Posiciones básicas del Cemicor |
1- El mundo atraviesa por un periodo de ofensiva reaccionaria. La actual contrarrevolución en curso no tiene un carácter fascista o predominantemente bonapartista. El movimiento obrero organizado no ha sido físicamente aniquilado en ninguna parte. Se trata de una contrarrevolución demo-liberal que puede avanzar gracias a que el conjunto de las organizaciones obreras de masas se están pasando al campo del capitalismo privatista. El actual período mundial se caracteriza por la destrucción de la principal conquista de la humanidad (los estados obreros degenerados) y por los mayores ataques contra las condiciones de trabajos y el poder adquisitivo de las masas laborales. El stalinismo no cayó en manos del proletariado sino del imperialismo y eso ha hecho que las cosas se tornen aún más duras. El fin de la bi-polaridad ha creado un mundo multi-polar dominado por las grandes potencias capitalistas que compiten entre sí creando bloques regionales y que es más inestable y anti-obrero. El llamado fin de la división entre derechas e izquierdas es, en verdad, el paulatino pase de la izquierda a las posiciones del neo-liberalismo.
2- Los estados obreros degenerados, que gobernaron sobre un tercio de la población mundial, se están desmantelando. Estos estados nunca llegaron a ser socialistas pues ello presupone la abolición del dinero, el mercado y las clases. Es mas, salvo el caso de la URSS (donde un estado obrero relativamente sano fue burocráticamente degenerado mediante una serie de matanzas y guerras civiles), el resto de estos estados no surgieron de revoluciones de consejos obreros y desde un inicio nacieron como dictaduras proletarias burocratizadas y degeneradas. En estos países se lograron grandes conquistas sociales (disminución de las diferencias de clase, sexo y nación, industrialización, alfabetización, seguridad social y pleno empleo, bienestar social, etc.) pero el poder político se mantuvo en manos de una nueva oligarquía que no era la propietario de los medios de producción pero que los usufructuaba. Sus privilegios los conseguía negociando con la burguesía mundial y oprimiendo a los trabajadores pero defendiendo mal e inconsecuentemente las bases de una economía post-capitalista. La transición del capitalismo al socialismo fue bloqueada por esta casta burocrática, la misma que ha terminado reabriendo las vías para la acumulación burguesa. Esta oligarquía combatió la revolución mundial y planteó la convivencia del capitalismo y el mantenimiento de su propio isla "socialista" dentro de un globo dominado por las multinacionales. Incapaz de hacer frente al desafío militar y tecnológico de los dueños del planeta, de permitir que los usuarios y trabajadores controlen democráticamente la producción y la calidad de los productos, y acentuando las desigualdades sociales y el totalitarismo, las burocracias fueron minando a estos estados, se fueron endeudando al FMI o concediendo al mercado mundial y terminaron empujando al descontento popular a los cantos de sirena del imperialismo "democrático". La imposición de un régimen abiertamente anti-socialista y promotor del capitalismo que empieza a destruir la economía planificada, el monopolio estatal del comercio exterior, la banca y la gran industria y que transforma a la moneda en dinero real capaz de adquirir y crear capitales, evidencia que la superestructura estatal se ha tornado en abiertamente burguesa. En la actualidad todos los 28 países de Europa del este y de la Ex-URSS se han tornado estados capitalistas. En China, Indochina, Corea del norte y Cuba el poder sigue en manos del partido único de la burocracia y la economía sigue siendo fundamentalmente planificada. Sin embargo, allí se están venido produciendo grandes concesiones a las multinacionales y a la acumulación privada.
3- Los levantamientos que sacudieron al este desde 1989 no produjeron una revolución política. Trotsky siempre luchó por que los trabajadores sean quienes derroquen a la burocracia, pero consideraba que el remplazo de esta lacra asesina por una nueva clase burguesa era algo mucho peor. Desgraciadamente, la casta que parasitariamente mal administraba los medios estatizados de producción ha sido remplazada por una nueva burguesía o por agentes directos del imperialismo que están promoviendo la peor contrarrevolución social de todos los tiempos. Es este factor el que sirve de puntal para la mayor ofensiva reaccionaria de la postguerra. En las acciones de masas contra los stalinistas, los revolucionarios podrían haber participado activamente pero planteando en todo momento que su meta es la regeneración de los estados obreros mediante una revolución política y que por ello no podrían hacer frentes con la oposición burguesa quien trataba de crear nuevos estados burgueses.
