Mira que somos distintos,
hasta para recordarnos.
Cada cual piensa a su modo,
cuando fluye algún recuerdo.
Yo recuerdo con cariño,
esos momentos felices,
sonriendo muy dulcemente,
añorando mi pasado.
Cuando recuerdo tu engaño
y los tiempos infelices.
Cambio el canal de mi mente,
para no volverme huraño.
Después me digo en silencio,
para ver la realidad.
No tiene objeto el desprecio,
cuando se amo de verdad.
¿Porqué he de maldecirte,
cuando debo bendecirte?
Porque todo me lo diste,
cuanto tu amor me entregaste.
¿Porqué habré de despreciarte?
¿Porqué dejasté de amarme?
¿Como poder odiarte,
cuanto te amo todavía?
No podría recordarte,
si no hubiera sentimiento.
Y pretender olvidarte,
rumiando resentimiento,
sería una triste vergüenza,
de un amor sin esperanza.
Por eso intenté buscarte,
para quedar como amigos.
Como un día me juraste,
que sería nuestro adiós.
Me demostraste tu odio,
despreciaste mi amistad.
Preferiste del silencio,
rumiar en tu soledad.
Estoy seguro que a veces,
ves mi figura y padeces.
Y maldices en silencio,
el no tenerme a tu lado.
Puedo afirmarte que llora,
lo profundo de tu ser.
Pues no puedes comprender,
porqué demonios me añoras.
Fue más fácil maldecirme,
que ver que te equivocaste.
Por eso no me "recuerdas",
ni jamás me buscarás.
El orgullo pudo más
y el temor a los demás.
Más nunca me olvidarás,
porque en tí me llevarás.
Fuímos distintos amor,
yo terminé por amar,
por amar y nada más.
Tu acabaste por odiar,
lo que juraste adorar.
Escribo estos sentimientos,
para dejarle constancia,
al mundo de que te amé.
Tú callas tus pensamientos
y me finges ignorancia,
para que muera mi fé.
Fuímos distintos amor,
para amar y para odiar.
Tú sufres para olvidar,
yo disfruto el recordar.
Sin embargo, nos amamos,
con la pasión de dos locos.
Ahora tenemos que odiarnos,
para constar que hubo amor.
7/Abril/1996
