por Chile, Santa Fe, Córdoba, y para julio durante dos fines de semana, llenarían siete Obras logrando un nuevo record para la banda.
Finalmente Verde Paisaje del Infierno vio la luz en octubre, el sexto trabajo los encontraría con Andrés a cargo de la producción artística -como todos sabemos el legendario Alfredo Toth fue su productor de los anteriores álbumes- y Ricardo Mollo esta vez se encargaría de la producción de las guitarras -además de su participación especial en el tema Morella- . La presentación del mismo fue un 16 de diciembre en el estadio de Atlanta donde se dieron al encuentro unas 30.000 personas, fue impresionante como a pesar del poco tiempo que tenía el disco en la calle todos cantaron los nuevos temas, desde los que ya habían sido tocados con anterioridad (El Reggae Rojo y Negro, María y José, Media Caña, San Jauretche, Luz de Marfil) como los que por primera vez empezaban a formar parte de los rituales piojosos.
Gracias, muchas gracias...