4- El grueso de la izquierda mundial y del "movimiento trotskista" saludó la imposición de regímenes parlamentarios en el este como si fuera un triunfo de la democracia o un avance de la revolución. Lambertistas y morenistas exigieron la unificación inmediata e incondicional de las dos Alemanias con lo cual exigían que el principal imperio europeo se trague al más industrializado estado post-capitalista. Dentro de los estados stalinistas los trabajadores debían luchar por plenas libertades para su clase y por que los consejos obreras sean órganos alternos de poder. Ese objetivo es antagónico al de la democracia burguesa que ofrece la zanahoria del parlamentarismo para poder crear un consenso en favor del mercado. Por otra parte, algunas sectas (como los espartaquistas o posadistas) llamaron a servir de cola de las burocracias duras pensando que éstas podían defender a los estados obreros. El conjunto de la burocracia, al igual que el de la burguesía latino americana, se ha ido pasando al campo del neoliberalismo. Los sectores "duros" como el de Yanayev o Milosevic no plantean la defensa del estado post-capitalista sino un proceso de restauración nacionalista que evite la separación de las naciones y se dé en base a un modelo más autoritario y controlado.
5- En los levantamientos de Polonia 1980-81 los trotskistas teníamos la obligación de estar con la clase contra la burocracia pero oponiéndonos tanto a quienes exigían que el clerical Walessa llegue al gobierno (Morenistas, Altamirismo) o quienes apoyaron la represión militar de Jaruselski (espartaquistas). El golpe polaco fuertemente debilitó al más militante proletariado europeo y ayudó así a que la burocracia se vaya enfeudando al FMI al mismo tiempo que los trabajadores europeos iban siendo golpeados. En los 1980s vemos claramente como las economías del este europeo se van estancando y como las burocracias se van adaptando a las condiciones que el FMI estaba imponiendo en otros países. La parálisis del modelo burocrático fue tomada en cuenta por la nueva ofensiva neoliberal de Thatcher y Reagan quienes lanzaron su ofensiva privatista y de militarización del espacio logrando conseguir que se doblegue el Kremlin. El crimen cometido por muchas corrientes cuartistas era que se adaptaron a esta ofensiva que estaba barnizada de "respeto a los derechos humanos" y de "democratización" terminando haciendo frentes con los agentes directos del imperialismo.
6- Para los marxistas el imperialismo "democrático" es el principal enemigo y debemos defender a toda nación oprimida o estado obrero degenerado que entre en contradicción con éste, a pesar de lo nauseabundo que puedan ser sus regímenes autoritarios. Infelizmente, el grueso de la izquierda mundial considera que los EEUU o la UE puede jugar un rol progresivo en "pacificar", "democratizar" o "proteger" en Haití, Bosnia, Somalia, etc. Por el contrario, la única potencia que ha arrojado bombas atómicas sobre civiles indefensos, que tienen tantas armas nucleares, químicas y bacteriológicas capaces de eliminar al género humano y que domina, hambrea y saquea al grueso de la humanidad, es lo más antidemocrático que existe.
7. Los bolcheviques no podemos despreciar las consignas democráticas. Por el contrario, debemos ser sus campeones. La actual ofensiva reaccionaria busca legitimidad promoviendo sistemas multi-partidarios y gobiernos electos. Para desenmascararlos requerimos demostrar su naturaleza tan hipócrita y antidemocrática. Exigimos la abolición de las monarquías y de los presidentes, el derecho a votar y ser electo a todos los mayores de 16 años o que trabajen, la revocabilidad de todos los cargos, etc. Sin embargo, nos negamos a formar bloques pro-democracia con la burguesía. Ello implicaría arrastrar al proletariado al campo de un ala de sus enemigos de clase. En los levantamientos anti-dictatoriales de masas (como Sudáfrica, Congo, Paraguay, Filipinas, etc.) los revolucionarios deben participar junto a las masas obreras buscando que éstas estructuren organismos de poder y milicias independientes para poder rebasar y jaquear a los agentes democratizantes del imperialismo (como Mandela). Mientras que para la mayor parte de la izquierda internacional hay que optar por las democracias contra las dictaduras, y por ende hay que ir tras los apologistas de los EEUU o la UE, los revolucionarios decimos que la única forma de conseguir la democracia real es construyendo consejos y haciendo la revolución proletaria, y que, para ello, nuestro enemigo principal sigue siendo el imperialismo falsamente "humanitario".
