Ascetismos

Leonardo Arres Navarrete

¿Qué es la vida en realidad?
Me cuestioné una mañana,
después de cuarenta inviernos,
cuando el ocaso rayaba,
en la tarde de mi vida.

Me di cuenta que existía,
porque mi cuerpo sentía,
porque mis manos tocaban,
porque mis ojos miraban,
porque sentía los placeres.

Porque miraba a los seres,
que rodeaban mis espacios,
y los objetos que adornan,
este universo que habito.

Porque mis manos tocaban,
la textura material,
de cosas que acariciaban,
en su aspecto natural.

Porque mi cuerpo gemía,
cuando el hambre le acogía,
cuando el frío le templaba,
cuando el miedo le acosaba.

Por esa y muchas razones,
pude saber que vivía;
como vive un animal,
por vivir y nada más.

Un día, me desperté,
a la vera de un camino
y una sorpresa encontré,
cuando busqué otro destino.

De pronto pude mirarme,
de una manera distinta:
el animal ya no estaba,
había un ser inteligente.

Me di cuenta que existía,
no nada más que vivía.
Me di cuenta que otro estaba,
en el cuerpo que ocupaba.

Porque le escuché llorar,
blasfemar y reclamar.
Porque le oí suspirar,
como también bendecir.

Alguien buscaba salir,
para encontrarse a sí mismo,
porque quería compartir,
su mundo sin egoísmo.

Por primera vez acepté,
con otro ser fusionarme.
Mayor sorpresa encontré,
cuando pude comprenderme.

Esa fusión fue excelente,
cuando al mirar mi presente,
pude apreciar la verdad,
de la vida en realidad.

En mi prisa por vivir,
no tuve tiempo de ver,
la perfecta maquinaría,
que contenía a mi ser.

Que a pesar de ser la obra,
más grandiosa del Creador,
tiene un reloj marcador,
que no precisa su hora.

Que estoy contenido en ella,
pero no es parte de mí.
Que debo vivir en ella,
hasta que llegué su fin.

Y que al partir de la tierra,
inerte se ha de quedar.
Pues conmigo no viajará,
a donde reina el amor.

He podido comprender,
muchas cosas que mi ayer,
nunca pudo interpretar,
cuando mi etapa animal.
Mi espíritu es una cosa,

mi cuerpo es algo distinto.
Aquél tiene una misión,
éste cumple una función.

Mi cuerpo habrá de morir,
cuando cumpla su objetivo.
A la tierra debe volver,
para acabar destruido.

Mi espíritu en cambio, ha de cumplir
una función muy distinta,
para volver al Creador,
sin que su Luz quede extinta.

El tendrá resurrección,
cuando me llegue la muerte.
Y no será precisamente,
mi cuerpo quien resucite.

No tendrá que esperar,
hasta el final de los siglos,
en que venga mi Señor,
a juzgarmé por mis actos.

El viajará sin temor,
al mundo de lo perfecto,
para saber si alcanzó
a perfecionarse otro poco
y vivirá eternamente
buscando encontrar a Dios
para cumplir tiernamente,
con todos sus designios.

Por fin pude comprender,
lo que es amar de verdad,
que difiere una inmensidad,
a cuando se ama por placer.

¿Qué es la vida en realidad?
Una efímera ilusión,
en un tiempo sin noción,
en un cuerpo tan perenne,
en un mundo tan trivial,
donde reina lo material.

Tú, podrás acumular,
como loco y sin parar,
las riquezas tan banales,
que nunca te evitarán,
la muerte que llegará.

Como podrás observar,
nada te puedes llevar,
de esta mentira irreal.
Todo lo debes dejar.

Ni el tesoro más valioso,
que es tu cuerpo primoroso.
En cambio, tu pensamiento,
volará hacia el firmamento.
Y entre más conocimiento,
lo conforme su intelecto,
llegará a ser más perfecto.

Por lo tanto, como puedes ver,
quien gana en esta vida,
no es el cuerpo que fenece.
Pues todo se vuelve a perder
y nada puede llevarse,
al lugar a donde va.

Pero el alma se engrandece,
llevándose lo aprendido.
Que es la riqueza más pura,
que el hombre puede ambicionar.
No se pierde en el olvido,
como sucede en la tierra.

Por fin puedo comprender,
la grandeza de mi Dios.
Que aunque dio vida a los dos,
para en el mundo existir,
uno habrá de sobrevivir,
el otro habrá de fallecer.

La gloria la llevará,
aquél que viaja en el tiempo,
pues vivirá eternamente,
cultivando su intelecto,
que por su amor amará,
este cuerpo tan perfecto.

Ya no me mueve el instinto,
de vivir como animal.
Ya puedo pensar distinto,
con el fin de procurar,
la existencia espiritual.

Hoy procuro interpretar,
qué es la vida en realidad.
Y utilizó el pensamiento,
buscando a Dios encontrar.

4/Abril/1996

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