Anoche escuché un poema,
que lamentaba el amor,
de un poeta soñador,
por una casada infiel.
Le pedía que volviera,
que todo lo olvidaría,
que también perdonaría,
aunque ella no le amara.
El mundo no le importaba,
que su amor lo criticara.
Porque volviera a su lado,
sollozaba el desdichado.
Y pensar que estuvé así,
en es cruel condición.
Enajenado por tí,
sufriendo tu maldición.
¡Qué poco amaba mi ser,
por dejarle padecer,
la miseria por placer,
de tan indigna mujer!
No me engañaste tú a mi,
porque te amaba yo a tí,
como te amo hasta hoy.
Te mentías a ti misma,
fingiendo que me querías,
por eso es que no podías,
serme fiel como decías.
Dios nos hizó muy distintos,
de cuerpo y de pensamientos.
Yo te brinde la igualdad,
unida a la libertad.
Con circunstancias iguales,
yo vivía con sobriedad,
amando mi libertad.
Tú buscaste los placeres,
donde no había ideales,
ni futuro ni camino.
Tan pobre estaba tu amor,
que al no tenerme presente,
te fuiste con otra gente,
tu cuerpo a satisfacer.
No ofendías mi persona,
humillabas tu vergüenza.
Alguien que actúa de esa forma,
no merece de compasión.
Es un ser que no razona,
que lo mueve la pasión.
No vale entonces la pena,
amarle con devoción.
No te burlaste de mi,
ni defraudaste mi fe.
Mataste tu corazón
y defraudaste tu amor.
Porque vives engañada,
que puedes amar, amor.
Somos dos almas distintas,
muy distintas de verdad.
Tú sabes bien despreciarme.
Yo procuro el perdonarte.
Tú prefieres olvidarme.
Yo pido a Dios bendecirte.
Tu silencio fue el desprecio,
conque odiaste mi partida,
disfrazando la vergüenza,
que produjo tu ignominia.
Por eso no te atreviste,
a defender tu tristeza.
Si algún día estuve ciego,
por el amor que te tuve
y perdoné tu soberbia.
Hoy tendría que estar loco,
para volver a tu lado
y que dañarás mi alma.
Un ser humano que "ama",
como lo hiciste algún día,
puede amar a la pasión
y no sentir compasión,
cuando el "amor" se le acaba.
Pues satisface su carne,
en la pasión animal,
que confunde torpemente,
con el "amor" ideal.
Un espíritu que ama,
encerrado en una piel,
puede amar con tal calma,
por eso se vuelve fiel.
Puede amar sin esperar,
que correspondas igual.
Puede marte noblemente,
sin que divague su mente.
Puede saber pedonarte,
aunque no te lo merezcas.
Sin necesidad que lo pidas,
sin temor de equivocarse.
Sin querer me sonreí,
cuando escuché ese poema.
Yo no te guardo rencor,
como el que anida tu alma.
Y ya no siento el dolor,
como el que un día sentí.
Siento tristeza por tí,
pues no fuí yo quien perdí.
Otra vida descubrí
y eso te lo debo a tí.
¿Cómo puedo despreciarte,
en lugar de agradecerte?
Mi mano yo la estiré,
revoloteando en el fango,
procurando rescatarte,
tratando de ser tu amigo.
Vilmente la despreciaste,
como si fuera un mendigo.
Pero no te pediría,
ni jamás te rogaría,
que regresarás a mí.
Tú quieres vivir así,
porque dices ser feliz,
andando de mano en mano,
cual miserable gusano.
Nunca podrás apreciar,
lo que es amor de verdad.
Mucho menos la amistad,
que se te pueda brindar.
Un día dijiste amar,
por toda la eternidad,
se te olvido que existía.
Me brindaste tu amistad
y no le diste lealtad.
Ya no pudimos amar,
ni tampoco ser amigos.
Si un día reclame tu amor,
perdonamé, estuve loco.
Si un día sentí dolor,
hoy no me mueve la pena.
No creo que sientas rencor,
si te escribo de este tema.
Puedo decir que te amo,
aunque jamás lo comprendas.
Pero el volver a tu lado,
no es afán que me conmueva.
Vive feliz tu destino,
aunque olvidarme no puedas.
Yo te diré con franqueza,
lo que indica mi nobleza.
Que guardaré tu recuerdo,
como parte del pasado.
Que te amaré como amo,
las cosas del universo.
5/Abril/1996