8- La actual ofensiva reaccionaria está logrando un giro hacia la derecha de la escena política mundial. Anteriormente los partidos obreros de masas sostenían que ellos iban a nacionalizar o hacer reformas laborales. Ahora, ellos aceptan e incluso administran los procesos de privatizaciones y de recortes sociales. Al igual que la derecha tradicional aceptan a rasgos generales el neoliberalismo, pero buscan obtener apoyo popular diciendo que no harán ajustes tan duros o que protegerán lo más que se pueda de lo que quede del estado de bienestar social. Los sectores menos derechizados de las organizaciones de masas constantemente están planteando una serie de frentes populares con sectores burgueses para preservar las empresas públicas, una serie de servicios sociales o el medio ambiente. Bajo la idea de combatir al neoliberalismo esos sectores acaban promoviendo un modelo capitalista proteccionista o de mayor intervención estatal. Es decir, un regreso parcial al modelo anterior al de los ochentas. Muchas veces, esos planteos van de la mano con discursos reaccionarios de defensa del propio viejo imperio contra la UE. Los revolucionarios debemos participar en toda movilización de masas que se haga sobre algún punto progresivo buscando extender y radicalizar éstas. Exigimos que la resistencia contra las privatizaciones y cortes desemboque en marchas combativas multitudinarias, en paros, huelgas y ocupaciones. Aceptamos la posibilidad de hacer acciones de masas en coordinación con fracciones burguesas. Mas, nos oponemos a los frentes populares. Rechazamos los frentes rojo-verdes o los bloques por la defensa de la soberanía nacional. Es imprescindible una campaña por frentes únicos de los trabajadores contra las embestidas reaccionarias. Llamamos al conjunto de la izquierda a movilizar a las masas en esa vía. Nos oponemos a hacer que los trabajadores hagan frente único con un sector de sus explotadores.
9- Las consignas transicionales siguen manteniendo su importancia y nos oponemos a desdeñar éstas para dar paso a programas mínimos o democratizantes. Hay que movilizar a las masas hartas de desempleo, miseria, polarización social y bajas condiciones de vida bajo consignas que apunten a cuestionar directamente al capitalismo. La escala móvil de horas de trabajo y de salarios, el control obrero, la apertura de los libros de contabilidad, el desconocimiento del pago de la deuda externa y otras demandas transicionales son esenciales y deben estar presentes permanentemente dentro de las plataformas de la clase.
10- Uno de los efectos del actual periodo es que la debilidad del movimiento obrero organizado está haciendo que la protesta sea canalizada por movimientos poli-clasistas. El más importante es el que trata de unir a todas las capas sociales bajo la idea de pertenecer a una misma nación, etnia o religión. El nacionalismo se va tornando una ideología creciente que propone la incorporación a la globalización desarrollando sus propias identidades culturales y sacando provecho de sus ventajas regionales. Defendemos a todo grupo humano oprimido. Dentro del capitalismo somos defensores incondicionales del derecho de las naciones a la autodeterminación. Sólo podemos oponernos a éstos o condicionarlo cuando este derecho se da a cambio de oprimir a otros (como los blancos en Sudáfrica, los hebreos en palestina o los protestantes en Irlanda). En los estados obreros degenerados defendemos los derechos de las distintas minorías nacionales, pero nos oponemos a ir tras reaccionarios como el Dalai Lama exigiendo la restauración del oscurantista estado del Tíbet. Planteamos repúblicas de consejos obreros que democrática y voluntariamente se federen entre sí. Defendemos incondicionalmente a las luchas nacionales (Timor este, Kurdistán, Palestina, Bouganville, etc.) contra los estados centralistas y opresores. En la Unión Europea exigimos que todas las naciones tengan el derecho a escoger si quieren tener sus propios gobiernos independientes o autónomos. Exigimos la libertad incondicional de todos los presos vascos, irlandeses republicanos, etc.
11- La globalización no implica un mundo libre. Cada vez más se van creando barreras entre regiones y se crean aún mayores obstáculos para el tráfico de los trabajadores que provienen de los países saqueados por el imperialismo a alas metrópolis. Llamamos a la abolición de toda traba inmigratoria (salvo en los casos de defensa de un pueblo oprimido contra colonizadores). Nos oponemos a la creación de bloques capitalistas regionales (TLC, Mercosur, UE, ASEAN, etc.). Sin embargo, nos negamos a ir tras la rastra de quienes llaman a la defensa de la vieja patria. Nuestra oposición es de clase pues estamos contra la formación de un "super-imperialismo" europeo o un bloque tras los yanquis. Luchamos por la unidad socialista de esos países y por que se aprovechen esos bloques para hacer movilizaciones conjuntas de los proletariados de esas naciones demandando mejoras y coordinando las luchas contra los recortes que las uniones entre países exigen.
12. Nuestro objetivo son insurrecciones de consejos obreros que lideren a las mayorías hacia el derrocamiento de las burguesías y el establecimiento de dictaduras proletarias. Nos oponemos, por ende, a las estrategias de la guerrilla y el parlamentarismo. El partido revolucionario está en la obligación de utilizar la palestra electoral para propagandizar sus ideas y organizar a las masas, pero debe rechazar toda idea en sentido que haya algún parlamento que pueda tornarse en constructor del socialismo. Por eso rechazamos las tesis de asambleas constituyentes anticapitalistas promovidas por la LICR o el PTS, o los parlamentos socialistas del Militant. En los procesos electorales los revolucionarios pueden plantear la táctica del frente único demandando a las organizaciones obreras el que luchen por las demandas de la clase y rompan con la burguesía. Al mismo tiempo que se puede y debe dar apoyo crítico electoral a las organizaciones obreras de masas se puede impulsar candidaturas luchadores independientes de clase contra los cortes, las privatizaciones y los ataques.
13- Defendemos a todo movimiento guerrillero que se enfrenta al imperialismo y a las dictaduras reaccionarias. Sin embargo, no apoyamos su estrategia. En ninguna parte la clase obrera ha tomado el poder por esa vía. Esa violencia es dirigida y parte y se basa en una clase extraña al proletariado. La guerrilla sino termina aplastada puede acabar negociando su incorporación al sistema (como en los casos de los Andes del norte o Centroamérica). En caso de tomar el poder mantendrá el estado capitalista (como Nicaragua) o, en caso sumamente excepcional, podrá proceder a establecer un Estado obrero degenerado que requiera de una revolución política proletaria contra la nueva oligarquía. Sin embargo, la destrucción de la URSS y de los estados obreros degenerados hacen casi imposible el que esta difícil variante pueda repetirse. Luchamos por la libertad incondicional de todos los presos guerrilleros antiimperialistas y llamamos a estas organizaciones a que subordinen sus milicias a los organismos democráticos de las bases. La clase obrera debe mantener su propia independencia frente al militarismo pequeño burgués.
14- Luchamos por una nueva internacional lenin-trotskista y por la refundación del partido mundial de la revolución socialista. La cuarta internacional en su conjunto se pasó al centrismo en 1948-51 cuando admitió la posibilidad de que fracciones de la burocracia (como la de Tito) pudiesen crear estados obreros capaces de ser reformados sin revolución política y cuando en 1952 acabó apoyando al MNR en la única revolución en la que el trotskimo pudo haber tomado el poder. El conjunto de las fracciones pablistas y ex-pablistas en la que ésta se ha ido atomizando han sido incapaces de modificar ese rumbo. La LICR, que fue el intento más serio para revertir esa crisis, ha acabado tras la cola del imperialismo democrático postulando la derrota de los pueblos bombardeados por el imperialismo y patrocinando la democracia burguesa como algo progresivo en los ex-estados obreros. El Cemicor llama a las corrientes de la izquierda del llamado "movimiento trotskista internacional" para discutir y crear las condicione para el establecimiento de una tendencia internacional que luche por la reconstrucción de la internacional comunista revolucionaria.